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Emoción a tres bandas: Sánchez Vicario, su madre y Urdangarin protagonizan el homenaje a Sídney 2000

Barcelona celebró el 25 aniversario de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000

El acto reunió a más de cuarenta deportistas españoles destacados de aquella edición

Entre ellos estuvieron Iñaki Urdangarin, Arantxa Sánchez Vicario y otros medallistas que compartieron recuerdos y anécdotas de sus carreras

  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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Barcelona vivió este jueves una jornada cargada de emoción y recuerdos imborrables con motivo del 25 aniversario de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. El Museo Olímpico y del Deporte Juan Antonio Samaranch se convirtió en el escenario de un emotivo homenaje que reunió a más de cuarenta deportistas españoles que destacaron en aquella edición histórica. Entre los presentes se encontraban figuras icónicas como Iñaki Urdangarin, Gervasio Deferr, Enric Masip, Xavier O’Callaghan, Andrei Xepkin, Jordi Núñez y la extenista Arantxa Sánchez Vicario, quienes compartieron vivencias, anécdotas y recuerdos de aquellos días que marcaron un hito en la historia del deporte nacional.

El acto, impulsado por la Fundació Barcelona Olímpica con el apoyo del Ayuntamiento y del Comité Olímpico Español, buscó rendir homenaje no solo a los éxitos deportivos, sino también a los valores que definieron a esa generación: esfuerzo, disciplina, pasión y, sobre todo, compañerismo. Durante la celebración, los atletas pudieron rememorar momentos clave de sus competiciones, revivir emociones intensas y reflexionar sobre el legado que dejaron al deporte español. Muchos coincidieron en señalar que, más allá de las medallas, lo más valioso fueron los vínculos de amistad y la sensación de orgullo al representar a su país en un escenario global.

Arantxa Sánchez Vicario y su madre en el 25º aniversario de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. (Foto: Gtres)

Uno de los momentos más emotivos de la jornada se vivió con la presencia de Arantxa Sánchez Vicario junto a su madre, Marisa Vicario Rubio. La relación entre madre e hija había pasado por periodos de distanciamiento y conflictos legales relacionados con la gestión del patrimonio familiar, pero en los últimos años ambas han logrado recuperar la cercanía perdida. Tras la separación de Arantxa en 2018, el vínculo familiar se fortaleció, y durante la celebración quedó patente la complicidad entre ellas. Caminando juntas, compartiendo gestos de cariño y permaneciendo atentas la una a la otra, madre e hija proyectaron una imagen de unión y reconciliación que emocionó a los presentes.

El evento también sirvió como escenario para un esperado reencuentro entre Iñaki Urdangarin y Arantxa Sánchez Vicario. Ambos se saludaron con cordialidad, intercambiaron impresiones y posaron juntos ante los fotógrafos en un ambiente de nostalgia y respeto. Urdangarin recordó la medalla de bronce que el equipo español de balonmano obtuvo en Sídney, mientras que Arantxa evocó sus propias experiencias en los torneos de tenis, dejando claro que los recuerdos de aquellos Juegos siguen muy vivos en sus vidas. Este tipo de encuentros refuerza la idea de que el olimpismo no solo se mide en logros deportivos, sino también en la capacidad de generar vínculos y recuerdos que perduran más allá de las competiciones.

Arantxa Sánchez Vicario e Iñaki Urdangarin en el 25º aniversario de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. (Foto: Gtres)

La relación personal entre ambos atletas añade un matiz especial a la celebración. Su primer contacto se produjo durante los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, y la conexión que surgió entonces se consolidó en los meses siguientes. Un año después contrajeron matrimonio en la catedral de Barcelona y formaron una familia con cuatro hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene. Esta historia personal, entrelazada con los recuerdos deportivos, hizo que la jornada adquiriera un tono más cercano y humano, recordando que los éxitos en el deporte van acompañados de vivencias que trascienden la competición.

Además de los reencuentros y la nostalgia, la cita permitió reforzar los lazos entre distintas generaciones de deportistas y «subrayó la importancia de los valores olímpicos»: la solidaridad, el respeto y el trabajo en equipo. Para muchos asistentes, la jornada fue también una oportunidad de reflexionar sobre el impacto que aquel verano de 2000 tuvo en sus vidas, cómo la disciplina, la constancia y el compromiso que demostraron siguen inspirando a las nuevas promesas del deporte español.

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