Este Madrid no da el nivel
Un Real Madrid endeble, desnortado, sin solidez ni pegada, cayó ante el Betis en el Villamarín. Los regalos del equipo de Zidane, impropios de futbolistas de nivel, demuestran que al equipo blanco no le alcanza para ganar esta Liga… por mucho que el Barça no la quiera.
Zidane tenía un buen marrón. Sin Carvajal ni Nacho su derecha estaba más desprotegida que la de Pablo Casado. No le quedaba más remedio que apostar con Militao, una decisión tan obligada como peligrosa. Quizá por ello y para proteger el débil costado del brasileño tuvo que recomponer el equipo y meter a Lucas Vázquez (uno de sus protegidos) por delante. El resto de los cambios ya eran de made in Zizou: Marcelo repetía por la izquierda y descansaba Fede Valverde. El resto, los mismos que habían derrotado al Barça una semana ha, menos Isco, también baja por lesión.
Enfrente un Betis plagado de urgencias como si sufriera un coronavirus liguero que amenazaba con llevarse por delante a Rubi. Siete partidos seguidos sin catar el sabor de la victoria parecían demasiados para un proyecto como el verdiblanco llamado a mirar a Europa y no al infierno de la Segunda, tan cercano al Villamarín en vísperas de la visita del Real Madrid.
Que salió al campo con una disposición y una disciplina casi militar. En ataque 4-3-3 con Lucas y Vinicius desplegándose por los costados. En defensa un 4-5-1 con ambos extremos replegados para ayudar a los laterales. El Betis no le perdió la cara al duelo porque entre Guardado, Fekir y Canales le sobran futbolistas con buen pie.
Poco a poco fue estirándose el Real Madrid con un Benzema intedectable entre líneas y un Marcelo que se asomaba al balcón del área desde la izquierda. El que parecía invisible era Vinicius, lejos del furor que mostró en el Clásico. Lo hizo al cuarto de hora para echar fuera un disparo raso dentro del área.
Un dominio estéril
El Real Madrid estaba realizando un ejercicio estajanovista sin la pelota, pero con el balón era como un ministro (o ministra) de Pedro Sánchez: le faltaban ideas. El partido empezó a hacerse bola como un filete de merluza congelada. Trataban de masticarlo los de Zidane, pero sin vértigo ni ritmo no encontraban la manera de meterle mano al Betis.
En el 27 Militao dio la mejor asistencia de su carrera. Lo hizo con un sutil toque de cabeza, lástima que fuera a un contrario. El brasileño se la puso sin querer a Bartra al saque de una falta, pero el zaguero del Betis, con todo a su favor para hacer el 1-0, cabeceó incomprensiblemente por encima de la meta de Courtois.
Los de Zidane habían perdido hacía tiempo el control del partido y también irían perdiendo si no llega a ser porque su estupendo portero evitó en el 36 un gol cantado de Fekir. Courtois se sacó una mano monumental para evitar el 1-0 a un disparo violento del ex del Lyon.
Dos veces había ido el cántaro del Betis a la fuente del Real Madrid hasta que rompió a la tercera. Todo nació de un exceso de confianza de Sergio Ramos, que quiso sacar la pelota jugada de su propio área en lugar de despejarla, la pelota se le quedó muerta a Sidnei, que voleó un disparo que se coló por la escuadra izquierda de Courtois.
Lo que Sidnei te da, Sidnei te quita
Con el Real Madrid sonado y el Betis camino de los vestuarios con el triunfo parcial al descanso, apareció otra vez Sidnei para dar emoción al partido. Lo hizo con un penalti estúpido, obsceno y escandaloso. Intentó despejar la pelota pero despejó la pierna de Marcelo. El árbitro le pilló in fraganti y lo pitó. Sergio Ramos, consciente de que necesita el gol más que Pedro Sánchez el falcon, se lo dejó a Benzema. El francés marcó, Zidane respiró y nos fuimos al descanso.
El intermedio evitó que el Betis se viniera abajo y el Madrid arriba, así que el segundo tiempo arrancó con una especie de armisticio ofensivo. Era una guerra fría que afeaba el partido. Sólo la incertidumbre y la emoción sostenían un duelo de nivel muy bajo. Tan bajo como la jugada que les relato: Militao salió a ninguna parte, nadie bajó en el Real Madrid y Joaquín se plantó solo ante Courtois. Le regateó y en lugar de marcar a puerta vacía quiso adornarse y dársela a un compañero, así que el Betis se quedó compuesto y sin el segundo.
Poco después a Zidane se le rompió Marcelo y tuvo que meter a Mendy. Al Real Madrid se le agotaba el tiempo. En una hora de partido había hecho un tiro a puerta en el Villamarín (el penalti) y así no se puede ganar un partido. Y menos una Liga. Precisamente pudo marcar Mendy en el 70 después de un disparo inaudito que se estrelló contra el travesaño de Joel. Por cierto, un tiro que demuestra que es diestro.
Impotencia
Para entonces ya había metido Zidane a Mariano por un Kroos al que le ha cogido gato últimamente. El que no había terminado su recital era Militao, al que Fekir le hizo un nudo marinero, le rompió la carrera y desparramó su autoestima por el césped en una contra que, por suerte para Zidane, terminó Canales con una volea alta.
Poco antes del 80 metió Zidane a Valverde por un Modric que había perpetrado un partido infame… como casi todos sus compañeros. No tardó mucho en suicidarse el Real Madrid. Lo hizo con una estupidez de Benzema, que entregó un pase a un rival. Ramos llegó tarde al cruce con Tello, que se plantó delante de Courtois y le batió en su salida. El Betis encarrilaba el partido gracias a los errores del equipo de Zidane.
Con el partido perdido el Real Madrid se lanzó al ataque a la desesperada pero sin ton ni son, tanto que acabó perdiendo un partido que deja síntomas alarmantes de un equipo que no tiene nivel para ganar la Liga. Vale, el Barça no quiere ganarla pero este Madrid (al menos el que se vio en el Villamarín) no puede.