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ENTREVISTA

¿Es saludable la nueva dieta de Sara Carbonero? Una profesional evalúa los riesgos

Exploramos cómo ha transformado su estilo de vida Sara tras superar un cáncer de ovario

Analizamos, con respaldo experto, si eliminar azúcar, carne roja, gluten o lácteos tiene realmente sentido

  • Rosa Torres
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A sus 41 años, Sara Carbonero ha aprendido a escuchar su cuerpo y a priorizar el bienestar por encima de todo. Tras superar un cáncer de ovario que marcó un antes y un después en su vida —diagnosticado en mayo de 2019, poco después de que su entonces pareja, Iker Casillas, sufriera un infarto—, la periodista ha integrado hábitos saludables no como una moda pasajera, sino como una forma de vida consciente. Fue una etapa dura, en la que tuvo que enfrentarse a una operación y a sesiones de quimioterapia y radioterapia. Una experiencia que, lejos de debilitarla, le otorgó una nueva perspectiva sobre el cuidado del cuerpo y la importancia de lo esencial.

En una reciente entrevista para Women’s Health, ha compartido cómo ha ido reformulando su relación con la alimentación, el deporte y, en definitiva, con el cuidado de sí misma.

“El cuerpo hay que cuidarlo como si fuera un templo” es una frase que puede sonar a tópico, pero en su caso tiene un peso real. Sin grandes aspavientos, ha ido adoptando una rutina más limpia: en casa, el azúcar prácticamente ha desaparecido, los lácteos van quedando en un segundo plano, el gluten se reduce, y la carne roja ya casi no forma parte del menú habitual. No por imposición ni por seguir una corriente dietética estricta, sino por convicción, porque ha descubierto que su cuerpo responde mejor así. «Somos lo que comemos», afirma, con la serenidad de quien ha pasado por momentos verdaderamente difíciles y ha comprendido lo esencial. En el plano físico, aunque admite que aún le gustaría hacer más ejercicio del que practica, ha encontrado un gran aliado en el Pilates reformer, una disciplina que, según explica, le ayuda a estirar y tonificar.

Qué hay de cierto en la dieta anticáncer de Sara Carbonero 

Para arrojar luz sobre esta cuestión, la dietista-nutricionista Carmina Carrazoni Quiralte, de la clínica Medfyr (Alcázar de San Juan), ofrece una serie de aclaraciones que ayudan a entender qué hay de cierto en la relación entre dieta y cáncer.

-¿Existe realmente una relación entre el azúcar y el cáncer? ¿Es cierto que “alimenta las células cancerosas”?

No exactamente. El azúcar no “alimenta” al cáncer en el sentido literal que muchas veces se cree. Esta idea viene de un hecho real, pero mal interpretado. Es cierto que las células cancerosas consumen más glucosa de lo normal —es lo que se conoce como efecto Warburg—, pero eso no significa que el azúcar en la dieta cause cáncer ni que eliminarlo lo cure. Lo que sí sabemos es que una dieta rica en azúcares añadidos favorece el sobrepeso, la inflamación y la resistencia a la insulina, y estos tres factores sí pueden aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer. No se trata de demonizar el azúcar, pero sí de evitar el exceso, sobre todo en forma de ultraprocesados. 

-¿Qué papel tienen la carne roja y los ultraprocesados en el riesgo oncológico?

Tienen un papel claro y bien documentado. El consumo frecuente de carne procesada (como embutidos o salchichas) se asocia directamente con un mayor riesgo de cáncer colorrectal. Dicho esto, es importante matizar que no es lo mismo la carne roja fresca que la carne roja procesada. La carne roja fresca, en cantidades moderadas, es rica en nutrientes esenciales como hierro hemo, zinc, vitamina B12 y proteínas de alta calidad. El problema no es su consumo puntual dentro de una dieta equilibrada, sino su abuso o su presencia diaria sin un aporte adecuado de fibra, antioxidantes y alimentos vegetales que contrarresten su carga inflamatoria. Por su parte, los ultraprocesados (ricos en harinas refinadas, azúcares, grasas proinflamatorias y aditivos) no aportan ningún beneficio para la salud y sí aumentan claramente el riesgo de enfermedades crónicas y cáncer.

-¿Tiene sentido eliminar el gluten o los lácteos si no hay intolerancia?

En principio, no es necesario eliminarlos del todo si no hay un diagnóstico de intolerancia o una enfermedad específica. Pero, en personas que han pasado por un proceso oncológico, y en general en situaciones de inflamación intestinal, puede ser razonable reducir el consumo de estos alimentos si se observan molestias o si no sientan del todo bien. Lo importante es no hacer restricciones sin supervisión ni de forma indiscriminada, ya que se corre el riesgo de desarrollar deficiencias nutricionales.

-¿Qué alimentación se recomienda tras un cáncer?

Una alimentación basada en alimentos frescos, reales y de alta densidad nutricional es clave tras un proceso oncológico. Por sus propiedades protectoras frente al daño celular, resulta especialmente útil incorporar alimentos ricos en polifenoles, antioxidantes y compuestos bioactivos, presentes en frutas y verduras frescas. El objetivo es favorecer la regeneración celular, reforzar el sistema inmune y mantener una buena masa muscular. Se recomienda incluir abundantes vegetales de temporada, proteínas de calidad (pescado, huevos, legumbres, carne blanca) y grasas saludables (aceite de oliva virgen extra, aguacate, frutos secos y semillas). También es importante una buena hidratación, evitar alcohol y refrescos, y reducir al máximo azúcares añadidos, harinas refinadas, ultraprocesados y carne procesada.

-¿Puede una dieta antiinflamatoria proteger frente a enfermedades?

En cierta medida, sí. Una alimentación rica en vegetales, grasas saludables, especias y alimentos funcionales puede ayudar a crear un entorno menos favorable para el desarrollo tumoral. Algunos alimentos, como setas medicinales (shiitake, maitake, reishi), ajo, jengibre, cúrcuma, crucíferas y frutos rojos, destacan por su capacidad para modular el sistema inmune y reducir la inflamación. No se trata de buscar “superalimentos”, sino de mantener un patrón de alimentación vegetal, real y preventivo, dentro de un estilo de vida saludable.

Ejemplo de menú diario al estilo de Sara Carbonero.

-¿Se puede llevar una dieta completa eliminando azúcar, carne roja, gluten y lácteos?

Sí, se puede llevar una dieta equilibrada sin estos alimentos, pero hay que hacerlo con criterio. No se trata de eliminar por eliminar, sino de saber qué incluir en su lugar. Por ejemplo, el calcio no solo está en los lácteos: también se encuentra en el brócoli, las almendras, las sardinas o las bebidas vegetales fortificadas. La proteína, por su parte, puede provenir del pescado, los huevos o las legumbres. Y no es necesario prescindir de todos los cereales, ya que existen opciones sin gluten, como la quinoa, el arroz integral o el trigo sarraceno. Lo ideal es que este tipo de alimentación esté bien planificada, para evitar déficits y adaptarse a las necesidades de cada persona.

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