Un Madrid heroico sobrevive a Anfield
Supervivientes. Y clasificados para semifinales de la Champions. Así volvieron los jugadores del Real Madrid de Anfield tras resistir al Liverpool plagados de bajas y muy tiesos en lo físico. Fue un acto de supervivencia, pero también de heroísmo. El equipo de Zidane, con un gran Courtois y un imperial Casemiro, hizo valer el 3-1 de la ida y se las verá con el Chelsea en semifinales.
La Champions es otra cosa. Mola mazo, que cantaba Camilo Sesto. Ese hormigueo, rayano a veces en la urticaria, que le recorre a uno el cuerpo cuando suena la musiquita de marras es una sensación que no sé a ustedes, pero a mí no me pasa en los partidos de Liga.
Yo me siento, pongamos por caso, a ver el Real Madrid-Cadiz (mi Cádiz) tan pichi aunque sea en la última jornada y esté en juego el título. Pero juega el Madrid en Anfield y a mí me empiezan a sudar las manos desde por la mañana, me noto arritmias (imaginarias espero), se me suelta el estómago y me sube hasta la bilirrubina.
Nada se puede comparar a la Champions y eso lo entiende el Real Madrid mejor que nadie. Hasta cuando pierde. Y con ese poso que da el haberse pasado el juego trece veces se presentaron los de Zidane en un Anfield vacío, silencioso, sin alma, sacrilegio futbolístico por la mierda de tiempos que nos ha tocado vivir. También llegaban los blancos con las bajas de la ida (Carvajal, Varane, Ramos y Hazard) y una más, la de Lucas Vázquez.
Así que le tocaba a Zizou volver a diseñar un equipo de campaña. En la economía de guerra se ha doctorado como un Leónidas capaz de exprimir a los pocos soldados que le quedan hasta la última gota de su fútbol. No me acusen de divagar, que estoy nervioso. Un poquito de empatía, ¿vale? Decía que Zidane se las ingenió del modo más sencillo, que suele ser también el mejor.
Ni cambio de sistema, ni tres centrales, ni Mendy a banda cambiada, ni gaitas. Fede Valverde al lateral derecho y a correr. Los mismos que ganaron 3-1 en Valdebebas la semana pasada, el mismo 4-3-3 y a salir a Anfield a meter un gol, porque lo de encajarlo casi se daba por descontado como el valor en la mili.
Tsunami del Liverpool
Enfrente Klopp proponía su tripleta atacante de siempre (Mané-Firmino-Salah), pero las bajas en el centro de la defensa de su Liverpool eran una invitación al Madrid a venirse arriba. Y de salida la presión del equipo red fue sencillamente asfixiante. Y repartiendo cornadas como la que le metió Milner a Benzema a los dos minutos y que le dejó seco.
Un minuto después Mané se hizo un llavero con Valverde, le pintó la cara a un Militao siempre descolocao y asistió para que Salah hiciera el primero. Lo evitó Courtois con un pie salvador que evitó el 1-0. El Liverpool se vino muy arriba, como un okupa en Barcelona, y presionó a un Madrid incapaz de salir de su propio área.
La mejor noticia para Zizou en los primeros diez minutos era el 0-0. En el 11 otra vez la mano de Courtois evitó un tiro a la escuadra de Milner. En esas manos podían estar las semifinales. Algo de aire cogió el Real Madrid con una galopada de Vinicius que al menos sacó en plano a la defensa del Liverpool.
Zidane tardó un cuarto de hora en meter a Kroos de tercer central para sacar la pelota y proteger de paso las carencias con el balón de Nacho (notables) y de Militao (estratosféricas). El Real Madrid respiró y se reconcilió con la pelota, lo que permitió a muchos seguidores blancos guardar el lexatin.
Respira el Madrid
Y en el 19 Benzema dio esperanzas de que el Madrid podía marcar. Robó una pelota en tres cuartos, sentó a dos rivales y cuando quiso asistir a Vinicius para que marcara, Kabak se interpuso en el camino del 0-1. Muchos madridistas nos tiramos de los pelos. El partido era una insoportable montaña rusa.
El Liverpool no paraba de apretar como si estuviera montando muebles del IKEA. Sufría el Real Madrid y resistía con más orgullo que orden. Valverde hacía lo que podía en el lateral, bien ayudado por Asensio. Eso sí, entre los dos no hacen un Carvajal.
Y por allí pudo llegar el 1-0 del Liverpool si Mané hubiera alcanzado un centro algo llovido de Alexander-Arnold. No lo hizo y el Real Madrid se salvó otra vez. Casemiro y Nacho sujetaban las lagunas defensivas que dejaba un Militao tan desastroso como siempre. También contribuyeron Salah y Wijnaldum, que mandaron sendos balones al cielo de Liverpool.
Pasaron los minutos, los nervios, los despejes, los centros y los agobios y el Real Madrid, con un sufrimiento atroz, consiguió irse con su portería a cero. ¡Qué manera de sufrir! El descanso duró tan poco que el Liverpool volvió a tenerla nada más arrancar el segundo tiempo. Otra vez Courtois salvó con los pies una nueva cagada de Militao en la marca a Firmino.
Klopp mueve ficha
Respondió el Madrid otra vez con un Casemiro inconmensurable que era como Pedro Sánchez: estaba en todas las imágenes de televisión. El que no estaba fino era Benzema, posiblemente tocado del entradón de Milner en el minuto 1. Klopp se lio la manta a la gorra y metió a Thiago por Kabak y a Jota por Henderson para poner un 4-2-4 ahí a lo loco.
Mendy hizo de las suyas, igual que Vinicius en el 65, que se plantó solo ante Alisson, pero tiró al muñeco. Habría sido el gol que le hubiera dado al Real Madrid medio pase a semifinales. El Real Madrid volvió a sufrir frente a un Liverpool que encerró a los blancos en su propio área. Zidane no movía el banquillo y el equipo era un buceador con la botella de oxígeno vacía.
Zidane metió a Odriozola y Rodrygo por Vinicius y Kroos. Valverde subía al centro del campo y seguía el 4-3-3 en pie. Al Real Madrid le quedaban 18 minutos más la prolongación para meterse en semifinales. Había que sufrir a muerte y el Madrid sufrió, con una demostración memorable de Casemiro y un Nacho imperial.
Pasaron los minutos y nos plantamos en el 80 cuando Benzema echó arriba un remate picado a centro de Militao. En el 81 metió Zidane a Isco por un fundidísimo Asensio. Los minutos no pasaban. Casemiro lo despejaba todo. ¿Dónde está el desfibrilador cuando se necesita, coño? Zidane miraba el reloj cada cuatro segundos. Y el Liverpool atacaba, atacaba y atacaba. El Real Madrid defendía, defendía y defendía.
Y así fue aguantando, centímetro a centímetro, hasta el final un equipo mermado que dio una lección conmovedora y heroica de lo que es competir cuando no te sobra nada. Un equipo que se conoce la Champions con si fuera el patio de su casa. Y ese equipo se llama Real Madrid.