España enciende la traca

En el día de la Cremá España encendió la traca ante Georgia. Y lo hizo, como no, con tres goles de jugadores formados en el Valencia: Gayá, Carlos Soler y Ferran Torres. La selección de Luis Enrique, que revolucionó el once tras el batacazo de Suecia, trituró en el primer tiempo a una Georgia ultradefensiva. Sarabia en la segunda parte selló el 4-0 con el que La Roja sigue viva camino de el Mundial de Qatar.

Luis Enrique, que llevaba fumando en pipa desde la derrota de Suecia, sacó la guillotina para elegir la alineación. Se cargó a la mitad de los jugadores de campo y se quedó tan pichi. Fuera Jordi Alba, Busquets, Koke, Gerard Moreno (este obligado por lesión) y Morata. Dentro Gayá, Rodri, Marcos Llorente, Sarabia y Abel Ruiz, sorpresa primero en la convocatoria y ante Georgia en el once. Así es Luis Enrique, le gusta una sorpresa más que un botellón a un adolescente.

Diremos rápido quiénes jugaban por España en un partido en el que La Roja debía vencer y convencer. Unai Simón, intocable bajo los palos; Azpilicueta, Eric García, Laporte y Gayá atrás; Rodri, Marcos Llorente y Carlos Soler en el medio; Ferran Torres, Sarabia y Abel Ruiz arriba. Y con esos once, y Azpilicueta de capitán, arrancó la selección española un duelo que debía ser cómodo a priori ante una Georgia plagada de desconocidos.

España salió dispuesta a mandar, qué digo mandar, a apabullar a Georgia con el Nuevo Vivero de Badajoz plagado de camisetas rojas en la grada. El duelo era una carretera de dirección única: sólo apuntaba hacia la meta visitante. La selección de Luis Enrique cargaba a la izquierda con la sociedad Soler-Gayá echándose al equipo a la espalda. De momento arrancamos tuertos de la banda derecha.

El monólogo futbolístico español no se tradujo en ocasiones en los primeros diez minutos. Georgia cerraba espacios e iba aculándose cada vez más en torno a su área. El partido empezó a parecer de balonmano. España circulaba la pelota de banda a banda al filo del juego pasivo.

Gayá desprecinta a Georgia

En el 14, y de churro, España obtuvo el premio a su domino en forma de gol. Lo marcó Gayá, el jugador más incisivo de Luis Enrique, a la salida de un córner. El lateral del Valencia la pegó mordida, la pelota fue hacia el área pegando botes, tocó en Kashia y despistó al meta Georgiano. Pues eso, 1-0 y Loria de portero.

El gol no hizo que Georgia variara sus planes ni un centímetro. Ni España. Ellos replegaban, nosotros dominábamos. Arrancado el precinto, el segundo gol era cuestión de tiempo. Y llegó en el 24 después de una buena pared entre Ferran y Marcos Llorente por la derecha. El jugador del Atlético puso el pase de la muerte, no llegó Abel Ruiz, pero sí Carlos Soler, que atacó la pelota desde segunda línea.

Con el partido resuelto, España se desató. El tercero volvió a marcarlo Gayá tras una gran asistencia de Ferran Torres desde la derecha. El lateral del Valencia llegó emboscado al segundo palo, pero el colegiado lo anuló por fuera de juego después de ser avisado por el VAR en tiempo récord.

Apenas unos minutos después sí que llegó el tercero. Entre Marcos Llorente y Ferran Torres se lo cocinaron y el jugador del City marcó tras disparo en semifallo dentro del área. La asociación entre los dos interiores, Soler y Llorente, y un ubicuo Ferran Torres había destrozado a Georgia en la mitad de tiempo.

España en Fallas

Sonó la campaña para que Georgia no encajara más goles, los tres por cierto de jugadores formados en el Valencia, y nos fuimos al descanso. Buen primer tiempo de España y buena renta goleadora pensando en un deseable empate a puntos final ante Suecia. Ahí entraría en juego la diferencia general de goles, así que cuantos más cayeran en la segunda parte, mejor.

Luis Enrique dio descanso a Laporte y metió a Albiol en su lugar. El veterano central rehusó el brazalete que le correspondía y que gentilmente le ofreció Azpilicueta. España levantó un poco el pie y estiróse algo Georgia. Los padres de Unai Simón por fin pudieron verle en la tele.

Lo de Georgia fueron fuegos artificiales porque España se reconstruyó en torno a la pelota. Esta vez fue Sarabia, inadvertido en la primera parte, el más protagonista. En el 60 Luis Enrique empezó a pensar en Kosovo y quitó a Eric García para meter a Mikel Merino y a Ferran para sacar a Pablo Fornals. Azpilicueta pasaba a ser central.

Entonces llegó el cuarto. La jugada la inició Sarabia con una contra vertiginosa, se apoyó en Fornals, que sentó a dos georgianos, vio a Sarabia que se incorporaba al segundo palo, se la puso y el flamante jugador del Sporting de Lisboa, que marcó con una vaselina preciosa.

Más cambios en España. Luis Enrique metió a Brais e hizo debutar al meta Robert Sánchez. Pasaron los minutos sin nada de interés que llevarnos a la boca y nos plantamos en el 80. Los cambios habían frenado el ritmo de la selección en la primera parte y el 4-0 parecía botín suficiente.

Pasaron los minutos, España guardó la ropa hasta el final y supo mantener el 4-0 con la mente puesta ya en el partido ante el territorio de Kosovo del próximo miércoles. Allí nos la volveremos a jugar también con un ojo en Atenas donde necesitamos que Grecia le rasque al menos un empate a Suecia si queremos ser primeros de grupo.