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El calor afecta gravemente al rendimiento de los motores de coche: menos potencia y más consumo

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Descubre el truco para decir adiós al calor en el coche

El calor afecta de forma significativa a los motores de los coches, tanto de combustión como eléctricos, y pueden conllevar una disminución de su rendimiento y su potencia con temperaturas como las que se han vivido con las sucesivas olas de calor por encima de 40ºC.

Este verano de altas temperaturas, con guarismos superiores a los 40ºC durante semanas enteras, han afectado negativamente a los motores de combustión de los coches. Los motores térmicos, bien sean diésel o gasolina, ven afectado su rendimiento con temperaturas a partir de 25ºC o 30ºC, cuando parte de los componentes están sometidos ya de por sí a las altas temperaturas que se generan en el corazón de las máquinas de combustión.

Uno de los factores en los que más se nota ese rendimiento es en la falta de oxígeno que llega al motor para provocar la combustión necesaria para mover el cigüenal y así transmitir la potencia motriz a las ruedas. La densidad del aire a temperaturas más elevadas hace que el motor no puede ‘respirar’ como lo hace con climas más templados.

Esto finalmente provoca que la mezcla dentro del cilindro con la gasolina no sea idónea, según explica el miembro del Área de Reparación e Innovación Mecánica del RACE, Rafael Soriano Rojas.

Menos potencia y más consumo

El resultado finalmente de esta situación es que el motor del coche puede sufrir una pérdida de potencia, al mismo tiempo que el consumo de gasolina subirá y, por tanto, la autonomía desciende.

Esto se debe a que para subsanar la falta de aire rico en oxígeno, el motor hace la mezcla más rica inyectando más gasolina dentro de los cilindros. Esto implica que el coche va a recorrer menos kilómetros que antes con un depósito y que el consumo de carburante va a ser mayor, aumentando el gasto para el usuario.

El exceso de temperatura teóricamente podría afectar negativamente también a la temperatura de trabajo del motor, que en los coches más antiguos era de 90ºC y en los actuales ronda los entre 100ºC y los 110ºC, explica RACE.

El calor y las baterías de los eléctricos

Aunque el aumento de la temperatura del exterior no afecte tanto al funcionamiento del motor de un coche eléctrico, sí lo hace al rendimiento de las baterías, ya que estas tienen el punto óptimo entre los 14ºC y los 25ºC.

Si llega a superar estas temperaturas, las reacciones electroquímicas que se producen dentro de la batería al hacer la carga y descarga de electricidad se aceleran demasiado.

Por lo tanto, el exceso de temperatura provoca que la vida útil de estos dispositivos de almacenamiento de energía se acorte, un problema que afecta directamente a la autonomía del coche eléctrico.

«Es una de las mayores tareas pendientes por mejorar en este tipo de vehículos, junto con los puntos de recarga, la duración de la recarga y el precio», afirma RACE

No obstante, para evitar que el calor extremo afecte más a las baterías, estas incluyen un sistema de refrigeración líquida propia con electroventiladores añadidos que se activan para enfriar cuando es necesario estos acumuladores.

Además, el motor de un coche eléctrico también incluye refrigeración para que se disipe el calor producido durante su funcionamiento.

Cuidado con frenos y neumáticos

Independientemente de cómo el calor extremo afecta a los motores de combustión o eléctricos de los coches, RACE señala que las altas temperaturas también influyen negativamente en otras partes del vehículo, como los frenos o los neumáticos, que puede sufrir un mayor desgaste.

Finalmente, advierte de que conducir con calor puede suponer un riesgo para la seguridad vial, ya que puede provocar deshidratación al conductor, lo que afecta en sus reflejos y reacciones.

En este sentido, recomienda mantener el aire acondicionado entre 21°C y 23°C, beber agua constantemente y hacer pausas cada dos horas y en trayectos de más de 200 kilómetros.

 

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