Todo preparado en honor a Pepa Flores
Pepa Flores ha sido premiada por la Academia de Cine con el Goya de Honor y la ciudad de Málaga está pendiente de su asistencia
“Ella es un acontecimiento en cualquier parte”. Así lo explicaba el desaparecido periodista Emilio Romero y no puedo estar más de acuerdo. Ella, Pepa Flores (Málaga, 1948), Marisol, Goya de Honor 2020. Ella, la niña y mujer que enamoró a media España; musa de la generación que creció entre el franquismo y la transición, icono del cine patrio y voz de grandes éxitos discográficos. En la noche del cine español, que celebra este sábado en Málaga la 34 edición de los Premios Goya, la Junta directiva de la Academia de Cine le rinde homenaje por “sus inolvidables interpretaciones y por ser una de las actrices más queridas y recordadas por el gran público”. Los Goya estrenan década y el honor es para ella.
Cuando recibió la noticia, Pepa Flores agradeció el reconocimiento a la institución y declaró sentirse “muy honrada y por ello quiero darle las gracias a la Academia y desearle mucha salud a nuestro cine”. Sus palabras, de nuevo, todo un acontecimiento. Hace muchos años que decidió dejarlo todo, retirarse y no dar entrevistas; desaparecer y vivir junto a su mar de Málaga y los suyos, sus tres hijas, su gente. Solo ser, pero sin estar. Pepa Flores, más de dos décadas entregada a una vida dirigida únicamente al éxito y que un día dijo basta y se refugió en su tierra desde donde, siendo una niña de tan solo 10 años, salió para vivir la aventura de otra a quien llamaron Marisol.
De las necesidades de un corralón en el barrio de Capuchinos de su Málaga natal a una casa bien de Madrid y el boom de la fama. Debutó en la película ‘Un rayo de luz’ de la mano del productor de cine Manuel J. Goyanes, en agosto de 1960, quien la adoptó profesionalmente y la instaló en su propia casa. La niña terminó casándose 9 años después con su hijo Carlos Goyanes, supongo que confundida mente enamorada al vivir bajo el mismo techo adolescencia y primeros años de juventud. Ella misma confesaría después al veterano Tico Medina que se casó “con los afectos revueltos, equivocados”.
Las buenas relaciones de sus productores con el poder de entonces facilitaron que firmara una cantidad considerable de películas que promovían el cine de evasión. Marisol, a quien colorearon de rubia y retocaron la nariz, fue creciendo y con ella su gran éxito. Tenía un ángel especial, único. Tras una primera época de papeles de niña modelo, con el guiño de su desparpajo, buen cante y simpatía, la actriz evoluciona de Marisol a Pepa Flores trabajando sin descanso y viviendo deprisa. Todo empezó a cambiar cuando Carlos Goyanes decide llevar personalmente la carrera de su mujer. La mítica portada que la revista Interviú publica en 1976 fue el adiós definitivo a Marisol: una bellísima Pepa Flores desnuda dejaba atrás a la musa infantil del franquismo. La imagen, obra del fotógrafo Cesar Lucas, se tomó en un posado organizado precisamente por el marido de la actriz. Goyanes negociaba una película de Bernardo Bertolucci con Alain Delon y Marisol, su mujer. El realizador italiano pidió unas pruebas fotográficas del desnudo de la actriz, pero finalmente, la malagueña nunca rodó con el director de ‘El Último Tango en París. Seis años después, aquellas fotografías vieron la luz en el primer número de la mencionada revista, hoy tristemente desaparecida.
A la vuelta de una gira por Latinoamérica, Flores y su marido se marchan de vacaciones a la Costa Brava y deciden visitar al pintor Salvador Dalí en Cadaqués. Es entonces cuando Pepa ve por primera vez al hombre que dará un nuevo giro a su vida: el bailarín y coreógrafo Antonio Gades. Preparando el programa que Lazos de Sangre de TVE dedicó a Pepa Flores, leí que ella misma confesó en una entrevista que Gades “le dio la vuelta como un calcetín”. Su matrimonio con Goyanes se anuló y con el bailarín comienza una etapa de madurez y activismo político. Tras 10 años de convivencia y tres hijas en común, María, Tamara y Celia, se casan en octubre de 1982 en La Habana, apadrinados por Fidel Castro y Alicia Alonso, durante una gira del coreógrafo por Cuba. Junto a Gades, la actriz desaceleró su vida artística para entregarse a la educación de sus hijas. Supongo que es en ese momento, cuando decide mudarse a Altea con Antonio y sus tres hijas para apartarse del mundanal ruido, cuando llega la reflexión: aquellos primeros contratos abusivos, los excesos, las horas de rodaje, la úlcera de estómago, perderse la niñez, las meriendas en El Pardo, casarse demasiado joven, embarazos frustrados, disgustos y desamores y, sobre todo, el peso de haber estado tanto tiempo lejos de su familia y de su tierra.
Sintió que tenía que dejarlo todo, el cine, la música (la artista rodó 20 películas y grabó 10 álbumes de estudio en diferentes idiomas y 14 bandas sonoras), las entrevistas y sesiones fotográficas. Abrieron una pizzería y compartieron un negocio de antigüedades con unos amigos. Sin embargo, el retiro y el éxito desigual de Gades en su carrera comienzan a pasar factura. Flores hace un último esfuerzo y protagoniza Mariana Pineda para televisión en 1984. El dinero hacía falta. Un año después, como si de un título definitivo se tratara, rueda su última película, ‘Caso Cerrado’, dirigida por su amigo Juan Caño. Los problemas económicos, los momentos difíciles y el hecho de que, como dice mi compañero el periodista Ángel Antonio Herrera, Gades no era hombre de dedicar en exclusiva su amor a una sola mujer, terminaron con la pareja. Herida y cansada, la artista cogió sus bártulos y volvió a Málaga “a ese lugar al que siempre soñaba venir cuando estaba lejos”, según reveló a Lazos de Sangre su hermana Vicky. La luz y el mar de su Málaga tranquila le devolvieron la paz que ansiaba.
Unida sentimentalmente al italiano Massimo Stecchini es hoy una mujer en la década de los setenta y muy feliz. “Me ha costado mucho llegar hasta aquí, crearme una existencia al margen de la fama. Ir a la compra, pasear con mi madre por la Alameda”, explicaba Pepa al diario El País Semanal en 1999. (Su madre falleció en septiembre de 2018).
No creo que sea justo recordarla solo porque un día dijo basta y mantiene su palabra. Rodó con Saura, Mel Ferrer, Camús y Bardem, entre otros. Fue mítica, toda una estrella. Sí, soy fan de Pepa Flores y de su “Háblame del mar marinero”, especialmente. No sé me ocurre reclamarle que vuelva. Admiro su decisión. Sé de cheques en blanco a los que ha dicho no, gracias. Coherencia pura. Máximo respeto.
Hoy hablaremos de las películas favoritas de esta 34 edición de los Premios Goya: “Mientras dura la guerra”, de Alejandro Amenábar, con 17 nominaciones ; ”Dolor y Gloria”, de Pedro Almodóvar, con 16 candidaturas y “La trinchera infinita”, de Aitor Aguirre, Jon Garaño y José María Goneaga, con 15; de los actores nominados, Antonio Banderas, Antonio de la Torre, Luis Tosar y Karra Elejalde; de Penélope Cruz, Belén Cuesta, Greta Fernández y Marta Nieto, las actrices seleccionadas; y de ella. Todo preparado, Pepa Flores. En tu honor. Sé que eres la más fiel, y Málaga también lo sabe.