Sin tregua para Magdalena de Suecia: su último frente abierto pone en el foco a su marido
La princesa y su familia han vuelto a Estocolmo después de unos años en Estados Unidos
El empresario no puede disfrutar en Suecia del anonimato y la tranquilidad que tenía en Estados Unidos
La vuelta de la princesa Magdalena de Suecia a Estocolmo no está siendo tan tranquila y feliz como en principio habría cabido esperar. El pasado año, la Casa Real confirmó que la hija menor de los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia iba a regresar a casa, después de pasar varios años en Estados Unidos. Hasta aquí, nada debería resultar llamativo, de no ser porque la mudanza se ha postergado prácticamente un año a consecuencia de las dificultades que la princesa y su marido, Chris O’Neill, han afrontado para vender su casa en Florida.
Ahora que la familia ya está de vuelta en Suecia, hace algunas semanas se especuló con el papel que la hermana de la heredera iba a tener en esta nueva etapa, ya que no es un miembro en activo de la Familia Real. Pues bien, desde la Casa Real mantienen que Magdalena es vicepresidenta de la Fundación Childhood, una de las iniciativas más importantes de la agenda de la reina Silvia, y con la que lleva muchos años implicada. Sin embargo, por el momento, no hay previsión de que se le otorgue otro papel más activo dentro de la agenda oficial, como sí tenía en el pasado, antes de su enlace.
La princesa Magdalena de Suecia, en un acto. (Foto: Gtres)
A esto hay que añadir que, en los últimos días, se han intensificado los rumores en torno a su marido, Chris O’Neill que, a pesar de que ha vuelto a Estocolmo con ella, quiere mantenerse al margen de la Familia Real. El empresario siempre ha sido muy claro a este respecto, desde que comenzó su relación con la princesa y nunca ha tenido interés en tener un papel oficial como, por ejemplo, sí que tiene la princesa Sofía o el príncipe Daniel -en el caso del marido de la princesa Victoria, como futuro príncipe consorte-.
Chris O’Neill jamás ha pedido títulos o privilegios, es más, antes de su boda con la princesa, se acordó que no recibiría ningún tratamiento especial y que tampoco participaría en actos oficiales más allá de los que fueran celebraciones familiares. Una actitud que, en principio, fue muy alabada, sobre todo, en un momento en el que la tendencia es que las monarquías reduzcan cada vez más sus miembros, para que se vuelvan menos costosas y más eficientes. De hecho, el propio rey, Carlos Gustavo de Suecia tomó una decisión con respecto a esto hace algunos años, y retiró títulos y tratamientos de Alteza Real a sus nietos fuera de la línea principal, esto es, la de su hija Victoria.
La princesa Magdalena de Suecia, con su marido. (Foto: Gtres)
Una decisión que permitió a Magdalena y a su marido hacer su vida al margen de la Familia Real pero que, ahora que han vuelto a Estocolmo, ha reabierto el debate sobre la ciudadanía del empresario, que es estadounidense pero que, además, tiene por derecho de nacimiento la ciudadanía británica y la alemana. De hecho, la Casa Real matizó que sería como ciudadano alemán como permanecería en Suecia. No obstante, a pesar de estas explicaciones, lo cierto es que las miradas sobre el empresario son continuas y O’Neill no puede disfrutar en Suecia del anonimato que sí tenía en Florida. Es más, algunos medios locales cuestionan su actitud, al no querer ser parte de la institución, ni querer ejercer como príncipe, a pesar de que él, desde el primer momento, dejó muy clara su posición al respecto.