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ANÁLISIS

Lo que Rocío Flores pregunta y Rocío Carrasco ya explicó: la historia que nadie quiere reabrir

Rocío Flores regresó a la televisión para contar su verdad sobre la compleja relación que mantiene con su madre

La joven reivindicó el apoyo y el papel protector de su padre, Antonio David Flores

Rocío Carrasco no se ha pronunciado, de momento, sobre la entrevista de su hija

  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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El regreso de Rocío Flores a la televisión tras más de tres años de silencio mediático se convirtió en un acontecimiento televisivo y emocional. El plató de ¡De Viernes! fue testigo de un relato que muchos espectadores aguardaban con expectación: el de la hija de Antonio David Flores y Rocío Carrasco hablando abiertamente de su vida, de su infancia marcada por la exposición mediática y, sobre todo, de la compleja y casi inexistente relación con su madre. Las lágrimas y la fragilidad mostradas por la joven transmitieron la imagen de una hija que todavía no entiende por qué su madre se apartó de su vida, por qué no responde a sus llamadas, por qué no ha estado en los momentos que más necesitaba su presencia. Sin embargo, lo que Rocío Flores expresó con un tono de desgarro y desconcierto no es, en realidad, una incógnita sin respuesta.

Porque lo cierto es que Rocío Carrasco ya habló. Lo hizo en 2021, en un documental que marcó un antes y un después en la televisión en nuestro país: Rocío, contar la verdad para seguir viva. A lo largo de trece episodios narró con crudeza y valentía los episodios más oscuros de su vida, el maltrato psicológico que asegura haber sufrido por parte de su ex marido, la manipulación a la que fueron sometidos sus hijos y el punto de quiebre definitivo en la relación con Rocío Flores: la agresión sufrida en julio de 2012, que acabaría en una sentencia firme por maltrato. Todo lo que hoy Rocío Flores se pregunta en voz alta, su madre lo explicó entonces entre lágrimas, ante millones de espectadores y con la sensación de estar, por fin, rompiendo un silencio que la estaba consumiendo.

En el plató, Rocío Flores transmitió la idea de una hija que siente abandono. La suya es la historia de una madre que, según ella, decidió no estar, que eligió desaparecer y dejarla huérfana de recuerdos felices. La dureza de esas palabras conecta con el imaginario de cualquiera que haya sentido la falta de una madre, pero contrasta frontalmente con la versión que Carrasco ya dio. Para ella, la ausencia no fue una elección caprichosa, sino una cuestión de supervivencia. El distanciamiento no fue un castigo dirigido a su hija, sino una consecuencia inevitable de años de manipulación y de un episodio de violencia que le rompió el alma. «Me encantaría reescribir mi historia. Qué duda cabe que si lo pudiera hacer mis hijos hoy estarían conmigo. Cometí el error de dar la custodia compartida a un psicópata. Lo hice porque no quería hacer daño a dos niños pequeños», declaró

Carrasco relató en el documental que la semilla de la discordia comenzó a germinar mucho antes de aquella agresión de 2012. Lo situó en 2006, justo después de la muerte de su madre, Rocío Jurado. En uno de los recuerdos que más impacto causaron en la audiencia, narró cómo, en plena devastación por la pérdida, su hija de apenas nueve años la recibió preguntándole qué iba a pasar con las casas de Miami. En aquel instante entendió que el discurso de Antonio David Flores ya había calado en la mente de la niña, que había empezado a ver a su madre no como un refugio, sino como un obstáculo en la batalla por el patrimonio. Carrasco lo definió como la «semilla del mal», una manipulación constante que, a su juicio, fue envenenando poco a poco la relación materno-filial.

Rocío Carrasco en el estreno de su documental. (Foto: Gtres)

Ese proceso desembocó en lo que ella llama «la muerte en vida de mis hijos». En el documental aseguró que Antonio David cumplió con la amenaza que le hizo cuando se separaron: «te voy a quitar a tus hijos, te van a odiar». Según su testimonio, consiguió su propósito alimentando el rechazo de los menores hacia su madre, situándola como enemiga y generando en ellos una hostilidad que acabaría por estallar de la forma más dramática en 2012. La agresión que sufrió Carrasco a manos de su hija fue, en su relato, un golpe físico y emocional que la destrozó por dentro y que marcó un punto de no retorno. Desde entonces, explicó, ya no fue capaz de mantener una relación con Rocío Flores. La sentencia judicial posterior reconoció ese episodio como un delito de maltrato.

Es en este contexto donde cobran sentido las preguntas que Rocío Flores se hace en televisión sobre por qué su madre no le coge el teléfono. La joven lo interpreta como un gesto de desprecio o de indiferencia, cuando en realidad Carrasco lo explicó con crudeza: responder a esa llamada sería para ella revivir el trauma que la llevó incluso a un intento de suicidio en 2019. «Mi distancia es supervivencia», aseguró entonces. Y esa frase resume lo que, a su juicio, muchos no quieren entender: que la ausencia es la única manera de protegerse de un dolor insoportable.

Rocío Flores se deshace en halagos hacia su padre

Otro aspecto que sobresale de la entrevista es la reivindicación que Rocío Flores hace de su padre. Durante su intervención en ¡De Viernes! insistió en el apoyo constante que ha recibido de Antonio David y en el papel central que ha desempeñado en su vida. Flores destacó especialmente que, a lo largo de los años, su padre siempre ha estado a favor de que pudiera reconstruir su relación con su madre, subrayando que él nunca se ha opuesto a ningún intento de acercamiento. Sin embargo, esta percepción contrasta con la imagen que Rocío Carrasco ha proyectado de Antonio David, a quien describió en su documental como alguien para quien cuanto más lejos estuviera ella de los niños, mejor sería, y cuya manipulación contribuyó al distanciamiento entre madre e hija.

Durante la entrevista, Flores también se conmovió al recordar lo difícil que ha sido para su padre su retirada de la televisión tras la emisión del documental, mostrando su preocupación por el impacto emocional que todo este proceso ha tenido en él. Habló desde la sinceridad y el cariño, destacando el respaldo incondicional de Antonio David y reconociendo los sacrificios que ha hecho para protegerla y mantenerla cerca de él durante los momentos más complejos de su vida, revelando así la importancia de su vínculo en medio de una historia familiar marcada por la controversia.

Rocío Carrasco, ajena y en silencio ante la entrevista de su hija

Con todo, la entrevista de Flores no aporta nuevas respuestas sobre el origen del conflicto, pero deja patente la persistencia de la herida y la dificultad de que madre e hija puedan comprenderse mutuamente. La joven se expresa desde el dolor y la frustración, desde la sensación de haber sido apartada de la vida de su madre, mientras que Carrasco habló en su momento desde la angustia de una madre que perdió el contacto con sus hijos y vio cómo se distanciaban de ella. La disparidad entre ambas perspectivas genera un vacío emocional difícil de cerrar y plantea la pregunta sobre si algún día podrán coincidir en una narrativa compartida o reconstruir un vínculo que hoy parece irremediablemente fracturado.

Mientras esta incógnita sigue abierta, Rocío Carrasco permanece ajena a la reaparición mediática de su hija, sin haberse pronunciado hasta ahora sobre la entrevista y sin que se espere que lo haga, manteniendo la coherencia con su decisión de preservar su estabilidad emocional y su silencio público.

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