La Liga es Real
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La Liga es cada día más real. Blanca y en botella. El Madrid se sobrepuso a la lesión de Benzema en Anoeta y se impuso con solvencia y autoridad a la Real Sociedad gracias a un golazo de Vinicius y otro, de goleador puro, del invisible Jovic. Ancelotti pudo incluso quitar a Casemiro para protegerle de una amarilla que le habría apartado del derbi. Los blancos ya sacan 10 puntos al Atlético y 16 al Barça.
No había que ser Nostradamus, ni Raphel, ni siquiera Aramis Fuster para adivinar la alineación de Ancelotti ante la Real. El once de gala y a correr. Los mismos hasta que revienten. Y más después de los trastazos sabatinos del Barça y del Atlético. Da igual si vienen después partidos comprometidos ante el Inter y ante ese Atlético que vive cada duelo al borde del ataque de nervios. Carletto es un hombre de ideas fijas. Igual que no convencerás a Hommer Simpson para que coma ensalada tampoco convencerás a Ancelotti para que rote.
Por no enredarnos, les enumeraré con rapidez la alineación del Real Madrid antes de meternos al turrón. Courtois; Carvajal, Militao, Alaba, Mendy; Casemiro, Kroos, Modric; Rodrygo, Vinicius y Benzema. Enfrente, la Real Sociedad de Imanol también iba con todo: Januzaj, Oyarzabal, Isak y Sorloth. El duelo prometía intercambio de sopapos y emociones fuertes como una gala de Supervivientes.
El partido nació con el vértigo propio de una película de acción. El Real Madrid apretó arriba, muy arriba, y la Real, empezando por su portero Remiro, quiso darle emoción al duelo. Vibraba Anoeta, que presentaba un aspecto imponente.
El Real Madrid sabía lo que se jugaba y se tomó el partido como una final. Puede que lo fuera, porque una victoria ante la Real podía dejarle la Liga en bandeja. Los de Imanol se sobrepusieron al empuje inicial de los visitantes y, poco a poco, fueron inclinando el partido hacia el área madridista.
Benzema, roto
La peor noticia para Ancelotti llegó en el minuto 16. Benzema se echó la mano a los isquiotibiales de la pierna izquierda, se tiró al suelo y pidió el cambio. Carletto se echó las manos a la cabeza. Jovic le sustituyó mientras el madridismo tenía el corazón en un puño.
Mientras al Madrid le dolía la rodilla de Karim Vinicius decidió echarse al equipo a la espalda. Lo hizo con una contra vertiginosa que finalizó con un disparo centradito. Respondió la Real ese genio que se llama Isak. Militao, por una vez centrado y acertado, sostuvo atrás a su equipo.
Poco a poco el Madrid entendió que hay vida después de Benzema. Rodrygo y Vinicius trataron de tirar del carro blanco desde los costados pero Jovic terminaba sus jugadas con finales feos y toscos. Respondía la Real con descaro y buen pie. Casemiro compraba décimos para el sorteo de la tarjeta. Llevaba varias series en la primera mitad.
Pasaron los minutos y, tras la parada nuestra de Courtois en cada partido, nos fuimos al descanso con el 0-0 en el marcador que se les quedaba corto a ambos equipos. Pero era justo. Como pudo haber sido que, tras la reanudación, marcara Rodrygo en el mano a mano con Remiro. El disparo del brasileño, demasiado centrado, fue repelido con mano firme por el portero de la Real.
Pichichi Vinicius
Era el primer aviso del Madrid, que no perdonaría a la segunda. ¿Quién? Vinicius. La jugada la inició Kroos, la cocinó en la frontal el propio Vini, se apoyó en la pared maravillosa de Jovic y definió de primeras y con la zurda en un disparo seco y raso al que no pudo responder Remiro.
El tanto dio al Real Madrid una enorme confianza. Y aplomo. La Real se rompió, se disolvió y dimitió en pleno del duelo. Jovic se lo hizo pagar con el 0-2 en el minuto 56 a la salida de un córner que peinó Casemiro. El serbio anotó su primer gol de esta temporada (el tercero desde que está en el Madrid) después de casi dos años sin marcar.
Con el partido encarrilado Ancelotti tardó cinco minutos de más en quitar a Casemiro. Debió de sonarle varias veces el Nokia antes de sacarle del campo y evitarle una posible amarilla que le habría privado de jugar el derbi. Metió a Camavinga, también apercibido, pero no es lo mismo, como cantaba Alejandro Sanz.
La Real trató de asirse al partido con los cambios de Imanol, pero el Madrid parecía tenerlo bajo control. Los blancos fueron durmiendo el juego gracias al oficio de Kroos y Modric, que llevan cien mil batallas en sus piernas, y a la energía de Camavinga, que entra igual en el centro del campo que dentro del área.
Iban pasando los minutos y el Real Madrid sabía que cada jugada valía un trocito de Liga. La posibilidad de cerrar la jornada con 8 de ventaja sobre el Sevilla, 10 sobre el Atleti y 16 sobre el Barça (los tres con un partido menos) era demasiado tentadora como para no meter el pie, como para que un momento de relax le alejara de la victoria.
Ancelotti metió de golpe a Fede Valverde y Asensio en el 80. Sacó del campo a Rodrygo y Kroos, dos de sus intocables, con la vista puesta en el derbi. Y en el Inter. Eran ya los minutos finales de un partido resuelto que el Real Madrid ganó con solvencia y oficio. Hasta Vinicius la tuvo para hacer el 0-3. Tres puntos que pueden valer media Liga, la que ya tienen ganada los de Ancelotti, ahora sólo falta saber si no fallarán el resto de la temporada y se llevarán la otra mitad.