Ex al cuadrado: la infanta Elena y Jaime de Marichalar coinciden sin drama (pero con abanico)
La infanta Elena y Jaime de Marichalar coincidieron en la boda de Miguel Matossian y Casilda de Nicolás
Llegaron por separado, evitaron el protagonismo y mantuvieron un perfil discreto
Victoria Federica y Froilán no acompañaron a sus padres a la boda de Miguel Matossian y Casilda de Nicolás
La boda de Miguel Matossian y Casilda de Nicolás, celebrada el pasado fin de semana en Toledo, ha sido uno de esos eventos sociales donde la alta sociedad y ciertos miembros del círculo real se dan cita sin grandes pretensiones, pero inevitablemente atrayendo la atención. Entre los invitados, destacó especialmente la presencia de la infanta Elena y su ex marido, Jaime de Marichalar, que coincidieron en el enlace tras años de evitar apariciones públicas conjuntas.
Desde su separación oficial en 2010, precedida por el conocido «cese temporal de la convivencia» anunciado en 2007 por la Casa Real, ambos han optado por mantener una estricta discreción sobre su relación actual. Si bien comparten dos hijos, Victoria Federica y Froilán, rara vez se les ha visto juntos en actos públicos. De hecho, en otras ocasiones han asistido a eventos familiares en momentos distintos, como ocurrió hace unos meses en el funeral de la madre de Borja Prado. Sin embargo, esta vez, el entorno familiar y aristocrático de los novios parecía justificar plenamente su presencia, y ambos acudieron al enlace, aunque por separado y manteniendo un perfil bajo.
La ceremonia tuvo lugar en la iglesia de San Juan Bautista de Toledo, un escenario sobrio y elegante, acorde con el tipo de celebración que suele atraer a muchas figuras de la aristocracia europea. Miguel Matossian es nieto de Tessa de Baviera, prima segunda del Rey Juan Carlos, lo que explica la asistencia de varios nombres vinculados a la Casa Real española. La infanta Elena llegó a la ceremonia vestida con una chaqueta azul marino adornada con una maxi flor en relieve, combinada con una falda midi plisada en tonos azules que aportaban frescura y movimiento al conjunto. Completó su estilismo con unas gafas de sol oscuras y un abanico, imprescindible ante el calor sofocante del sábado toledano.
Fiel a su costumbre, doña Elena evitó realizar declaraciones y se mostró cordial pero reservada. Saludó a otros asistentes y se retiró de la misma manera en la que llegó: discretamente. Poco después, llegó Jaime de Marichalar, quien fue captado por las cámaras caminando con la ayuda de un bastón y acompañado de su hermano Amalio. Aunque su aspecto físico reflejaba cierto desgaste, se mantuvo igualmente comedido, saludando a conocidos pero manteniéndose lejos de la prensa.
La coincidencia entre ambos, aunque no buscada ni especialmente comentada por los protagonistas, no pasó desapercibida. No hubo gestos de complicidad ni interacción directa visible, pero tampoco hubo incomodidad aparente. La sobriedad de ambos reflejó el acuerdo tácito que han sostenido durante estos años: mantener las formas, preservar la intimidad familiar y dar prioridad a los compromisos sociales cuando las circunstancias lo requieren. Sus hijos, sin embargo, estuvieron ausentes. Mientras Froilán se mantiene alejado del foco mediático, Victoria Federica se encuentra disfrutando de unos días de descanso en Sanlúcar de Barrameda junto a su amiga Rocío Laffón, como ha dejado ver en sus redes sociales.