Koh Samui, así es la cárcel donde está preso Daniel Sancho
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Fue en la tarde de este lunes cuando se conoció que Daniel Sancho, el hijo del actor Rodolfo Sancho, de 29 años, había ingresado en prisión después de que un juez del tribunal provincial de Tailandia decretara cárcel provisional para él por el presunto asesinado y desmembramiento del cirujano colombiano, Edwin Arrieta, hace escasos días, en un hotel de la isla de Koh Phangan, en el sureste del país.
Se prevé que el joven permanezca entre rejas hasta que comience el juicio. Concretamente, en un módulo de aislamiento en el que tendrá que estar durante diez días para cumplir con el todavía vigente protocolo de coronavirus de la cárcel. Una condición por la que, según ha trascendido, solo podrá ser visitado por su representante legal, Khun Anan, quien en las últimas horas ha dado nuevos detalles sobre cómo se encuentra Sancho. «Sabe lo que hizo. Creo que está relajado, le he explicado el proceso (…) Él quiere planear cómo vivir aquí dentro», ha explicado. De esta forma, su padre, que habría tomado un avión rumbo al país asiático en las últimas horas, no podrá verlo.
Daniel Sancho se encuentra preso en la cárcel de Koh Samui, frente a la costa este del istmo de Kra. Un centro penitenciario que según la bloguera Mia Escobud, que ha entrevistado a varios ex reclusos, estaría en muy malas condiciones. En propias palabras palabras de la influencer, en las celdas «no hay camas», y ya ni siquiera «hamacas». Así, los presos cuentan únicamente con tres mantas, «una para taparse, otra para dormir y otra como almohada». «Pasé todo el tiempo allí con las piernas en el inodoro, los pies de otros presos en mi cara. El ancho de mi espacio era de aproximadamente 14 pulgadas de ancho. En un momento de la celda no podías extender las piernas de lo lleno que estaba», es uno de los testimonios que relata Mia por parte de un recluso.
Asimismo, según la misma fuente, los baños estarían equipados con 16 duchas y dos abrevaderos que son «un poco locura. Puedes ir cuando todo el mundo haya cenado, pero es muy probable que no quede agua. Todo el mundo se ducha en calzoncillos, quizá un poco tímidos»; y la comida dejaría mucho que desear. «Te sirven un arroz de aspecto asqueroso y caldo maloliente con algunos huesos. Lo mismo para la cena, aunque a veces puedes tener suerte y conseguir un poco de pollo pegado a los huesos».
Los prisioneros entrevistados denuncian además en sus charlas «torturas y abuso de poder»; así como el uso de «grilletes» y de ciertos «castigos». Por lo que respecta al día a día de los presos, éste sería muy marcado y con varios encuentros que van desde las seis de la mañana, cuando los guardias despiertan a golpe de silbato a todos los allí presentes, y hasta las nueve de la noche cuando, tras la hora de la ducha, se apagan las luces del lugar y se cierran las puertas de todas las celdas.