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Descanso temporal

Lola Índigo dice adiós a la música: el agotamiento detrás de la reina del perreo español

En 2023, la artista ya advertía que necesitaba “cuidar su salud mental con conciencia y encontrar momentos de desconexión”

El anuncio de su retiro temporal desató una auténtica ola de apoyo en redes sociales

  • Rosa Torres
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El sábado 13 de septiembre en el Iberdrola Music de Madrid, en pleno 15º aniversario del Coca Cola Music Experience, se vivió un momento que pocos esperaban. Lola Índigo, alias de Miriam Doblas, la granadina que ha convertido el chándal, las coreografías imposibles y el reguetón con acento español en marca personal, lanzó la bomba: se retira de los escenarios. Eso sí, de forma “temporal”.

La artista, encargada de cerrar la noche, lo dio todo como siempre: cuerpos sudando al ritmo de sus bailarinas, luces rojas, escenografía potente y ese “flow” que la ha llevado de Alhama de Granada a llenar estadios en Latinoamérica. Pero, justo cuando el público esperaba un “hasta pronto Madrid”, llegó la confesión: “Necesito un tiempo para tomarme un descanso… llevo siete años trabajando sin parar y estoy agotada mentalmente”. Y ahí, con el micrófono en la mano, la diva se bajó del pedestal y se mostró mortal, cansada y al límite.

La reacción fue inmediata. El público, atónito primero, se rindió después en un aplauso ensordecedor, un aplauso que sonaba a “vete, pero vuelve”. En cuestión de minutos, el anuncio estaba en X, TikTok e Instagram, con miles de fans inundando la red de mensajes: “No habrá nunca nadie que dé un show como Lola Índigo”, “Gracias por todo, reina, mereces el descanso”. En definitiva, un funeral simbólico para la era más intensa de su carrera.

Porque si alguien sabe lo que es trabajar sin descanso, es ella. Desde su paso por Operación Triunfo 2017, donde fue expulsada demasiado pronto y tachada de “una más”, Mimi decidió que no iba a ser la eterna “chica de OT”. Se reinventó, cogió el apodo artístico y en 2018 explotó con su debut “Yo ya no quiero na”, un himno feminista disfrazado de hit de discoteca. Desde ahí, el ascenso fue meteórico: colaboraciones con Mala Rodríguez, Rauw Alejandro o Tini, giras en Latinoamérica, premios y un ejército de fans que han coreado hasta la extenuación temas como Mujer Bruja, Mojaita o El Humo”.

El problema: ese mismo ritmo que la catapultó al estrellato también la ha exprimido hasta el hueso. En entrevistas de 2023 ya había dejado pistas: “Cuidar mi salud mental con conciencia y encontrar momentos de desconexión… me ha quitado muchísima energía y ahora he conseguido gestionar esos ratos de paz absoluta”. Pues bien, ahora la desconexión no es una recomendación: es una urgencia.

La comparación con Britney Spears —mencionada incluso en redes por fans preocupados— no es gratuita. La industria pop engulle y, si no hay pausa, devora. Lola, con apenas 32 años, ha vivido en siete temporadas lo que otros artistas en toda una vida: la presión de ser la diva del momento, la exigencia de girar entre Madrid, México y Miami sin respiro, y la obligación de mantener esa imagen de mujer poderosa, sexy y eterna máquina de hits. Ahora dice basta. El timing no puede ser más revelador: tras cerrar uno de los festivales más grandes de España y antes de arrancar un nuevo ciclo discográfico. Es, en realidad, un statement de diva calculado: dejar al público con hambre, mientras ella desaparece a recomponerse.

La pregunta es cuánto durará ese “descanso temporal”. ¿Meses? ¿Un año? ¿Dos? Nadie lo sabe. Lo que está claro es que, cuando vuelva, no lo hará en silencio: volverá a lo grande, con luces, humo, coreografías imposibles y un lema tatuado en la frente: “Estoy agotada, pero sigo siendo la reina”.

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