Rocío Carrasco se enfrenta a su recuerdo más doloroso
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Rocío Carrasco continúa protagonizando la segunda entrega de su docuserie en la televisión de pago de Mediaset, a la espera de que se emita en Telecinco. Actualmente se transita por el octavo capítulo, dedicado a la figura de Rocío Jurado. Para esta narración, la protagonista ha tenido que sacar fuerza de flaqueza, enfrentándose a uno de los peores recuerdos de su vida: del último tramo de a enfermedad de su madre hasta el fatal desenlace que tuvo.
De Houston a la «eterna madrugá», que es como Rocío llama a la noche en la que la cantante de Como una ola dio su último suspiro. Esa es la hoja de ruta que ha plasmado para recorrer una cronología dolorosa. Corrían los comienzos de la década de los 2.000 cuando la cantante fue diagnosticada en 2004 de un cáncer de páncreas que terminó con su vida el 1 de junio de 2006. Un mazazo para toda la familia, que vivió un calvario durante un año y medio.
Ese intenso dolor en el páncreas solo podía significar una cosa. Y sí, era esa maldita palabra que tan presente sigue en la sociedad. La más grande tuvo claro que iba a ponerse en manos de los mejores especialistas. No importa el dinero con tal de curarse y con esa esperanza viajó hasta Houston, en Estados Unidos. Otra vez a revivir la pesadilla. Las exploraciones a las que se sometió Rocío Jurado en la prestigiosa clínica que fue tratada no podían ser más optimistas: no había ni rastro del cáncer.
La chipionera y su familia regresaron con un halo de esperanza en la maleta. Pero todo se fue al traste cuando tres meses después su salud empeoró y tuvo que ser ingresada en el hospital Montepríncipe de Madrid. Las complicaciones siguieron en forma de insuficiencia hepática, pérdidas de conciencia y un empeoramiento paulatino de la enfermedad. Rocío terminó postrada en la cama de su casa de La Moraleja, en Alcobendas, rodeada de los suyos, pidiéndole a su hija que se casara con Fidel Albiac antes de fallecer. El desenlace fue distinto al que todos esperaban y el primero de junio es cada año un día que golpea duro a una Rocío Carrasco que ahora vive su particular catarsis.
Rocío Carrasco, contra Ortega Cano
El episodio 8 de En el nombre de Rocío, sirve también para que Rocío Carrasco desvele el papel que tuvo Ortega Cano durante la estancia en Houston. No se corta y señala directamente que «José ,en el momento que mi madre ingresa en Houston cae en picado», así como deja caer «un problema que él tenía y que luego salió a la luz y que desgraciadamente dio lugar a la pérdida de la vida de una persona» : el alcoholismo. En este sentido, reflexiona acerca de esa adicción a la bebida de la que habla: «No es verdad que él empiece a tener el problema por la muerte de mi madre, a lo mejor con la muerte de mi madre se acrecienta pero él ese problema lo tiene desde mucho antes».
Lo que no está dispuesta a permitir es que él diga que se ocupó más de Rocío Jurado y se defiende: «¿Que ha estado más tiempo con mi madre que yo? Él lo que ha hecho es darle más sufrimientos a mi madre que yo, eso sí, y tener muchísima menos vergüenza que yo también. De lo que debería preocuparse Ortega Cano no es del tiempo, si no de la calidad del tiempo que estuvo». La docuserie llega a su parte crucial.