Los líderes teocráticos de Irán ponen coto a los movimientos reformistas de Rouhaní

En torno al 80% de los candidatos a formar parte de la asamblea de expertos en Irán han sido descalificados de la ‘carrera’, incluyendo a un nieto del ayatolá Jomeini cercano a las posiciones reformistas que defiende el actual presidente Hassan Rouhani.

Los candidatos a formar parte del comité que designa al ayatolá, entre otras atribuciones, tienen que pasar una serie de ‘castings’ que comienzan con la aprobación primera del Consejo Guardián, un cuerpo clerical formado por doce miembros que vigila las elecciones y la legislación. De 801 candidatos, sólo 166 han obtenido este primer visto bueno.

Estas descalificaciones se han entendido como un revés para el presidente Hassan Rouhaní, que actualmente está de gira económica por Europa tras alcanzar un pacto nuclear con las grandes potencias del mundo. Mientras, en Teherán, las facciones duras que no están de acuerdo con esta apertura al mundo están maniobrando para quitarse de en medio a los potenciales aliados del presidente en su aperturismo.

Entre los excluidos se encuentra el nieto del primer líder supremo de la República Islámica de Irán, el ayatolá Jomeini –quien accedió al cargo en 1979 tras la revolución-. Ahmad, el nieto, es percibido como una persona moderada y popular entre los reformistas iraníes.

Las elecciones para conformar esta cámara, de la que finalmente formarán parte 88 miembros, tendrán lugar el próximo 26 de febrero. Entre sus atribuciones se cuentan la supervisión de las actividades del ayatolá y su designación, en caso de muerte del actual líder supremo Alí Jamenei, el segundo en la actual Irán.

También se celebrarán el mismo día las elecciones al parlamento del país, y de nuevo el Consejo Guardián se cargó las candidaturas de 7.000 de los 12.000 candidatos, la práctica mayoría de los reformistas y los moderados.

Pese a que Rouhaní había expresado sus aspiraciones de que los moderados controlasen las dos cámaras, pero el ayatolá Jamenei ha promocionado estos vetos, marcando claramente las líneas rojas que los rectores de la teocracia no están dispuestos a ver rebasada.