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Antonio Banderas se ha reencontrado con su pasado gracias al nuevo programa que ha estrenado Toñi Moreno en Antena 3, ‘El árbol de tu vida’. El actor malagueño se ha desnudado emocionalmente contando diversos pasajes de su adolescencia, además de divertidas anécdotas que marcaron su llegada a Madrid.
Sin embargo, el destino ha querido que la entrevista en Antena 3 se grabara días antes de que su primer amor de juventud, la actriz Celia Trujillo, falleciera en su Málaga natal. Pese a esto, el espacio ‘El árbol de tu vida’ consiguió unas declaraciones en exclusiva de Celia en las que hablaba de Antonio con cariño y admiración: «Teníamos un intercambio de cartas diario. Yo tenía claro que él se tenía que ir a Madrid a triunfar. Siempre teníamos la muletilla de que cuando nos volviésemos a ver, todo iba a ser como el primer día. Nos lo contábamos todo». Su noviazgo comenzó a los 17 años y duró hasta que el actor decidió probar suerte en la capital madrileña.
Banderas se despidió de ella a través de las redes sociales a mediados de febrero: «Hoy es uno de esos días en los que la vida te sacude fuertemente. Celia Trujillo, gran amiga y compañera, DEP. Un abrazo a familia y amigos». Días antes de esta triste noticia, Banderas se sinceraba con Toñi Moreno: «Algunas relaciones no prosperan, pero quedan. Nos hemos vuelto a ver con los años y es muy bonito». De amores que no pudieron ser, a los que son y permanecen, como el que siente por su hija Stella del Carmen y por su actual pareja, Nicole Kimpel.
Eso sí, el amor no ha provocado que quiera volver a ser padre. Con su exmujer, Melanie Griffith, ha regresado la cordialidad y el buen rollo: «Están las cosas muy bien y hemos hecho todo con elegancia por el bien de nuestros hijos. Cuando hay una ruptura no solo se rompe con la pareja, sino con el entorno». Tan buena es la sintonía, que han comido juntos Nicole, Melanie y Antonio recientemente. Antonio Banderas, un Zorro ‘rompecorazones’ que ha superado con creces las expectativas de su vida.
Calabozo, ligues y cena con Obama
Grabada a fuego tiene la noche que pasó en el calabozo junto a su gran amigo Imanol Arias. Ambos estaban triunfando en la película ‘Laberinto de pasiones’ y una noche decidieron salir de fiesta: «Llegamos a la discoteca ‘Rockola’ con tan mala suerte de que había una redada. Recuerdo que, en plena tensión, llamaron maricón a Imanol porque llevaba el pelo de colores y acabamos en el calabozo». De nada le sirvió ser hijo de un policía nacional, aunque Banderas intentó persuadir al de seguridad.
Nunca llegó a figurarse ese chaval, que jugaba a las chapas con su hermano en su barrio de Málaga, que llegaría a la meca del cine, pasando por unas amistades madrileñas tan impensables. Es el caso de Joaquín Sabina, que acogió con los brazos abiertos a un Antonio imberbe y desubicado: «Joaquín fue mi gran amigo. Me llevaba de conciertos con él y me pagaba más de lo que era justo para ayudarme. Es una buena persona y el mejor letrista que tiene este país». Atesora grandes recuerdos de esa amistad, como cuando Sabina le cantó en primicia el clásico ‘Pongamos que hablo de Madrid’.
Banderas ha sido sorprendido en el espacio de Antena 3 con la visita de una gran compañera y cómplice, la actriz Loles León. Los unió Pedro Almodóvar en 1988 con la cinta ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’. Lo que pocos saben es que Loles y Rossy de Palma ejercieron entonces de segundas madres para el actor malagueño, que se arrimaba demasiado a las mujeres. «Me supervisaban las mujeres, porque yo no tenía filtro, ligaba demasiado y allí estaban ellas para poner cordura», ha asegurado el director y productor. Por su parte, Loles ha matizado que en esa época «teníamos muchas ganas de comernos el mundo».
Contrariamente a lo que se pudiera pensar, Antonio Banderas se ha sentido más orgulloso de trabajar junto a «actores de la tierra» que con otros como Brad Pitt. «A lo mejor no se entiende, pero ver en acción a Fernando Fernán Gómez, a Ana Belén o a José Luis López Vázquez no tiene precio. Me marcó rodar con ellos, más que con muchos de Hollywood», ha desvelado Banderas, cuya calidad de vida a su llegada a Madrid se reducía a la hospitalidad de un uruguayo que le dejaba dormir en su sofá.
Una de sus grandes noches tuvo lugar cuando recibió en su casa para cenar al entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Pasó más tensión y nervios que en toda su vida: «Recuerdo que acordonaron mi casa con un perímetro de seguridad. Obama llegó antes que yo, me retrasé. Lo gracioso vino cuando para poder entrar en mi casa se desplegó un dispositivo tremendo. ¡Y era mi casa!», le ha contado a Toñi Moreno entre risas.
Su Semana Santa, su Tío Pepe y la preocupación de su madre
Nunca ha sido un hombre de aprovecharse de la fama, salvo cuando se trata de su Semana Santa malagueña: «Recuerdo que una mujer y sus hijos buscaron sitio a las cuatro de la tarde para ver a la Virgen de la Esperanza, que salía de madrugada. Estaban cortando la calle como es típico y esa mujer se enfrentó a la policía, impidiéndoles el paso y diciendo que ella estaba guardando el sitio desde buena tarde. Y cuando se lo pedí yo, me dejó pasar encantada. Para eso es una maravilla la fama».
De toda su familia malagueña, el actor recuerda con especial cariño a su tío Pepe: «Él me enseñó a tocar la guitarra y desde entonces es mi entretenimiento favorito». La sorpresa para Banderas llegó cuando la presentadora le desveló que el dueño de su guitarra fue Federico García Lorca.
Sus padres han sido su luz y guía desde que decidiera volar alto. «Cuando necesitaba 5.000 pesetas, no tenía más que mandar una carta. A mi madre lo que más le preocupaba entonces era si comía bien», ha detallado el actor.