El legado de Hilario López Millán: íntimo de Rocío Jurado y pionero del corazón

La muerte de Hilario López Millán supone el decir adiós a uno de los genios de la comunicación. La deshidratación extrema que le ha arrebatado la vida a los 78 años hace que sea casi de rigor echar la vista hacia atrás para que jóvenes y no tan jóvenes recuerden los porqués de este periodista que dio mucho de qué hablar en la década de los 90 y comienzos de los dos mil.

Periodista, cantante, escritor, colaborador de televisión y lo que hiciera falta. La polivalencia de Hilario López Millán le convirtieron hace 30 años en uno de los hombres más preparados para hablar sobre cualquier temática. Dicen los que le conocen que era poco menos que una enciclopedia con patas.

El encargado de dar a conocer la noticia ha sido su compañero y amigo Albert Castillón, quien a través de sus redes sociales escribía: «Hace unas horas ha muerto un genio de la radio y de la copla, mi amigo Hilario López Millán. Una deshidratación extrema terminó con uno de los grandes de la comunicación. Mi pésame a su marido Alberto. Descansará junto a su madre y su amiga Rocío Jurado».

Es obligado detenerse en ese último nombre. Rocío Jurado. Y es que Hilario López Millán era uno de los mejores amigos de la chipionera. La lealtad fue uno de sus puntos fuertes ya que solo así se explica el que se lograra ganar la confianza de algunas de las artistas españolas más importantes, tales como Lola Flores, Juanita Reina o Concha Piquer.

En el plano meramente profesional, Hilario también regaló su voz a las ondas. En la frecuencia modulada hizo un inolvidable tándem con Encarna Sánchez. Sin embargo, serán muy recordadas sus aventuras televisivas, sobre todo en programas de crónica social. Se le considera todo un pionero del sector cuando todavía no habían llegado programas como Tómbola, Aquí hay tomate o Sálvame. Por ello, se le considera como uno de los colaboradores estrella de la crónica rosa en espacios como Día a día, de María Teresa Campos, y Sabor a ti, con Ana Rosa Quintana.

Hilario López Millán siempre llevó a su Albacete natal en el corazón, pese a que en los años 60 tuvo que dejarlo atrás. Barcelona fue una de las ciudades que lo acogió en sus primeros años como profesional y que resultó clave. Allí se enamoró perdidamente de Alberto, la persona con la que ha compartido más de cuatro décadas y junto a quien ha dado el último suspiro de vida. Y eso que se conocieron sin buscar el amor ya que lo conoció en un bar y lo suyo fue un flechazo.

Especialmente recordable es también la anécdota que vivió con la infanta Pilar de Borbón. «Cuando se marchó a vivir a su casa de La Florida, alquiló su piso de Madrid a la infanta y a su marido, Luis Gómez-Acebo, mientras el matrimonio esperaba a que terminaran de construir su mansión de Puerta de Hierro. Le pagaban 30.000 pesetas y cuando se la devolvieron los techos estaban totalmente ennegrecidos, como si hubieran hecho fiestas con velas. Antonio habló con el administrador para que comunicara a los Acebo que, como mínimo, dejaran el piso tal y como lo habían encontrado. Y lo pintaron», contó en una conversación con El Español.