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Familiares y amigos dan el último adiós a Álvaro Figueroa, conde de Romanones

Madrid ha sido testigo este martes, 1 de abril, de la despedida a Álvaro Figueroa Griffith

Álvaro Figueroa Griffith, IV conde de Romanones, fallecido a los 76 años el pasado 26 de marzo

Claudia Osborne ha sido uno de los rostros conocidos en acudir al último adiós a Álvaro Figueroa Griffith

Claudia Osborne en el último adiós a Álvaro Figueroa, conde de Romanones. (Foto: Gtres)
Claudia Osborne en el último adiós a Álvaro Figueroa, conde de Romanones. (Foto: Gtres)
Marta Menéndez
  • Marta Menéndez
  • Televisión, Moda y Corazón. Graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Lleida. Antes, redactora y locutora de informativos en la 'Cadena SER' y redactora de Cultura y nuevas tendencias en 'El Independiente'.
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Madrid ha sido testigo este martes, 1 de abril, de la despedida a Álvaro Figueroa Griffith, IV conde de Romanones, fallecido a los 76 años el pasado 26 de marzo. Familiares, amigos y destacadas personalidades se han congregado en la parroquia de San Agustín del barrio de Salamanca de la capital para rendir homenaje a esta figura emblemática de la aristocracia española. Entre los asistentes, destacan rostros conocidos como Claudia Osborne, que se ha dejado ver acompañada de José Entrecanales; Ana Cristina Portillo y Lulu Figueroa-Domecq, hija del difunto, a quienes los presentes han mostrado su respeto y afecto a a su llegada al lugar. Lulu ha acudido a la misa homenaje junto a su esposo, el historiador y antropólogo Adrián Saavedra

Álvaro Figueroa Griffith había sufrido un ictus hace casi una década, y lo cierto es que desde entonces su salud se fue debilitando progresivamente. Tanto, que en sus últimas apariciones públicas, se le pudo ver en silla de ruedas. Como llevaba una vida discreta y evitaba la exposición mediática, existen muy pocas imágenes públicas de sus últimos años. Sin embargo, una de las últimas ocasiones en las que apareció en público fue en diciembre de 2017, durante el funeral de su madre, Aline Griffith, uno de los personajes más mediáticos del siglo XX.

Lulu Figueroa en el último adiós a Álvaro Figueroa, conde de Romanones. (Foto: Gtres)

Lulu Figueroa en el último adiós a Álvaro Figueroa, conde de Romanones. (Foto: Gtres)

Álvaro Figueroa Griffith Pérez de Guzmán el Bueno Dexter, su nombre completo, nació el 21 de febrero de 1949. Aunque llevó una vida discreta, estuvo estrechamente vinculado a destacadas familias de la sociedad española. Se casó con Lucila Domecq, hermana de Sandra Domecq, quien fuera la primera esposa de Bertín Osborne. De su matrimonio nacieron cinco hijos: Cristina, Carla, Álvaro -actual conde de la Dehesa de Velayos, Lucila, conocida como Lulu, y Alonso. Tras su separación, el X conde de Romanones vivió un tiempo en Lourdes, Francia. Posteriormente, alternó su residencia entre Marbella, la finca familiar en Extremadura y la casa de su madre en el barrio madrileño de El Viso.

La herencia de Álvaro Figueroa, en el punto de mira

Tras su despedida final, los cinco hijos de Álvaro Figueroa deben llegar a un acuerdo para repartir la herencia y decidir quién asumirá el título de conde de Romanones, que, según lo establecido, correspondería a su primogénita, Cristina. Cabe destacar que desde 1988, tras el fallecimiento de su padre, Álvaro ostentaba el título de conde de Romanones por derecho propio. A lo largo de su vida, ocupó diversos cargos en varias empresas, aunque en los últimos años ya no desempeñaba ninguna función activa. Su madre distribuyó parte de su patrimonio en vida y, tras su fallecimiento, la herencia se dividió entre 21 herederos, incluyendo hijos y nietos, lo que provocó la dispersión de su importante legado.

Álvaro Figueroa no poseía propiedades a su nombre en España, por lo que, en caso de haber dejado una herencia económica, esta provendría de otros activos. En 2019, una de las propiedades más emblemáticas de su madre, Aline Griffith, considerada la espía más famosa de la alta sociedad española, salió a la venta: la mansión en El Viso antes citada. La vivienda, que necesitaba reformas, se puso en el mercado por 5,5 millones de euros, después de un intento fallido en 2017 de venderla por cuatro millones.

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