La paradoja ‘unionista’ de la esposa de Puigdemont
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Hace dieciséis años la primera dama de Cataluña prometió fidelidad al Presidente de la Generalitat. Hasta tal punto que, ni siquiera le ha abandonado en sus ideales. Ni en los vitales ni en los políticos. Prueba de ello, que Marcela Topor y Carles Puigdemont compartan y luchen con fervor por la lucha independentista. Pero, ¿la batalla de la rumana está relacionada con el amor que siente por el político? o en cambio, ¿pudo mamar desde su infancia este sentimiento separatista? LOOK ha podido investigar el pasado y presente de la ciudad en la que nació esta periodista y paradojas de la vida, es contraria al movimiento que su marido pretende promover.
Pese a que este jueves estaba previsto que Carles compareciera en el Senado para argumentar su rechazo a la aplicación de artículo 155, finalmente ha optado por comparecer desde el Palau de la Generalitat a las cinco de la tarde. Lo que se desconoce es si estará acompañado de dirigentes políticos tras sus palabras o bien, preferirá la compañía de su mujer, quien siempre ha tratado de permanecer en un segundo plano.
A su lado o no, lo que sí se puede confirmar es que la ideología de Topor no está relacionada con sus orígenes. Ni tampoco con el sentimiento que imperaba entre los ciudadanos de su tierra cuando era una niña. La mujer que enamoró a Puigdemont nació en Iași (al nordeste de Rumanía). Un lugar que nada tiene que ver con el independentismo, según el historiador César Vidal revela a este medio: «Es todo lo contrario. Es una de las ciudades donde se inició a principios del siglo pasado el proceso de reunificación nacional del país».
Esta ciudad se convirtió en una pieza clave y hoy en día mantienen el pensamiento que les llevó a una posición relevante. «Es la ciudad más importante de esa región y su deseo es permanecer en Rumania», informa otra fuente a LOOK. Sin embargo, Marcela defiende los postulados independentistas con el mismo ímpetu de alguien que hubiera convivido con estos desde su niñez.
Pese a tener clara su posición, Marcela tan solo desea limitarse a ejercer su labor de periodista. Aunque sus palabras sí estén impregnadas de su pensamiento, ya comentó en una entrevista que jamás desempeñaría un papel político: «con un político en la familia es suficiente». Analizado el pasado de la esposa de Puigdemont, el futuro todavía es una incógnita.