El concepto de edificio normativo, como tal, ha envejecido, y a la vista está que las nuevas creaciones juegan junto a las emociones y las formas novedosas. Composiciones sobre líneas curvas que simulan la estética del mar, líneas rectas que se mimetizan con el entorno natural e incluso formas futuristas que hacen las delicias de los amantes de la arquitectura. Estamos inmersos en una época en la que el diseño de los edificios más majestuosos se ha convertido en una competición y los resultados son, cada vez, más impresionantes. Aunque Dubái posea el edificio más alto del mundo, Nueva York es la meca de las superconstrucciones. El pistoletazo de salida fue con el Empire State Building y, poco después, le siguió la estela art decó del Chrysler Building. Así se han ido sucediendo hasta convertirse en la tercera ciudad con más rascacielos del mundo, por detrás de Hong Kong y Shenzhen. ¿La última adhesión a su mapa?, la Steinway Tower, calificado como el edificio más delgado del mundo y situado en la privilegiada zona de Central Park.
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Llegó como regalo de navidad el pasado noviembre de 2022, cuando el estudio de arquitectura neoyorquino, Studio Sofield, reveló los interiores de la Steinway Tower, la torre de 435 metros de altura recién construida con vistas al Central Park. El anuncio marca la finalización del opulento hito en el centro de Manhattan, que se construyó en el lugar que ocupaba la histórica empresa de pianos Steinway & Sons.
Está claro que es el rey de las alturas, ya que supera en bastantes metros a sus dos grandes homónimos, que se encuentran a escasas manzanas. El rascacielos de 91 plantas, también conocido como 111 West 57th Street, alberga 46 viviendas de una planta y varios dúplex. El diseño de sus interiores muestra opulentos vestíbulos decorados con piedra caliza, mármol, acero oscurecido y terciopelo, suelos de roble macizo en gris humo y obras de arte originales de Picasso y Matisse.
Según el reconocido estudio de arquitectura, los interiores de la Steinway Tower se diseñaron para evocar la grandeza de la Edad Dorada de Nueva York, un periodo de finales del siglo XIX en el que los bulevares de la ciudad estaban flanqueados por las majestuosas mansiones de grandes referentes como Andrew Carnegie y Cornelius Vanderbilt. Se encuentra en una calle del Midtown, repleta de relucientes torres, que se conoce como «Billionaire’s Row». Una de las cosas que ha perseguido este estudio, durante toda su creación, es que la torre tuviera esa inconfundible esencia neoyorquina y que la experiencia que se viviera en su interior te hiciera sentir esa esencia que desprende la gran manzana.
Por otra parte, los interiores del edificio se componen por una piscina de 25 metros, ubicada en una sala llena que se inunda por luz natural con unas majestuosas cristaleras y ornamentada por una hilera de palmeras Kentia. También hay una versión moderna del legendario King Cole Bar de Nueva York, con un imponente balcón y murales dorados y plateados personalizados. También incluyen servicios de carácter exclusivo como comedores privados, cocinas con chef privado, catering, un simulador de golf y una terraza totalmente ajardinada.
El enfoque que le han dado a la decoración ha ido a través de un estilo hogareño y, por ello, han ataviado las paredes con paneles de madera y molduras decorativas, con aplicaciones en oro, altos techos abovedados y otra gran cantidad de detalles que hacen que el edificio no se parezca a otro. Además, la fachada de la torre incluye bloques de terracota, un material que parece cambiar de color y textura cuando se ve con diferentes luces y desde distintos ángulos.
Con sus más de 400 metros, es también uno de los edificios más altos del hemisferio occidental, justo por debajo de otros dos de la ciudad de Nueva York: el One World Trade Center, de 541 metros, y la Central Park Tower, de 470 metros. Los rascacielos superesbeltos, también conocidos como torres lápiz, se convirtieron en elementos destacados sobre el horizonte de Hong Kong en la década de 1970. Desde entonces, grandes ciudades como Nueva York han seguido su ejemplo. Las viviendas del rascacielos de Manhattan, desarrollado por JDS Development Group y Property Markets Group, tienen un precio que oscila entre los 8 millones y los 66 millones de euros.
