Diana Martínez Bordiú, una vieja amiga del Rey Felipe en la corte de Letizia

El retrato que Annie Leibovitz ha hecho a los Reyes ha dado mucho que hablar. Una vez descubiertos los detalles de la negociación con la fotógrafa, el dinero que se embolsará por su trabajo y el lugar del posado, ya solo queda saber la fecha en la que las imágenes verán la luz y los looks que don Felipe y doña Letizia lucirán en las fotografías que, como ha ocurrido con otros trabajos de la norteamericana para otras casas reales, pasarán a la posteridad.

Como en cada una de sus apariciones públicas, la Reina estuvo asesorada, maquillada y peinada por el tridente de profesionales a las que confía su imagen. Eva Fernández es, desde hace casi una década la estilista de Letizia. La mujer con la que la esposa de Felipe VI ha encontrado un estilo propio que, además, le coloca año tras año en las primeras posiciones de las listas de las más elegantes. Para todo lo referente a su pelo –mechón de canas incluido-, la madre de Leonor y Sofía confía en Luz Valero. Luz ya se encargaba del pelo de Letizia cuando era nada más (y nada menos) que presentadora de los informativos de TVE y cuentan que la asturiana no dudó en ofrecerle un puesto de trabajo junto a ella cuando, al convertirse en novia y prometida del entonces Príncipe de Asturias, supo que debería lucir una melena impecable el resto de su vida. La última en unirse a este grupo de mujeres que cuidan de la imagen de la Reina fue Natalia Belda. Una maquilladora conocida en redes sociales y en el mundo de la moda por ser íntima amiga de Blanca Suárez, entre muchas otras artistas, y haber firmado algunos de los maquillajes más explosivos de las alfombras rojas. Una unión profesional que salió a la luz el pasado mes de noviembre pero que, según publicó el portal Vanitatis había comenzado varios meses atrás.

Si bien todo apuntaba a que la entrada de Belda en el equipo había estado propiciada por Eva González, con la que la estilista había coincidido en producciones para una conocida cabecera de moda, este medio ha descubierto un vínculo mucho más íntimo entre la maquilladora y su nueva jefa, ya que la empresa de representación que lleva a Natalia Belda es propiedad de Didi Martínez Bordiú. Una empresaria casi anónima que, a pesar de su apellido, solo fue noticia en 2003, cuando Jaime Peñafiel anunció en un programa de televisión que esta joven era la nueva ilusión del entonces príncipe Felipe -cuyo último romance conocido había sido con la modelo Eva Sannum-. Hija de un primo hermano de Carmen Martínez-Bordiú, Didi, como se refería (y refiere) a ella su entorno más cercano, tenía entonces 21 años y fue considerada una buena candidata para convertirse en pareja formal del heredero al trono, no solo por encontrarse cursando una carrera universitaria y hablar 5 idiomas, sino también por su afición al pádel, la vela y el esquí y su colaboración con alguna ONG.

Se dijo entonces que don Felipe y Diana se habían conocido en la discoteca Fortuny justo cuando el Príncipe atravesaba sus momentos más difíciles, nada más romper con la modelo noruega, y que fue el propio Borbón el que pidió que le presentasen a la joven, cuya altura -mide 1’83m- y espectacular figura llamaban la atención. Nunca hubo confirmación de ningún tipo acerca de esta amistad especial del actual Rey, ni se consiguió una sola imagen en los más de 15 meses que se dijo que duró, pero el romance se dio por hecho hasta el punto de que el nombre de Diana aparece en los recuentos más detallados de historias de amor de nuestro Rey.

Han pasado más de 20 años de todo esto, y el destino ha vuelto a unir públicamente las vidas de Diana y don Felipe. Que Diana Martínez-Bordiú sea la encargada de representar a la maquilladora de la reina Letizia es, sin lugar a dudas, un detalle llamativo que lleva a pensar que o el Rey y su amiga de juventud nunca perdieron del todo el contacto y que Didi es responsable de la entrada de Belda en la corte de Letizia o que, definitivamente, las casualidades existen.