Crónica de una muerte anunciada
Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. El Real Madrid se despidió de la Champions tras perder 2-1 en el Etihad aunque, en realidad, la eliminatoria la había perdido en el Bernabéu meses atrás. Ir a jugar al campo del City con el 1-2 del Bernabéu y, para más inri, sin Sergio Ramos era ir al matadero. Los goles de Sterling y Gabriel Jesús, en sendos errores de Varane que habrían obligado a un infantil a dejar el fútbol, sellaron la eliminación cantada del equipo de Zidane.
Para la remontada imposible (entre comillas) Zidane eligió un once con más coherencia que desmelene. Nada de locuras como jugar con tres defensas para meter un centrocampista más y, de paso, limpiarse a Militao y nada de sorpresas grandes en la alineación. Para el puesto que baila en el once del Real Madrid hasta que Asensio coja velocidad de crucero entre este, Isco, Vinicius y Rodrygo, Zizou eligió al último. Ya lo ha hecho otras veces.
En defensa Militao ocupaba el lugar de Sergio Ramos (que Dios nos coja confesaos) y el lateral izquierdo volvía ser para Mendy igual que en el 1-2 del Bernabéu, por si algún desmemoriado tuviera la tentación de culpar a Marcelo de aquella derrota. Del resto, quizá lo más novedoso era la presencia de Hazard, fichado para estos partidos pero al que su confeso sobrepeso primero y la sucesión de lesiones después le han llevado hasta este agosto futbolero sin haber rascado bola. Igual le tocaba en el Etihad.
Enfrente Guardiola, otro archienemigo del Real Madrid, presentaba un once con bajas y rarezas a partes iguales. Fernandinho era central junto a Laporte, Cancelo lateral izquierdo y arriba Foden acompañaba a Sterling y Gabriel Jesús. El centro del campo era para Rodrigo, Gundogan y De Bruyne, el jugador total de este Manchester City.
El partido arrancó con el Madrid de rosita y el City presionando muy arriba. No hacía falta ser un filósofo para saber que los de Zidane, a falta de Ramos, tendrían dificultades gigantescas para sacar la pelota desde atrás. Pero el Madrid no se arrugó y dio a Guardiola de su propia medicina.
Un gol estúpido
Pero, claro, jugar con Militao y Varane juntos era dar demasiada ventaja al City y en apenas 8 minutos entre el uno y el otro se dejaron la casa sin barrer y regalaron un gol estúpido, obsceno e indigno del Real Madrid y de la Champions. Militao se encerró en su propio área y se hizo la picha un lío ante la presión de un rival. Se la dio a Courtois y este a Varane. El francés cometió un error que habría sido grosero en infantiles y le regaló la pelota a Gabriel Jesús, que sólo tuvo que dársela a Sterling para que marcara a placer.
El gol resumía a la perfección lo que se ha visto tantas veces esta temporada: que el Real Madrid sin Sergio Ramos atrás es lo más parecido a una banda de malhechores. El Madrid, no por esperado, dejó de acusar el golpe, mientras que Sterling se aprendió el camino de Militao y empezó a destrozarle la cadera de forma inmisericorde en cada jugada.
Benzema fue el primero en dar noticia de que el Madrid había comparecido en el Etihad y no sólo para hacer el ridículo en defensa. Una buena maniobra del francés en el giro dejó sentado a Laporte, pero su disparo centrado lo repelió bien Ederson. Era el minuto 20… nada menos. Los de Zidane –que ya estaban obligados a marcar dos goles antes del partido– habían tardado una eternidad en lograr su primer tiro a puerta.
Se animó después Hazard, inédito hasta entonces, con un disparo raso seco que también atrapó abajo Ederson. Aunque fuera con retraso el Real Madrid se había presentado a la Champions. Y cuidado porque en la Champions, el Madrid es mucho Madrid. Lo demostró en el 27 cuando Rodrygo, que tampoco la había olido, se marcó un jugadón por la banda derecha y la puso templadita y medida para la cabeza de Benzema. El francés se elevó, se sostuvo en el área y cabeceó picado donde Ederson no podía llegar. 1-1 y el Madrid se ponía a un gol de la prórroga.
Gobierna Benzema
Fue entonces cuando Benzema emergió para Maradonear y gobernar el partido. Se descolgó para ponerse el traje de Zidane cuando otros de sus compañeros (cito aquí a Kroos y Modric) permanecían emboscados e invisibles. Pero con Karim no bastaba. Atrás el Real Madrid seguía empeñado en suicidarse y adelantar las navidades a los delanteros del City. Al filo del descanso Courtois emuló a Varane y regaló un balón en la presión que a punto estuvo de costar el 2-1 a los blancos. Afortunadamente, Foden la echó fuera.
Fue la última ocasión antes del descanso, que vino bien a un Real Madrid que había sobrevivido al City… y a Sterling. Pero nada cambió tras el intermedio. El velocísimo y bullicioso extremo de Guardiola empezó a percutir entonces por la espalda de Carvajal, al que dejó retratadísimo. Antes del 50 le hizo un nudo marinero para plantarse solito ante Courtois. La buena salida y mejor mano del portero del Madrid abortó el 2-1.
Sterling seguía desatado, igual que los centrales del Madrid en regalos, a los que decidió unirse, quién sabe si por solidaridad, Casemiro. Un fallo del brasileño habilitó otra vez al delantero citizen. Entre el fuera de juego y la buena salida de Courtois evitaron males mayores.
De Bruyne decidió también dejar su sello en el partido y mediapunteó para hacer daño al Real Madrid. Zidane esperó una hora –casi al minuto 60 exacto– para sacar a Asensio por Rodrygo. El cambio lo estaba pidiendo a gritos Modric, pero Zizou no se atrevió. Asensio se hizo notar nada más salir y habilitó a Benzema para hacer el 1-2, pero a Karim le salió centrado su disparo y Ederson atrapó sin problema.
Otra cantada de Varane
Los minutos corrían a favor del City… y del Real Madrid. Al menos hasta que Varane decidió suicidarse otra vez con una jugada que en una profesión distinta a la de futbolista sería despido procedente. Venía la pelota llovida y fácil para el central del Madrid que no supo ni despejar de cabeza ni cuerpear, así que Gabriel Jesús aprovechó su cantada, la segunda gravísima del partido, para hacer el 2-1 y dejar visto para sentencia al Real Madrid.
El Real Madrid lo intentó entonces con más ímpetu que acierto pero el City llevaba peligro en cada ataque y estaba más cerca el 3-1 que el 1-2. Zidane esperó al 82 para liarse la manta a la cabeza. Metió de golpe a Fede Valverde, Jovic y Lucas Vazquez por Carvajal, un agotadísimo Modric y un desaparecido Hazard. Demasiado tarde.
Los blancos no tenían ni talento ni tiempo ni a Sergio Ramos para intentar una heroica que no siempre sale ni aunque seas el Real Madrid, así que se despidieron de la Champions a las primeras de cambio por segundo año consecutivo. Lejos empiezan a quedar ya los tiempos de las cuatro Champions en cinco años y las tropecientas semifinales consecutivas. Para el club, es el momento de la reconstrucción y volver a empezar. Para los jugadores, el de preparar las maletas para cogerse unas merecidas vacaciones de las que tendrán ustedes cumplida noticia por Instagram sin Champions, vale, pero con una Liga inesperada bajo el brazo.