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El pulgón es una plaga común que afecta tanto a plantas de interior como a las de exterior. Las principales causas de su aparición suelen ser el aumento de las temperaturas, la falta de nutrientes o el exceso de riego. Esta plaga afecta a diversas especies de plantas, siendo especialmente común en rosales, frutales, chopos y coníferas. También es frecuente encontrar pulgones en huertas.
Los pulgones debilitan las plantas al alimentarse de su savia, utilizando un pico para succionarla. Esto provoca deformidades en las hojas y brotes, afectando al crecimiento y floración de las plantas. Además de debilitar las plantas, los pulgones pueden transmitir enfermedades, especialmente si migran de plantas infectadas a plantas sanas. Secretan una sustancia que atrae a insectos como las hormigas, que a menudo contribuyen a la propagación del pulgón entre plantas.
Pulgón en las plantas: cómo detectarlo y combatirlo con remedios caseros
El pulgón, al atacar las plantas, busca alimentarse de su savia succionándola a través de un pico largo que clava en las mismas. Este proceso resulta en la destrucción del tejido de la planta, causando deformaciones en las hojas y los brotes nuevos.
La consecuencia de este ataque es la debilidad de la planta, lo que inhibe su crecimiento y disminuye la floración. Además, los pulgones pueden actuar como portadores de enfermedades, transmitiéndolas de una planta a otra cuando se alimentan de un ejemplar infectado y luego atacan a uno sano.
La detección de un ataque de pulgones es relativamente sencilla, ya que pueden observarse en las yemas tiernas y en el envés de las hojas. Estos diminutos insectos suelen ser de color verde o negro, y dejan un rastro azucarado que atrae a las hormigas. Estas últimas, incluso, pueden trasladar a los pulgones de una planta a otra.
Existen alrededor de 4.000 especies de pulgones en el mundo, clasificadas en diez familias según diversas características como forma, coloración, tamaño o preferencias alimenticias. Estos son algunos tipos comunes de pulgones:
- Pulgón negro: de color oscuro, contrasta con las plantas afectadas y se alimenta de hojas, tallos y raíces. Tiende a preferir cultivos como las habas y genera manchas, deformidades y decoloración en las hojas.
- Pulgón blanco: se camufla en hojas y tallos debido a su color blanco y amarillento. Suele formar colonias compactas en el envés de las hojas, afectando a cultivos de algodón, cítricos y hortalizas. Su acción provoca deformaciones, retorcimientos y coloración amarillenta en las hojas.
- Pulgón rojo: se identifica por tonalidades rojizas o rosadas. Forma colonias densas en brotes tiernos o frutos de árboles frutales, causando deformaciones y retraso en el desarrollo de los frutos.
Agua y jabón de platos
Si te encuentras con una plaga de pulgones, puedes utilizar una mezcla de agua y jabón de platos o jabón potásico en una solución de 20 ml por litro de agua. En primer lugar, ármate de paciencia para eliminar los insectos de la planta, utilizando, por ejemplo, agua a presión. Después, limpia las hojas con la mezcla jabonosa, prestando especial atención al envés de las hojas. Repite el proceso después de 24 horas.
Vinagre
Para combatir el pulgón, el vinagre es un método efectivo, ya sea de manzana o de vino. La preparación consiste en mezclar una parte de vinagre con diez partes de agua para lograr una dilución adecuada. Posteriormente, rocía esta solución sobre las plantas, prestando especial atención a las zonas infestadas por los insectos.
Es recomendable realizar esta pulverización diariamente durante al menos dos semanas, evitando hacerlo en momentos de exposición directa al sol. Con el tiempo, observarás la gradual desaparición de los pulgones. Además, el vinagre actúa como repelente, por lo que su aplicación periódica puede ser beneficiosa incluso en plantas aparentemente saludables.
Infusión de ortiga o cola de caballo
Las infusiones, como la de ortiga o cola de caballo, pueden convertirse en mejores tus aliadas para erradicar los pulgones de las plantas. Estas infusiones tienen propiedades antibacterianas, antifúngicas, antiparasitarias e insecticidas, lo que las hace efectivas contra diversas plagas, como orugas, moscas, hongos y ácaros. Además, fortalecen el crecimiento de las plantas al aportar un mineral crucial: el silicio.
Para preparar este remedio casero, necesitarás 1 kilo de ortigas o cola de caballo, 10 litros de agua, un barril de plástico, un palo de madera, un colador de tela y un pulverizador. Es importante evitar el uso de utensilios de metal, ya que podrían interferir en la fermentación y afectar la eficacia del plaguicida.
La preparación de la mezcla es un proceso que lleva tiempo, aproximadamente unas dos semanas. Combina los ingredientes en el barril y remueve la mezcla diariamente durante unos diez minutos. Cuando las burbujas de fermentación se reduzcan, indicando que la mezcla está lista, puedes trasladarla al pulverizador. Al finalizar la preparación, tapa el barril y déjalo en un lugar sombreado. Una vez lista, puedes utilizar la mezcla pulverizándola en tus plantas.