La Infanta Elena, ‘Celestina’ de una pareja contra todo pronóstico
Los Reyes se marchan a Japón para la entronización de Naruhito
El as en la manga de la Casa Imperial de Japón para garantizar la sucesión
La salud de la emperatriz emérita Michiko pone en alerta a Japón
El especial vínculo entre los Borbones y los nuevos emperadores de Japón
Los actuales emperadores de Japón, Naruhito y Masako, cumplen veintinueve años de matrimonio, los últimos tres con un significativo cambio en sus vidas. Y es que en noviembre de 2019 se celebró la entronización de Naruhito, en una celebración por todo lo alto a la que asistieron numerosos rostros de la realeza mundial, incluidos los Reyes don Felipe y doña Letizia, poco antes de su viaje de Estado a Corea del Sur. Sin embargo, no fueron ellos los que tuvieron un papel importante en el romance de la pareja, sino la Infanta Elena.
La hermana de Felipe VI ejerció, de alguna manera, como ‘Celestina’ para los actuales emperadores. Fue en el año 1986 cuando la duquesa de Lugo hizo una visita oficial a Japón en la que, como era de esperar, coincidió con el entonces heredero al trono. En este viaje, la Infanta Elena tuvo la oportunidad de inaugurar una importante exposición dedicada a la figura de El Greco y además participó en varios actos.
Sin embargo, el viaje de la Infanta Elena a Japón no era un desplazamiento oficial, sino de carácter privado. Por este motivo, apenas se hicieron públicos los detalles de su desplazamiento al Imperio del Sol Naciente, donde pasó casi una semana. Al margen de la exposición sobre El Greco, el emperador Hirohito organizó una recepción en el complejo de Kōkyo, la residencia imperial desde 1869. Una cita en la que la duquesa de Lugo fue agasajada con la ceremonia tradicional del té.
La ceremonia era la excusa perfecta para invitar a una treintena de mujeres, cuidadosamente escogidas, para que el heredero pudiese conocer chicas solteras. Según trascendió entonces, Masako fue una de las asistentes a la ceremonia, aunque su nombre no estaba incluido en la lista inicial. Ella acababa de regresar de Estados Unidos y estaba volcada en sus estudios.
Tal como se reveló, el heredero quedó prendado de la joven y a partir de ahí no dejó de haber problemas. Ella no era la persona ideal según los cánones establecidos, por muchos motivos: Su abuelo estaba inmerso en un escándalo medioambiental, su formación no había sido 100 % nipona y, además, era plebeya. Sin embargo, Naruhito quedó absolutamente prendado de ella.
En un principio Masako se mostró reticente a mantener una relación con el futuro emperador, sobre todo, por la persecución mediática a la que se la sometió. Es más, a pesar de que tuvieron varias citas, ella optó por marcharse a Oxford y rechazó en varias ocasiones a Naruhito, hasta el año 1990.
El Gobierno tuvo que intervenir y pedir a los medios japoneses que rebajasen la presión y finalmente, tras acordar un apagón mediático de un año en torno a la figura del heredero, Naruhito y Masako retomaron su relación. Ella, finalmente, accedió cuando él le prometió protegerla toda la vida. Ahora, más de tres décadas después de esta visita de la Infanta Elena, y de una boda que marcó el futuro de la institución, la pareja celebra su aniversario convertida en emperadores.