Giro radical en el precio del diésel: la peor noticia para empezar 2025

• Janire Manzanas
• Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.
• • 30/12/2024 11:00
  • Actualizado: 30/12/2024 11:00

El año 2025 traerá consigo un importante cambio en la fiscalidad del diésel en España, una medida que está generando gran controversia entre conductores, asociaciones medioambientales y sectores económicos. Desde el Gobierno, se ha confirmado la subida del Impuesto Especial sobre Hidrocarburos, que incrementa el precio del litro de diésel en 11,33 céntimos. Este aumento responde a la intención de equiparar la fiscalidad del gasóleo a la de la gasolina, y, según las autoridades, también persigue un objetivo medioambiental: reducir las emisiones contaminantes. Sin embargo, los efectos inmediatos serán evidentes en el bolsillo de los ciudadanos.

Aunque el Ejecutivo defiende la medida como un paso necesario hacia la transición ecológica y el cumplimiento de normativas europeas, muchos ciudadanos y expertos la perciben como un intento de aumentar la recaudación estatal. Además, el aumento fiscal no viene acompañado de incentivos claros que faciliten la transición hacia alternativas más sostenibles, como los vehículos eléctricos, cuyo alto coste y limitada infraestructura de carga dificultan su adopción masiva.

Subida del Impuesto Especial sobre Hidrocarburos

El principal cambio radica en el incremento del Impuesto Especial sobre Hidrocarburos, que pasará de 30,7 a 40,07 céntimos por litro a partir de 2025. Este aumento, sumado al IVA que se aplica al nuevo importe, eleva el coste real en 11,33 céntimos por litro. De esta forma, llenar un depósito medio de 45 litros costará aproximadamente cinco euros más. Aunque el Gobierno sostiene que esta medida busca desincentivar el uso de combustibles fósiles, los conductores particulares serán los más perjudicados, ya que sectores como el transporte profesional y la agricultura quedarán exentos de este incremento.

Actualmente, el precio medio del litro de gasóleo en España es de 1,50 euros. Con el nuevo impuesto, se estima que este precio ascenderá a 1,61 euros por litro. Este incremento no responde a un encarecimiento del precio base del combustible, que seguirá siendo de 92 céntimos por litro, sino a la mayor carga impositiva. En 2025, el 42% del precio del diésel corresponderá a impuestos, lo que pone de manifiesto la importancia de la fiscalidad en el coste final que pagan los consumidores.

El Gobierno justifica la subida fiscal como una medida para reducir las emisiones contaminantes y alinearse con las normativas medioambientales europeas. Aunque el diésel emite menos CO2 que la gasolina, genera más óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas finas, que están asociadas a problemas de salud.

Sin embargo, los críticos argumentan que esta medida carece de un enfoque integral, ya que no se acompaña de incentivos suficientes para fomentar el uso de vehículos menos contaminantes. Los coches eléctricos, por ejemplo, siguen siendo inaccesibles para muchas familias debido a su elevado coste y a la limitada infraestructura de carga.

Más allá de los argumentos ecológicos, la subida del impuesto al diésel también tiene un claro objetivo recaudatorio. Se calcula que el Gobierno obtendrá más de 1.000 millones de euros adicionales al año gracias a esta medida. Para muchos ciudadanos, esto refuerza la percepción de que el verdadero objetivo no es combatir el cambio climático, sino aumentar los ingresos estatales, lo que genera desconfianza hacia las políticas fiscales y medioambientales.

Vehículos con motor de combustión

El futuro de los coches de combustión a partir de 2035 ha generado diversas dudas y especulaciones. La Unión Europea aprobó en 2021 una propuesta para prohibir la venta de vehículos nuevos con motor de gasolina o diésel, con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 y avanzar hacia la neutralidad climática en 2050. La propuesta también incluye a los modelos híbridos. 2035 fue establecido como un hito intermedio, ya que la vida útil promedio de un coche es de unos 15 años, lo que permitiría una reducción significativa de las emisiones de CO2 para 2050.

La normativa, ratificada en octubre de 2022, prohíbe la matriculación de coches nuevos con motores de gasolina o diésel, pero no significa la desaparición del motor de combustión. A partir de 2035, se permitirá la venta de vehículos nuevos con motor de combustión siempre y cuando utilicen combustibles neutros en carbono, como los e-fuels. Estos combustibles sintéticos compensan las emisiones de CO2 generadas en su producción, ya que están hechos de hidrógeno y CO2 capturado.

Aunque se prohíbe la venta de coches nuevos con motor de gasolina o diésel, se podrán seguir comprando vehículos de segunda mano con estas motorizaciones. Además, no se prohibirá la circulación de coches de combustión ya matriculados antes de 2035, aunque podría haber restricciones locales como zonas de bajas emisiones.

Las alternativas a los vehículos de combustión incluyen los coches eléctricos, que solo funcionan con energía eléctrica, y los vehículos de pila de combustible que utilizan hidrógeno. También se exploran otras opciones, como los vehículos a gas que usan gases renovables o biocarburantes.

En resumen, a partir de 2035, no se podrán matricular coches nuevos con motores de gasolina o diésel, pero sí se podrán utilizar vehículos de combustión ya matriculados, siempre que cumplan con las regulaciones de emisiones. Además, se abrirá espacio para alternativas sostenibles como los e-fuels, los coches eléctricos y otras tecnologías limpias.