Del despecho a la desolación: Arantxa Sánchez Vicario rompe su silencio en su 50 cumpleaños
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Sólo hay que echar un vistazo al palmarés de Arantxa Sánchez Vicario para recordar que es una de las grandes del deporte que ha dado este país. Desde su retirada vive horas bajas, víctima de un traumático divorcio y de diferentes problemas con la Justicia. Pero sus cuatro Grand Slam, seis en dobles, cuatro en dobles mixtos, cuatro medallas olímpicas y los cinco títulos de la Copa Federación con España le reivindican como una de las mujeres pioneras en hacer historia en el deporte patrio. Una estela que hoy en día han recogido las Paula Badosa, Alexia Putellas, Carolina Marín, etcétera.
El pasado 18 de diciembre cumplió 50 años, una cifra redonda y que suele ser muy celebrada. El sabor agridulce reposa en su paladar. Son demasiados frentes abiertos que le han obligado a sacar una fortaleza mental descomunal, la misma que exhibía en la pista. Su carrera, sus arrepentimientos y el balance que hace de su vida marcan las últimas declaraciones que ha concedido.
Arantxa Sánchez Vicario ha roto su silencio como si de un derechazo ganador se tratara. «De golpe, era una celebridad, con sus luces y sus sombras», relata en una entrevista. La tenista prefiere no hablar demasiado sobre su vida personal, pero sí que deja caer que no controlaba su vida sino que eran otros quienes lo hacían: «Imagina una vida como la mía, en la que siempre tienes gente alrededor tomando decisiones para que tú te centres en jugar. «Yo viajaba con mi entrenador, mi preparador físico y mi madre. Me dejaba guiar», cuenta en una entrevista con El Mundo.
No tiene problema alguno en reconocer que durante un tiempo fue una persona manipulada y apunta a la figura de su exmarido, Josep Santacana. En cierto modo, le responsabiliza de haberla animado a escribir la autobiografía que dinamitó la relación con sus padres. La deportista rompió con sus progenitores, a los que acusaba de controlarla y anularla: «El libro fue un gran error. Otra sombra. Hoy no lo hubiera escrito, pero en aquel momento me dejé aconsejar y manipular por gente que no quería lo mejor para mí. Me convencieron de que sería algo positivo en mi vida y, luego, descubrí que no era así y que esa persona tenía sus propios intereses en que rompiera con mi familia», reflexiona.
El gran pesar de Arantxa Sánchez Vicario
Tiene absolutamente claro que si pudiera borrar algo de su pasado sería eso y que no era consciente de todo lo que escribía: «No todo, aunque yo creía que sí. La situación se me fue de las manos, pero en aquel momento no veía las cosas con claridad. Si pudiera cambiar algo de mi pasado, sería esto». Pero hay cosas para las que ya son tarde, como haberse despedido de su padre sin una reconciliación de por medio: «Afortunadamente me he reconciliado con mi madre y hermanos. Di el paso de pedirles perdón y hemos ido recuperando la normalidad. Por desgracia, el daño ya estaba hecho, al final mi padre estaba en una situación complicada de salud [Alzheimer] y falleció sin que nos reconciliáramos. Aún me pesa y me pesará siempre».
Arantxa Sánchez Vicario acaba su entrevista con El Mundo dando un titular implacable: «Mi otro gran error en la vida ha sido creer en el amor». Son las palabras de una mujer desolada por las circunstancias personales vividas, pero cuya brillante carrera no empañan.