Los ninguneos internacionales a Sánchez: de los 30 segundos con Biden a un telefonazo de Mohamed VI

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, volvió a demostrar este miércoles que es incapaz de «doblegar la curva» (expresión típicamente suya) de las humillaciones públicas a las que se ha visto sometido desde que llegó a la Moncloa por parte de los más destacados actores internaciones. Algunas han sido notables y otras han pasado desapercibidas. En junio de 2019, con un año en el cargo, fue muy sonado el desplante del entonces presidente de los EEUU, Donald Trump, cuando durante una cumbre del G20 en Osaka (Japón) le conminó a sentarse sin mediar palabra. La cara desencajada del presidente español con su habitual sonrisa nerviosa fue muy comentada.

El ex presidente estadounidense siempre pasó de Sánchez. Por ejemplo, al mes de llegar a la Moncloa en 2018, el español inició su campaña de recogida de fotos para las redes sociales oficiales con los líderes internacionales. Hubo una reunión en julio de aquel año y los asesores de Pedro Sánchez y él mismo querían irse de ahí con una imagen para la posterioridad con Trump. Lo intentaron dos veces y a la tercera se entrometió en el corrillo en el que estaban hablando los presidentes de EEUU y Turquía, interrumpió la conversación, Trump se giró para ver quién le estaba interrumpiendo. En ese momento, de mirada indiferente del mandatario de EEUU hacia Pedro Sánchez el fotógrafo oficial captó la instantánea.

El presidente español nunca ha conseguido ser invitado a la Casa Blanca por Donald Trump, como tampoco lo ha conseguido con el presidente actual, Joe Biden. Sin embargo, los Reyes sí que fueron invitados a un viaje oficial por EEUU con encuentro incluido con Donald Trump, pero que fue aplazado por el covid-19.

Pedro Sánchez, a quien tanto le gusta referirse por todo aquello para lo que será recordado en los libros de historia, bien haría en señalar que tiene todas las papeletas para ser el primer presidente español en democracia que no ha sido invitado a la Casa Blanca. Ni Felipe González, ni Aznar, ni Zapatero (aunque tuvo que esperar seis años), ni Rajoy pueden decir que nunca estuvieron en la residencia del hombre más poderoso del mundo. En ámbitos diplomáticos se señala que el interés por Sánchez es mínimo dado que «lo dan por amortizado. No tiene sentido recibir a un presidente que apenas le quedan unos meses de vida política», aseguran fuentes que prefieren hablar desde el anonimato.

EEUU sabe manejar bien a los interlocutores con quién reunirse y el momento idóneo para ello. Por ejemplo, Lula da Silva, presidente de Brasil, lleva un mes en el cargo y será recibido la semana que viene ya por Biden en Washington. También fue muy comentado el tiempo de espera que le hizo pasar el presidente de EEUU a Pedro Sánchez para devolverle la llamada de felicitación que había recibido del español tras imponerse en las elecciones de noviembre de 2020. Finalmente, se produjo en agosto de 2021, cuando no quedaba otra por la crisis afgana tras la vuelta de los talibanes al poder. Hasta esa fecha, Biden ya había hablado con más de 30 jefes de Estado y de Gobierno, entre los que no había estado Sánchez.

Pero para momentos bochornosos, el que le hizo pasar Biden a Sánchez a mediados de junio de 2021 en Bruselas durante una cumbre de la OTAN. Sin dirigirle la mirada y en el camino que separaban dos salas de reuniones, el presidente de los EEUU despachó a su homólogo español, que inicialmente vendió el ‘paseo’ como una reunión, para luego decir que había sido un encuentro.

El plantón real de las últimas horas de Mohamed VI a Sánchez ha dado pie a muchas interpretaciones. Desde la capitulación del español por todos los datos interceptados en el espionaje de Pegasus a su teléfono móvil desde supuestamente Marruecos, a también la falta de sintonía personal con el español o su debilidad política dentro de la coalición de gobierno o de cara a las próximas elecciones generales. Lo cierto es que si después de haber reconocido Sánchez la soberanía marroquí en el territorio del Sáhara, y haber roto décadas de política exterior española, es ninguneado de esta manera por los marroquíes, es señal de que está sumamente debilitado.

Nunca antes, en ninguna reunión de alto nivel entre España y Marruecos celebrada en suelo alauita, el Rey no había estado presente de alguna forma. Es la primera vez que esto ocurre y deberían extraerse conclusiones, más allá de la autocomplacencia del Gobierno español, que se ha mostrado encantado de recibir una llamada telefónica tras haber movilizado a casi todo el gobierno y a su presidente.