El arquitecto Dávila: «La candidata de Errejón me estafó con 240.000 euros y se fue a Cuba»

«Dime con quien andas y te diré quién eres». Así se dirige el arquitecto extremeño José Manuel Dávila a Íñigo Errejón después de que este último haya fichado a María Pastor Valdés para su lista electoral. Con su padre Adolfo Pastor (PCE), ex teniente de alcalde de Madrid, esta mujer le dejó a él y a su socio Francisco Martínez una deuda de 240.000 euros.

En febrero de 2006 Pastor Valdés firmó presencialmente varios pagarés en la misma oficina donde Dávila aún trabaja y recibe este miércoles a OKDIARIO. A los pocos meses, los afectados se dieron cuenta de los impagos de todos pagarés y tras años de pleitos, recibieron la razón de la justicia. El Supremo confirmó finalmente la sentencia al padre a tres años de cárcel por esta estafa. No obstante, a los 62 años, a tres meses de entrar en prisión, falleció. Su hija quedó exonerada por la estrategia judicial de su padre de dejarla al margen.

Hasta ahora OKDIARIO había desvelado que Pastor Valdés fue condenada al pago de 944.484 euros por impagos a Caja España por las quebrantos de la empresa constructora que administraba. Sin embargo, ahora, se conocen nuevos episodios de la vida de pufos de esta familia.

«María Pastor va diciendo que ha pagado las deudas que contrajo, pero a nosotros no nos pagó ni un euro. La gente debe saber a quién pone en las instituciones»

«Esta mujer me estafó 240.000 euros a mi y a mi socio, Paco Martínez. Ella y su padre son encantadores de serpientes y nos provocaron un agujero del que no nos hemos repuesto del todo. Tenía 19 o 20 años, era la consejera delegada de la empresa de su padre y no quería que cambiáramos el contrato porque se iba a Cuba», recuerda Dávila. La razón por la que era consejera es la inhabilitación de Pastor padre para gestionar bienes ajenos por 15 años de la sentencia de los 944.484 euros.

«No entendíamos nada, pero Adolfo Pastor, que era amigo de la infancia de mi socio Francisco Martínez, nos presentó prolija documentación y planos sobre todos los proyectos que íbamos a hacer. Pensamos que iba a ser nuestro salto internacional que en otras ocasiones estuvimos a punto de dar», explica este arquitecto. Entre otros proyectos figuraban en el contrato: un complejo para enfermos de Alzheimer, un spa en Baza (Granada), una hotel balneario en Boñar (León), una urbanización y un hotel en Caniles (Granada), 5 viviendas en Cecerda (Madrid), un hotel-spa en San Javier (Murcia), etc.

Adolfo Pastor les dijo que tenían que entrar en el accionariado de la empresa para poder acceder a estos proyectos que él había conseguido. Ellos no estaban dispuestos y Pastor padre les propuso un sistema de pago que se demostró que era una estafa. María Pastor abonaría mensualmente un pagaré de 30.000 euros. Al mes siguiente estos dos arquitectos pagarían a la empresa de Adolfo y María 20.000 euros. La diferencia de 10.000 euros serían sus honorarios por su trabajo de arquitectos y sus muchos colaboradores (secretarios, delineantes, etc.). Pero los pagarés primeros nunca fueron pagados. Sin embargo, ellos sí que tuvieron que pagar su parte por presiones de una entidad financiera a la que ‘los Pastor’ endosaron la deuda.

«Nos costó la salud»

«Fue una confabulación, un timo, nos costó la salud y muchos sinsabores. Ahora mi socio Paco Martínez está ingresado en un hospital por un ictus. Sólo recordar el tema me revuelve por dentro. Nos fiamos porque era todo un ex teniente de alcalde de Madrid, pero luego nos enteramos que allá por donde pasaba daba el golpe», lamenta Dávila.

Este arquitecto explica también que «Adolfo Pastor estuvo ocupando muchos meses unas oficinas suyas en Vallecas sin pagar un euro de alquiler». «Engatusaba con títulos de que comunidades autónomas les había dad un certificado de interés local y regional. Pero luego se demostró un timo», agrega. Además, como ha podido saber este periódico, dejó arruinadas a varias de sus parejas sentimentales.

«María Pastor va diciendo que su padre le engañó y que ha pagado las deudas que contrajo con su padre pero a nosotros no nos pagó ni un euro. Ya casi no esperamos recuperarlo pero la gente debe saber a quién pone en las instituciones», zanja Dávila.