Vinicius baila en su derbi más difícil
En su día más complicado, Vinicius dio la cara como acostumbra. Es un pedazo de futbolista, pero también es una persona que ha tenido que ver como un grupo de delincuentes colgaban un muñeco ahorcado con su camiseta puesta. Es complicado aislarse de todo lo que sucedió en la mañana del jueves, pero Vini saltó al césped del Bernabéu con ganas de demostrar. Tuvo dos goles, lo intentó siempre, de vez en cuando le salió, guerreó con medio Atlético de Madrid y terminó cerrando el partido con un gol. Pero sin duda, lo más importante es que finalizó el encuentro sonriendo con la clasificación de los suyos a semifinales.
El balón echó a rodar por el césped del estadio Santiago Bernabéu y Vinicius comenzó su guerra particular con la zaga rojiblanca. Desde que comenzó el duelo fue un apoyo para unos compañeros que miraban a la portería de Oblak con timidez. A los 8 minutos tuvo la mejor oportunidad del Real Madrid en el primer acto, pero un mal control la mandó al traste. Recogió la pelota en el centro del campo, se giró, encaró, cedió a Benzema, el francés se la devolvió y, cuando sólo quedaba disparar, no estuvo fino.
Llegó el minuto 20, ese que estaba reservado para mostrarle apoyo desde la grada, pero el gol de Morata enfrió un Santiago Bernabéu que, de por sí, no estaba especialmente animoso. Un intento fallido desde la Grada Fans del Fondo Sur y poco más. Poco más como su juego. El Real Madrid no generó peligro, ni siquiera un intento de arrebato.
La batalla con Savic
La segunda mitad comenzó con un Real Madrid mucho más volcado al ataque, cosa que benefició a Vinicius. Nada más empezar estuvo cerca de tocar una pelota que se paseó por la portería de Oblak. Antes de la hora de duelo, recuperó un balón, montó la contra y rozó el empate, pero no aprovechó el rechazo tras un buen disparo de Benzema.
El Real Madrid tocó arrebato, pero Vinicius no tenía su día. Se mostraba voluntarioso, la pedía, lo intentaba, pero no era capaz de terminar de desbordar a sus rivales. Savic fue un muro demasiado alto, hasta que en la prórroga le rompió para forzar un córner. En la siguiente, ambos firmaron un choque de trenes que terminó con ambos amonestados para indignación del madridista. Minutos después, el serbio se fue a la calle por doble amarilla para regocijo del brasileño.
La prórroga iba pasando y Vinicius quería más. Estuvo cerca tras romper a Witsel. Aunque en la última jugada del partido por fin pudo bailar. Batió a Oblak, selló el pase de los blancos a semifinales y terminó bailando ante su grada. Esa que se rompía las manos aplaudiendo.