La disputada herencia de Víctor Manuel de Saboya: desde su villa en Ginebra hasta el cofre secreto
Uno de los puntos más misteriosos y disputados de la herencia es el cofre secreto donde están guardadas las joyas de la Corona italiana
Las propiedades que hereda Emanuele Filiberto hoy son inmuebles en Ginebra, Córcega o París, que Víctor Manuel había comprado o hecho construir
El pasado 3 de febrero, en Ginebra, falleció a los 86 años Víctor Manuel de Saboya, hijo de Humberto II, el último rey de Italia. «Se llora a los muertos, pero hay que ocuparse de los vivos, de mi madre, que está inconsolable porque ha perdido a su amor, al hombre de su vida», confesaba su primogénito tras la muerte de su padre en unas declaraciones al Corriere. Además de los derechos dinásticos a un trono inexistente, los cuales Emanuele Filiberto ya renunció en favor de su hija Vittoria, no hay ninguna corona para transmitir al príncipe desde que en 1946 se aboliera la monarquía en su país. Tampoco existen más bienes inmuebles o residencias reales en la nación transalpina, ya que todo pertenece ahora al Estado italiano.
Las propiedades que hereda Emanuele Filiberto hoy son inmuebles en Ginebra, Córcega o París, que Víctor Manuel había comprado o hecho construir con los beneficios de sus muchos años de labores comerciales, dando buen uso a sus conexiones aristocráticas, desde su primo el rey Balduino de Bélgica hasta el sha de Persia. No se conoce la cantidad exacta a la que asciende su patrimonio económico, ya que la familia Saboya ha tratado de mantener estos asuntos en secreto.
Parte significativa de su herencia es la gran colección de objetos que recogió del fondo del mar durante una vida dedicada al submarinismo, una afición que estuvo a punto de costarle la vida cuando debió ser rescatado por la Marina estadounidense. Pequeños y grandes tesoros guardados durante toda una vida en su villa de Vesenaz, en Ginebra, recientemente puesta a la venta. Una villa que fue diseñada por Marina Doria, que llamaba la atención por su peculiar aspecto arquitectónico que simulaba ruinas clásicas. A subasta en Christie’s salieron todos los muebles diseñados por la princesa para la mansión, además de cuadros de prestigiosos artistas como Lichtenstein. En la misma casa de subastas también se vendieron joyas familiares el pasado mes de septiembre: un anillo con aguamarina, una pulsera con pequeñas esmeraldas y anillos con esmeraldas, rubíes o perlas.
Sin embargo, más allá de las distintas propiedades, uno de los puntos más misteriosos y disputados de la herencia es el cofre secreto donde están guardadas las joyas de la Corona italiana. El 5 de junio de 1946 fueron confiadas al Banco de Italia, pese a que Víctor Manuel trató de recuperarlas sin éxito.
En el pleito entre los Saboya y el Banco de Italia había 6.732 brillantes, 2.000 perlas de diferentes tamaños, un diamante rosa montado en un gran broche, el collar de perlas de la reina Margarita II, la tiara de la reina y las joyas de la princesa María Antonia. Tan solo los diamantes, las piedras y las perlas valen unos 300 millones de euros. La cifra no es exacta, ya que la última tasación a este respecto se hizo en 1976 por 2.000 millones de liras.