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Qué son las marchas largas y cuándo se usan

Descubre qué son las marchas largas de un coche y para qué sirven

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Cuando vamos conduciendo por una autovía o autopista, normalmente, los conductores utilizamos las marchas largas del coche, que, a diferencia de las cortas, sirven para alcanzar grandes velocidades (sin exceder los 120 kilómetros hora) y llevar el coche en un punto de revoluciones óptimo para circular de forma correcta. Por ello, a continuación os vamos a explicar qué significan estas marchas y qué diferencia hay con respecto a las otras.

Cuáles son las marchas largas

Son relaciones de transmisión dentro del sistema de cambios de un vehículo, específicamente en transmisiones manuales o automáticas, que permiten que el motor funcione a bajas revoluciones mientras el coche se desplaza a altas velocidades. Esto se traduce en una mayor eficiencia del combustible y una menor exigencia al motor en trayectos largos y constantes, como en carreteras o autopistas.

En términos técnicos, una marcha larga tiene una relación de transmisión baja. Esto significa que por cada vuelta del motor, las ruedas giran más veces en comparación con marchas cortas. Por ejemplo, en una quinta o sexta marcha, que en condiciones normales se consideran marchas largas, el motor puede estar girando a 2.000 revoluciones por minuto, mientras el coche se desplaza a 100 km/h. Esto reduce el consumo de combustible, el ruido del motor y el desgaste mecánico, lo que es ideal para mantener una velocidad de crucero constante.

Estas, sin embargo, no proporcionan mucha fuerza de tracción en comparación con las marchas cortas. Por eso, no son adecuadas para situaciones que requieren potencia inmediata, como al arrancar desde cero, subir pendientes pronunciadas o adelantar en tramos cortos. En estos casos, es preferible utilizar marchas cortas (como la primera o la segunda), que tienen una relación de transmisión más alta, lo cual permite al motor girar más veces para una menor rotación de las ruedas, generando más torque.

Diferencia entre largas y cortas

  1. Relación de transmisión

    • Cortas: alta relación de transmisión. El motor gira muchas veces por cada vuelta de las ruedas.

    • Largas: baja relación de transmisión. El motor gira menos veces por cada vuelta de las ruedas.

  2. Velocidad del vehículo

    • Cortas: permiten circular a baja velocidad.

    • Largas: circularán a alta velocidad.

  3. Revoluciones del motor (RPM)

    • Cortas: el motor trabaja a altas revoluciones incluso a baja velocidad.

    • Largas: a diferencia del primero, el motor trabaja a bajas revoluciones a velocidades medias o altas.

  4. Fuerza o torque disponible

    • Cortas: generan más fuerza, útiles para arrancar, subir pendientes o remolcar.

    • Largas: menos fuerza, adecuadas solo cuando el vehículo ya está en movimiento.

  5. Consumo de combustible

    • Cortas: mayor consumo debido a las altas revoluciones.

    • Largas: menor consumo al mantener el motor en un régimen más eficiente.

  6. Uso recomendado

    • Cortas: en arranques, tráfico urbano, maniobras, subidas o cargas pesadas.

    • Largas: en carretera o autopista, cuando se mantiene una velocidad constante.

  7. Confort de conducción

    • Cortas: más ruidosas y con vibraciones, sobre todo a altas velocidades.

    • Largas: más silenciosas y cómodas para trayectos largos.

  8. Desgaste del motor y componentes

    • Cortas: mayor desgaste si se usan a altas velocidades durante mucho tiempo.

    • Largas: menor desgaste en condiciones de conducción estables.

  9. Ejemplos típicos

    • Cortas: primera, segunda y en algunos casos tercera.

    • Largas: cuarta, quinta, sexta y superiores, si las hay.

Cuándo hay que utilizar las largas

 

  1. En carretera o autopista: las marchas largas se utilizan principalmente cuando se conduce a una velocidad constante en vías rápidas, como carreteras o autopistas. En estas condiciones, el motor no necesita mucha fuerza para mantener el movimiento del vehículo, por lo que es posible reducir las revoluciones y ahorrar combustible. Por ejemplo, al circular a 90 km/h o más, una quinta o sexta marcha permite mantener esa velocidad con un esfuerzo mínimo del motor.

  2. Después de un cambio progresivo de marchas: no se debe pasar directamente de una marcha corta a una larga sin que el vehículo haya acelerado lo suficiente. Se deben introducir de forma progresiva a medida que aumenta la velocidad. Una vez alcanzada la velocidad ideal, y siempre que el motor no esté forzado ni a bajas revoluciones, se puede realizar el cambio.

  3. Para reducir el consumo de combustible: en condiciones donde no se requiere mucha fuerza del motor, como en terreno plano o con una carga liviana, cambiar a una marcha larga permite reducir las revoluciones del motor y mejorar la eficiencia del combustible. Esto es especialmente útil durante trayectos largos, ya que disminuye el gasto y reduce las emisiones.

  4. Cuando el motor gira a un régimen adecuado: se deben usar únicamente cuando el motor puede mantener un régimen estable, normalmente entre 1.500 y 2.500 revoluciones por minuto, dependiendo del tipo de motor (gasolina o diésel). Si se usa a muy bajas revoluciones, el motor trabajará forzado, lo cual puede producir vibraciones, fallos de combustión o incluso daños mecánicos.

  5. En condiciones de tráfico fluido y sin obstáculos: cuando el tráfico permite mantener una velocidad constante sin necesidad de frenar, acelerar o hacer muchos cambios de marcha, es conveniente usarlas. Por el contrario, en tráfico urbano con constantes paradas y arranques, no son recomendables.

  6. En bajadas suaves o con inercia suficiente: en descensos leves donde el vehículo puede mantener la velocidad por sí solo, se puede utilizar para reducir el esfuerzo del motor. Sin embargo, en bajadas pronunciadas, no conviene usarlas ya que el freno motor disminuye y se depende más del sistema de frenos.

 

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