La infanta Elena se encara con la prensa
No pudo controlarse. La infanta Elena aparecía en el centro Hípico Casas Novas de Coruña justo en la mañana que se conocía que el juez Diego de Egea abre pieza separada en el caso Tándem para investigar las conversaciones grabadas por el excomisario José Villarejo a Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, la entrañable amiga del rey Juan Carlos. Vestida para la ocasión, la primogénita Borbón, botas de montar y uniforme de competición, calentaba en la pista minutos antes de su actuación. Estaba nerviosa, muy pendiente de los fotógrafos y estalló.
La mañana había amanecido soleada y prometía ser una agradable jornada en la hípica, pero la noticia de que el juez citaba a Villarejo para tomarle declaración el próximo jueves corrió como pólvora de rey, nunca mejor dicho. La infanta estaba nerviosa y se le notaba. Los fotógrafos, cámara en ristre, tomaban fotos del torneo y sus participantes. A tiro, la infanta Elena, a pocos metros, en la pista de calentamiento. Y desde luego que se calentó. Al ver los objetivos de tres profesionales -solo tres- que tomaban fotos mientras realizaba sus primeros ejercicios, no dudo en encararse con ellos: “Ya está bien, ¿no?”. Visiblemente molesta, pidió que dejaran de hacerles fotos. Pocas palabras, pero gesto de cabreo profundo, según me describe con detalle una fuente presencial. Llegaba su turno en la arena, puesto número 34. Se quedaron mudos, desconcertados. La infanta es una más entre sesenta jinetes y amazonas que compiten en la trigésimo sexta edición del Concurso de Saltos Internacional de Casas Novas. Llamó la atención al propio fotógrafo del centro. Debía, pero no supo, no pudo o no quiso contenerse.
Su actitud no va a cambiar la decisión del juez, a cuya iniciativa se ha abierto la pieza sobre Corinna. Ni siquiera los fiscales anticorrupción, Stampa y Serrano, se han pronunciado todavía sobre el contenido de las grabaciones que podría afectar a su padre, el rey Juan Carlos. Ese obstáculo no se puede saltar, ni a caballo ni en avión privado, por ahora. La caída de Botsuana desveló la relación entre Corinna y el entonces rey. Ahora es ella la rubia alemana la que destapa, según se recoge en los audios intervenidos por los investigadores y grabados en Londres en 2015, que Juan Carlos I la utilizó como testaferro para ocultar parte de su patrimonio junto a su primo Álvaro de Orleans y Borbón. ‘Es todo tan hermoso’, que diría la hoy reina Letizia.
Es lógico que la noticia preocupe y mucho a doña Elena. A ella y a toda la Familia. Se trata de ser ejemplar, ¿no? De momento, el instructor, que ha apreciado supuestos delitos o, al menos, indicios en estas grabaciones del siniestro Villarejo, en prisión preventiva acusado de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales en la operación Tándem, lo interrogará. Máxima tensión, la mañana de este viernes en la arena de Casas Novas y mucha más que habrá el próximo jueves en la Audiencia Nacional.
No, no fue un buen día para la infanta, aunque firmara su recorrido sin fallos. Al terminar la prueba, la amazona Borbón permaneció en las instalaciones del centro hípico durante varias horas más. Y de nuevo, contra los fotógrafos. Paseaba con varios amigos o conocidos y acudió a seguridad, que poco pudieron hacer por ella. Sin rodeos, me dicen, con educación y enfado, les espetó: ¿Pero, por qué nos hacéis fotos? Quizá alguien deba explicárselo. Ni siquiera le preguntaron, que podía ser. Solo la fotografiaron. Sí, alguien debería enumerarle: lugar público, competición internacional, prensa acreditada, participante en el concurso, infanta de España, hija de rey – de rey que aparece en conversaciones investigadas judicialmente- hermana de rey. Señora, discreción o es que quizá no sean buenos tiempos para la hípica.