Jimmy Giménez-Arnau, un hombre libre, inteligente, noble y profundamente disruptivo
Muere Jimmy Giménez-Arnau a los 81 años, escritor y columnista de OKDIARIO
Giménez-Arnau fue conocido por su aguda ironía, su estilo irreverente y su participación en programas de crónica social
Hay personas que se quedan en los corazones de los demás por su bondad, otros por su inteligencia, otros por su simpatía y, los privilegiados, por esas tres cosas a la vez. Ha muerto Jimmy Giménez-Arnau hoy tras una vida trepidante propia de las personas que saben amarla y bebérsela sin ningún tipo de reparo. El sábado pasado había cumplido 81 años cuando ya estaba ingresado. No han trascendido los motivos de su muerte.
Periodista, tertuliano, novelista, Jimmy saltó a la fama del papel cuché por su matrimonio con Merry Martínez-Bordiú, la nieta favorita de Franco.
El hecho de ser hijo de diplomático le había llevado a vivir en diferentes países, Brasil, Uruguay, Suiza, Inglaterra, entre otros, recibiendo una educación cosmopolita y abierta. Su paso por un internado inglés siendo niño le hizo dominar el inglés, lo que en una España primero franquista y después en los prolegómenos de la Transición, era un rasgo diferenciador. Se licenció en derecho y periodismo y enseguida optó por lo segundo siendo corresponsal de guerra y cofundador de la revista Hermano Lobo, en la que escribió con el pseudónimo de Jimmy Corso. También hizo sus pinitos en el cine escribiendo y dirigiendo a medias con Julio Wizuete, la película Cocaína en 1980, en un año glorioso en cuanto a consumo de esa droga en España se refiere. Sin duda, poseía un sentido del humor ciertamente provocador.
Enseguida comenzó, como los valientes, escribiendo poesía con Cuya Selva y La Soledad distinta. A lo largo de su vida publicó varias novelas y su autobiografía en 2020, así como fue un prolífico colaborador en muchos medios de comunicación como en esta casa, OKDIARIO. La radio y la tele fueron también un espacio natural en él y precisamente en esta última, en el programa Sálvame, tuvo su última trayectoria delante de las cámaras.
Boda con una Franco, exclusiva y divorcio
Merry Martínez-Bordiú y Jimmy se casaron en 1977. Ella era una Franco que había vivido entre el Pardo y Meirás bajo una educación profundamente tradicional y católica, con un padre autoritario, el Marqués de Villaverde y en el paraguas durante años de la familia del dictador. Era la más pequeña de los siete hermanos y quizás por ello la más rebelde.
La trayectoria vital de Jimmy no podía ser más diferente. Había viajado, era totalmente cosmopolita y su forma de ver la vida no encajaba en absoluto en el estilo de educación que Merry había recibido. Aún así, o quizás por ello, conectaron inmediatamente.
En sus memorias que tituló Yo, Jimmy. Mi vida entre los Franco, en un claro intento de hacer guasa con el famoso Yo, Claudio (la famosa novela de Robert Graves), él mismo decía “De Merry decían que era la nieta pirada del general y de eso no tiene un pelo. A mí me encasillaban como periodista progre y yo de progre solo tengo la bragueta, que es de zip”.
Merry y Jimmy se conocieron a través de un amigo común. El flechazo fue instantáneo y se enamoraron loca y apasionadamente. Aunque ambos provenían de familias adineradas, sus vidas no podían ser más diferentes. Él le sacaba 12 años, Merry tenía solo 20 y una sed de libertad que Jimmy ya conocía de sobra y ejercía desde hacía años. Quizás eso fue la chispa que les unió en un principio, aunque después les separase con el tiempo, y es que dos almas tan libres rara vez pueden volar juntas sin caer en peleas constantes.
Su historia de amor en realidad no tiene nada de extraño. Hay personas que logran sacar aquello que uno tiene dentro y probablemente desconocen que poseen. Seguramente Jimmy supo ver en Merry todo aquello que dentro de su círculo nadie veía o, si lo hacía, no lo apreciaba. Él lo hizo y quizás por eso su conexión fue inmediata. Cuando ambos se conocieron (1976), España atravesaba la trepidante transición y en el entorno de ella todavía se guardaba luto por el «abuelo». Pero España ya era otra y comenzaba una etapa de profundos cambios. Se enamoraron de verdad, quizás porque la conexión más potente que les unió fue un profundo amor por la libertad. Se casaron por la iglesia por las convenciones sociales de la época y quizás porque ninguno de los dos creía y en una burla soterrada, vendieron la exclusiva a la revista Hola por un millón de pesetas de la época. Eran los primeros en hacerlo y aquello no gustó nada a la familia de ella.
En 1982 el matrimonio hizo aguas teniendo una hija en común, Leticia. Lograron la nulidad eclesiástica en 1993 y Jimmy comenzó a ser un personaje del corazón desde el momento en el que se casó con Merry.
Su vida más pública
Jimmy siempre supo que nada tenía que demostrar de su profunda y potente intelectualidad y cultura. Estaba de vuelta de todo ello porque su inteligencia le hacía estar por encima de cualquier convención social. Estaba allí donde se divertía. Quizás por ello aceptó en los últimos años de su vida participar en programas de corazón encasillados en la llamada «telebasura». Le daba igual y se notaba que, no solo se sentía cómodo dentro de ese tipo de formato televisivo, sino que sabía que era un entretenimiento que le daba, además, un buen sustento económico.
Siempre compaginó la televisión con el periodismo escrito donde publicaba columnas de opinión como en este diario donde escribió la última el pasado 30 de agosto.
La parte más triste y compleja de su vida fue la no relación que mantenía con su única hija Leticia desde hace 30 años, cuando ella tenía tan solo 12. Nunca más se volvieron a ver. En el programa de Bertín Osborne confesó lo que realmente pasaba con ella: «Quise mucho a la niña esa. La cuidé. Nos divertíamos muchísimo, pero no lo voy a forzar. Me aconsejaron que hasta que Leticia cumpliera los 18 años luchara para que no me dijera nunca que la había abandonado. Gané todos los pleitos aquí y en Estados Unidos para verla. Pero su madre no hacía caso a los juzgados ni a nada. No voy a mendigar amor (…)». «Han muerto mi padre y mi madre y no ha ido a ninguno de los entierros. No tengo ahora tiempo para esas imbecilidades (…) no sé donde vive ni me importa. Espero que le vaya bien y, chao, no tengo nada más que comentar».
Su gran amor, su última esposa, Sandra
En 2007 Sandra Salgado, una periodista del programa de Telecinco, Dolce Vita, le hizo una entrevista telefónica de dos horas, lo que se llama la entrevista previa, para el programa en el que él participaría días más tarde. Esa conversación les cambió la vida a los dos porque fue un flechazo en toda regla aún a pesar de que él le sacaba 35 años. Días más tarde se vieron y ya no comenzaron una relación que se formalizó seis años después en una boda civil en la Junta Municipal de Fuencarral-El Pardo, en Madrid.
Los últimos años de su vida los vivió totalmente entregado a ella, enamorado, en calma y con una profunda admiración mutua, algo que jamás se cansaba de decir el periodista al que siempre recordaremos todos aquellos que lo conocimos y tuvimos la suerte de reírnos a carcajadas con él, porque otra forma a su lado no era posible: inteligente, tierno, rápido, culto, intuitivo, profundamente divertido y noble. Profundamente noble. Descansa en paz. En OKDIARIO te echaremos de menos.