Real Madrid y Barcelona, vidas paralelas: en crisis al Clásico
Dos equipos endebles, a ratos vulgares, con un fútbol plano y anodino e irreconocibles en ambas áreas. Dos equipos sin alma, incapaces de gobernar los partidos y con algunas de sus estrellas en un inevitable camino hacia el ocaso. Así llegan Real Madrid y Barcelona al Clásico de este sábado en el Camp Nou, posiblemente el peor partido del siglo de este siglo… y quién sabe si del siglo pasado también.
Ni el Real Madrid ni el Barcelona llegan al Clásico en su mejor momento. Los de Zidane cayeron ante el Cádiz en un primer tiempo infame en el que pudieron ser goleados. Sólo el acierto de Courtois y el desatino visitante impidieron un sonrojante 0-3. Si llega a haber habido público, la pitada a los de Zidane se habría escuchado no ya en el aeropuerto sino en Guadalajara.
El Real Madrid tiene una pertinaz falta de gol desde que se fue Cristiano (y va para la tercera temporada ya sin el luso), por no hablar de que los que tiraban del carro en el equipo de las tres Champions consecutivas no paran de cumplir años. Modric y Marcelo ni son ni volverán a ser los que fueron, mientras que Isco ha decidido convertirse un ex futbolista prematuro. A los Vinicius, Jovic y compañía aún les queda muy grande la camiseta blanca. Puede que nunca la llenen del todo.
Al Barcelona no le van las cosas mucho mejor. Todo lo que ocurrió desde el 8-2 del Bayern sólo contribuye a que el incendio del Camp Nou no pare de tener focos abiertos. Sobre el césped, el equipo de Koeman, que arrancó bien, empieza a parecerse demasiado al de Setién… con un problema añadido: Messi da la sensación de jugar sólo para no incumplir su contrato. Griezmann es un grano para Koeman y Dembélé, el peor fichaje de la historia reciente… en el fútbol mundial.
Y así, de mal en peor, llegan el Barcelona y el Real Madrid al Clásico del próximo sábado en el Camp Nou, un partido que ha ido a menos y que, desde luego, hoy por hoy está a años luz de ser el mejor partido del planeta. Vamos, ni entre los cinco primeros.