Supervivientes: Ana María Aldón revela que quiso matar a su padre
La última noche de 'Supervivientes' ha hecho llorar a la mismísima Lara Álvarez al escuchar la historia de una concursante
‘Supervivientes’ está a punto de llegar a su fin y a tan solo 9 días de la gran final Lara Álvarez se ha convertido en una de las protagonistas debido a las lágrimas que no pudo contener al escuchar el durísimo testimonio de Elena.
La madre de Adara reveló sollozando los «correazos» que le daba su madre por no avanzar en el colegio, a pesar de ser disléxica y aunque no fue el único relato trágico de la noche, sí fue el que más conmovió a la presentadora.
Sin duda el de Ana María Aldón fue uno de los relatos más duros de cuantos se hayan escuchado en Honduras. Para sorpresa de muchos, la mujer de José Ortega Cano se enfrentó al ‘puente de las emociones’ a corazón abierto y trató abiertamente la situación de malos tratos que se vivía en su casa cuando era niña, hablando de su padre como «una bestia humana que torturaba a mi madre y nosotros lo veíamos día a día, yo soy la menor de los seis hermanos. Mi hermano Fermín y yo, que es año y medio mayor, nos agarrábamos y nos metíamos bajo la cama». Pero la confesión de la concursante no terminó ahí y, llorando desconsolada, terminó por contar que había «querido tener un cuchillo en la mano para matarlo, quería ser mayor de edad, pero nunca llegaba. Esos días acaban de la peor manera posible… Al día siguiente me iba al colegio y agachaba la cara de vergüenza porque veía a mi madre la cara morada. Mi madre es un ángel que bajó del cielo, no se lo merecía ni ella ni sus 6 hijos».
Por suerte para la familia, toda esta pesadilla ya terminó hace dos décadas, pero la que fuera frutera no dudó en aprovechar para pedir perdón a los suyos por su manera de afrontar esos momentos tan difíciles. «A mi padre le entró cáncer y en poco más de dos años murió… Lleva 20 años que no está con nosotros, está perdonado. Y quiero que mi familia me perdone. Fui una prepotente, maleducada, le hice pasar vergüenza a mi madre y a mis hermanos, y como no era capaz de pedirles perdón me distancié de ellos e hice barbaridades».