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Más sinceros que nunca

Mario y Óscar Casas revelan el lado oscuro de ser guapos

Con su innegable atractivo físico, los hermanos han conquistado la pantalla grande y pequeña

Sin embargo, han levantado la voz para revelar una realidad inesperada: ser guapo no siempre es una ventaja en su profesión

  • Rosa Torres
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¿Sabías que ser guapo también es un problema? Así es. Mientras el común de los mortales se ‘muere’ por destacar, los guapos del mundo tienen que cargar con el duro peso de… ser demasiado atractivos. Y es que la vida es difícil cuando tu cara perfecta y tu cuerpo de gimnasio se convierten en el centro de atención. Si no nos crees, pregúntale a los hermanos Mario y Óscar Casas, dos de los hombres más codiciados de España, que viven una ‘tragedia’ por culpa de su belleza.

Mario Casas, con sus 38 años, es un veterano en esto de ser atractivo. Desde que se quitó la camiseta en A tres metros sobre el cielo en 2010, las fans han estado haciendo cola para ver un poco más de esos abdominales que parecen esculpidos por los dioses. Pero Mario, que no es solo un torso bonito, ha intentado en vano dejar atrás la etiqueta de «chico guapo». Con una carrera que abarca casi 20 años, el actor ha logrado una madurez interpretativa que le valió su primera nominación al Goya por su interpretación en No matarás. Pero claro, siempre está esa sombra acechante que cuestiona si su éxito se debe a su talento o a su apariencia.

En una premiere llena de glamour, Mario y Óscar Casas brillan con su innegable atractivo. (Foto:Gtres)

En una entrevista en el pódcast de Nude Project, Mario se atrevió a confesar lo impensable: «Yo no me veo tan guapo». Sí, lo has leído bien. El hombre que ha sido el sueño de medio país se ve «normal». Es como si Superman dijera que volar es aburrido o que Batman admitiera que le da miedo la oscuridad. Pero es que la vida de un guapo no es tan fácil como parece. Hay que soportar las dudas constantes sobre si eres lo suficientemente bueno o si solo estás ahí por tu cara bonita. Y, a pesar de todo, el actor ha logrado sobreponerse, demostrando que es mucho más que un sex-symbol.

Pero ojo, que la ‘tragedia’ familiar no acaba ahí. Óscar Casas, el hermano menor, también lleva a cuestas la cruz de ser guapo. Con apenas 25 años, Óscar ya tiene una carrera que muchos envidiarían. Ha pasado de ser el hermano pequeño de Mario en Fuga de cerebros a protagonizar series como El gran salto, donde no tuvo más remedio que engordar para su papel.  Él también se ha enfrentado a la pregunta de si su talento es eclipsado por su físico. En una entrevista conjunta con Mario, cuando se habló de la supuesta maldición de los guapos en los Goya, Óscar no dudó en lanzar una indirecta: «Dicen que los guapos no ganan ese galardón. Será por guapos».  Parece que solo tienen que preocuparse por su imagen, si no que además tienen que lidiar con la falta de reconocimiento en un mundo que los ve como algo más que actores serios.

Mario Casas en una foto en redes sociales.

Este problema puede definirse como el «estigma de la belleza en la actuación», donde la apariencia física de una persona, en lugar de ser una ventaja, se convierte en una barrera que dificulta el reconocimiento de su talento y habilidades. En el caso de Mario y Óscar, este estigma los enfrenta a prejuicios y estereotipos que reducen su éxito a su atractivo, poniendo en duda su capacidad actoral y limitando su desarrollo profesional. Así que la próxima vez que veas a los hermanos en pantalla, recuerda que detrás de esas caras perfectas y esos cuerpos esculpidos, hay hombres que también sufren. Sufren por ser guapos, por no ser tomados en serio y por tener que luchar contra los prejuicios que su propia belleza les impone.

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