Rafa Nadal y Mery Perelló, la evolución de una pareja 10 más allá de su hermetismo
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El de Rafa Nadal y Mery Perelló es uno de esos amores que bien podría inspirar una película de género romántico. El mejor tenista español de todos los tiempos y su novia acaban de cumplir su tercer aniversario de boda y no podían tener mejor regalo que el de tener entre sus brazos a su deseado primer hijo en común. El pequeño vio la luz hace muy pocos días y el matrimonio está disfrutando plenamente de él, a pesar de que todavía no lo han dado a conocer públicamente. Algo que es la enésima muestra de que prefieren vivir su vida con discreción y alejados de los medios de comunicación.
La historia de Rafa y María Francisca es la de dos personas que lo apostaron todo al amor y ganaron. No es fácil mantener intacta la llama del amor durante casi dos décadas, sobre todo porque comenzaron su relación siendo adolescentes y dado el poco respiro que da el calendario de todo un número 1 como es el balear. ¿Cómo surgió la chispa entre ellos?
Todo comenzó cuando Mery apenas llegaba a la mayoría de edad. Tenía 17 años y estudiaba en el colegio Pureza de María. Allí tenía como compañera y amiga a Maribel, la hermana de Rafa Nadal, que fue quien ejerció de celestina al presentarlos. en 2005 cuando se confirmó su romance. La pareja se comprometió en la primavera de 2018 durante el torneo de Roma y el 19 de octubre de un año después se casaba en Mallorca. El hermetismo fue la nota dominante de aquel día en la idílica Bahía de Pollença donde congregaron a amigos y adonde acudió incluso el rey emérito, Juan Carlos I.
Sus gestos de cariño, conexión y complicidad que muestran en cada una de sus apariciones sirven para afirmar sin miedo a equivocarnos que son una pareja de ’10’. Ella siempre está al lado de su marido, apoyándolo desde las gradas en cada torneo, disfrutando del sabor de la victoria y arropándolo cuando vienen mal dadas. Son 18 años de un amor puro que no atisba su final sino más bien todo lo contrario.
Por si fuera poco, Rafa Nadal y Mery Perelló han desafiado las leyes no escritas de las relaciones y han mezclado amor con trabajo. La mallorquina ejerce el rol de directora de proyectos de la fundación a la que el tenista da nombre. Una compañía que está presidida por la otra mujer clave en la vida de Rafa, su madre: Ana María Parera. Suegra y nuera se llevan formidablemente.
Y así es cómo ha llegado a la vida de ambos su primer vástago. Un nacimiento que cambia por completo las prioridades de un Nadal que cada vez ve más de cerca su retirada del tenis. Hace unos meses habló de su faceta hermética y de cómo creía que iba a cambiarle la vida el hecho de ser padre: “Ya soy muy abierto en la profesional, por mi tranquilidad y la de las personas que conviven conmigo, nos gusta tener un perfil bajo en lo personal (…) La forma en la que cambia la vida no lo sé, porque no tengo experiencia, pero no tengo previsto que esto supongo un cambio en mi vida profesional”. Sea como fuere, siempre será al lado de Mery.