Carlos Falcó, pasión por el campo y una intensa vida sentimental
La vida del marqués de Griñon se ha dividido entre su pasión por el campo y los azares amorosos que le han llevado ser padre de cinco hijos, fruto de las relaciones con las mujeres de su vida.
Esta mañana se conocía la noticia del ingreso de Carlos Falcó a consecuencia del coronavirus. Tan solo hace unas horas, ha trascendido la noticia de su muerte a los 83 años de edad. El quinto marqués de Griñón cumplió esta cifra el pasado mes de febrero y lo hacía con la paz que un hombre que ha alcanzado las metas más deseables en la vida lo puede hacer.
Este sevillano nacido ni más ni menos que en el Palacio de Dueñas, desarrolló desde bien temprano su afición por la agricultura, algo que su abuelo, Felipe Falcó, se afanó en enseñarle alrededor de la almazara familiar. Cuando creció, estudió ingeniería agrónoma y siguió formándose en la materia en la Universidad de California. También fue su abuelo quien le facilitó la puesta en marcha de sus negocios agrícolas, pues le dejó en herencia la Quinta de las Vacas, una finca campestre. A partir de ese momento llegó a su vida un prolífico negocio entorno a los aceites y los vinos, con nueve etiquetas de caldos en el mercado, bajo la marca Dominio de Valdepusa.
Pero lo cierto es que al marqués, a pesar de su exitosa carrera se le conoce más por su vida sentimental. Algo que llegó a su punto cumbre cuando se desposó con la conocida como reina de corazones, Isabel Preysler. Antes de esto, por su vida pasó Jeannine Girod, con quien se casó en 1963 y la que es la madre de sus dos primeros hijos, Manuel, nacido en Estados Unidos, y Sandra. El primogénito que ha seguido el camino de su padre en lo empresarial y se ha labrado una exitosa carrera en el mundo de los negocios es quien previsiblemente heredará el marquesado. Fue en 1971 cuando la idílica familia que formaban Carlos y Jannine se rompe, o al menos este es el año en que se hizo oficial el divorcio. Ella rehizo su vida junto a Ramón Menzoda y el marqués se quedó a cargo de los hijos en común, de los que consiguió la custodia.
Y entonces llegó Isabel Preysler y a pesar de que ella continuaba casada con Julio Iglesias, se rindió a los encantos del aristócrata. Se conocieron visionando la película ‘Fiebre del sábado noche’ y a las pocas semanas el marqués reunió el valor para pedirle matrimonio. La boda se hizo realidad el 23 de marzo de 1980 y el 20 de noviembre del año siguiente nacía Tamara Falcó Preysler, la hija más famosa del sevillano. Ayer mismo la tercera hija del aristócrata compartía en su cuenta de Instagram una sentida felicitación por el Día del Padre: “Papi tú no tienes Instagram, pero como siempre te enteras de todo lo que hago que sepas que te quiero y eres el mejor padre que jamás podría desear. ❤️ u Tamaruni”, escribía la ganadora de la última edición de MasterChef Celebrity, acompañando a una foto en la que su padre la sostenía en brazos, ajena a lo que el futuro le deparaba.
Carlos Falcó se separó de Isabel Preysler en 1985, tan solo cinco años después de la boda. Y es que los ritmos de ambos eran muy diferentes. Mientras que el marqués seguía enfrascado en sus vinos y pasaba las horas en el campo, la reina de corazones huía de esa tranquilidad acudiendo a eventos y cenas con otras personalidades de Madrid. En una de ellas conoció a Miguel Boyer, con quien finalmente oficializó una relación que terminó en boda, fruto de la cual nació Ana.
El marqués también rehizo su vida y en 1993 se casó con Fátima de la Cierva, la mujer que le ha dado a sus dos hijos pequeños, Duarte (1994) y Aldara (1997). La feliz unión duró hasta 2011, cuando se conoció su separación. Años después llegaría a la vida de Carlos Falcó la modelo Esther Doña, con quien compartía hasta el día de hoy la tranquilidad de la vida en el campo.