Jesús Ortiz desvela la situación de riesgo que vivió doña Letizia el 23-F
El periodista Jesús Ortiz ha publicado un hilo en Twitter a modo de crónica recordando cómo vivió ese histórico día junto a su familia
Se cumplen cuarenta años de una de las fechas más destacadas de la historia reciente de nuestro país. El 23 de febrero de 1981 se producía en España un golpe de Estado militar, que finalmente no prosperaba. Con motivo de este aniversario, el padre de la reina Letizia ha publicado un hilo en su cuenta de Twitter en el que ha recordado cómo vivió esa fecha y, sobre todo, lo que sintió cuando fue realmente consciente de lo que estaba ocurriendo.
Me pregunta un colega por mis recuerdos del #23F. Por este orden, angustia, zozobra, cabreo y más cabreo.
31 años. 18:30, más o menos. Llegaba a Oviedo desde Trubia, de hacer alguna entrevista, conduciendo la unidad móvil de RCE y escuchando las votaciones del Congreso.
— Jesús Ortiz (@JesOrtizAl) February 23, 2021
El suegro de Felipe VI tenía entonces apenas treinta y un años y regresaba a Oviedo de hacer una entrevista cuando se enteró de la noticia: «llegaba a Oviedo desde Trubia, de hacer alguna entrevista, conduciendo la unidad móvil de RCE y escuchando las votaciones del Congreso», ha comenzado escribiendo. “Iba con un compañero al lado, Jaime Roza, creo. Se quedó, nos quedamos, mudos. No sé cuántos minutos tarde en comprenderé la gravedad del asunto, pero se agolparon imágenes de los relatos, contados por mis padres y abuelos de las represiones de unos y otros del 34 en adelante”, ha relatado el padre de doña Letizia, que ha confesado que en lo primero que pensó fue en sus tres hijas: “de repente, algo explota en mi cabeza y lo relaciona: mis tres hijas (9, 8 y 6), estaban en clase del ballet con su madre en el estudio de Marisa Fanjul, local que estaba justo encima de la sede de CC. OO. «¡Jo***! Como a algún descerebrado le dé por liarla…”, ha revelado Jesús Ortiz.
En aquella época, la hoy reina y sus hermanas daban clases extraescolares de ballet en Oviedo, en un edificio que, al parecer, se encontraba encima de la sede de Comisiones Obreras, lo que despertó una sensación de miedo en el periodista, debido a cómo se estaban desarrollando los acontecimientos. Aunque no había muchas personas que fueran conscientes de que allí había una escuela de baile, Ortiz no lo dudó ni un momento: “ subí, dije a mi familia que nos marchábamos de ahí a toda prisa y sin preguntar y advertí a la directora de la escuela de mis temores”, ha contado.
La familia se marchó a casa y ya allí puso las noticias, aunque Ortiz tenía la intención de hacer algo: “las cadenas del radio y la televisión empezaban a emitir marchas militares, al menos las de Medios de Estado, donde se encuadraba RCE. Yo quería hacer algo, salir con la Unidad, contar qué pasaba en Oviedo; llamé a mi director, José Luis Pérez Perelétegui, pero me dijo que tenía órdenes muy claras de no hacer nada, que él estaba en los estudios, en la Calle Asturias, y que estuviera pendiente del teléfono por si acaso. Cabreo: yo quería hacer algo… ¡ya! No fue posible esa noche porque sólo se emitió programación nacional”, relata.
El veterano periodista, que hace apenas unos días confirmaba que se jubilaba -de su relación laboral, no de su profesión-, no tuvo más remedio que esperar a la mañana siguiente para relatar los hechos. Jesús ha aprovechado para reivindicar el papel de la radio y su importancia, no solo en el pasado, sino también ahora: “fue la noche de los transistores. Y sí: medio mundo se dio cuenta de la importancia de la radio. Y sí: la radio sigue viva, activa, útil y eficaz. Por si las dudas”, remarca.