Confidencial: la charla de Zidane que lo cambió todo

«Aquí ya no está Cristiano, ahora hay que defender»

Zidane siempre ha sido un hombre de pocas palabras. Nunca le ha gustado entretener al vestuario con grandes charlas. Ni muy largas, ni muy técnicas, ni muy intensas. La abrumadora sencillez con la que se dirige en privado a sus jugadores se palpa en cualquiera de los documentales de las finales de Champions. Mensajes cortos, directos y fáciles de asimilar. Lo suyo no son los monólogos sino los titulares.

Y en una de esas charlas sencillas y breves fue donde Zidane pronunció la frase que podría haberse esculpido en el frontispicio del vestuario de Valdebebas esta temporada: «Aquí ya no está Cristiano, ahora hay que defender». No fue una bronca ni una advertencia, fue una declaración de intenciones. Si el Real Madrid, sin los 50 goles de Cristiano, sin Asensio lesionado y sin Bale pensando en la Ryder Cup, quería competir los títulos esta temporada, tenía que blindarse desde atrás.

«Aquí ya no está Cristiano, ahora nos toca defender». Ha sido uno los mensajes que más ha repetido Zidane esta temporada, con esas palabras a veces y con otras parecidas después. Los jugadores las han hecho suyas y también se autoconvencieron pronto que tocaba arrimar el hombro y sacrificarse en defensa.

Un Madrid blindado

Todo empezó el día que el Atlético le hizo 7 goles al Real Madrid en pretemporada. Era muy pronto y el partido sólo un amistoso pero ahí el equipo blanco tocó fondo. Los jugadores se dieron cuenta que las Ligas en las que el Madrid pasaba de 100 goles se habían acabado y que era hora de remangarse, correr y defender. Esa ha sido la clave de la Liga 34 del equipo blanco: hacerse fuerte de atrás hacia adelante.

La columna vertebral formada por Courtois, un portero que de los que ganan puntos, Varane, Ramos y Casemiro, se ha encargado de proteger el preciado botín de la puerta a cero. Ellos simbolizan el éxito del Real Madrid de la solidez, puede que el menos atractivo de la última década (a excepción del borrón del año pasado) pero también el más difícil de ganar.

Ahora, con la Liga número 34 aún caliente, es tiempo de reconocer los méritos a todos, pero el primero a Zidane, que se dio cuenta que el Real Madrid debía reinventarse para aspirar al título, que no podía jugar al intercambio de golpes como en los tiempos de Cristiano y que el mejor ataque tenía que ser una buena defensa. Y así será al menos hasta que llegue Mbappé.

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