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5 averías en el coche puedes sufrir este verano

Reparar un coche
Llevar un coche averiado al taller cuesta una media de 1.232 euros, según los datos obtenidos por un reciente estudio durante los primeros meses del presente año.

Entre nuestros reportajes puedes encontrar un artículo casi de lectura obligada en el que te contamos cómo evitar averías en tu coche. Pero también queremos que seas consciente de cuáles son los problemas más frecuentes en nuestros vehículos en este periodo estival y por los que en mayor número de ocasiones acabamos recurriendo a la grúa.

El popular «calentón»

Muy típico del verano. Circulamos con toda la familia directos a nuestro destino de vacaciones y de reprente observamos cómo el indicador de la temperatura del motor comienza a superar los habituales 90°C a los que estamos acostumbrados. En este caso no dudes un instante y detén el coche en el primer área de descanso que encuentres. Las elevadas temperaturas veraniegas y el esfuerzo extra al que sometemos a nuestro motor con grandes cargas de equipaje, el aire acondicionado y largas distancias hacen en ocasiones que esta temperatura se dispare y el líquido refrigerante no tenga capacidad suficiente para enfriar el motor. Como decimos, en ocasiones es suficiente con realizar una parada de unos minutos para frenar el ascenso de la temperatura, pero en algunos casos un despieste puede habernos llevado a no revisar el depósito del líquido refrigerante y estar éste por debajo del mínimo, lo que puede agravar el problema.

Reventones o pinchazos de neumáticos

Muchos conductores están mal acostumbrados y únicamente prestan atención al estado de sus neumáticos en invierno, cuando piensan que las bajas temperaturas y las lluvias son el peor enemigo de sus ruedas. Pero se equivocan, el verano es un época del año en la que es igual de fundamental mantener nuestras gomas en buen estado. En caso contrario, las elevadas temperaturas del asfalto y las largas distancias en coche incrementan claramente el riesgo de sufrir un reventón en carretera. Y lo peor de todo es que puede suceder con toda la familia en el interior del vehículo.

Igual de importante es revisar la presión de los neumáticos antes de realizar un viaje. El hecho de no haber controlado la presión de las ruedas recientemente provocará casi con total seguridad que viajemos con menos aire del recomendado, lo que aumenta también el riesgo de pinchazo o reventón. Recuerda además que cuando circulamos con el coche muy cargado tendremos que aumentar ligeramente la presión de las ruedas. Revisa el manual de tu vehículo.

Averías en los frenos

Otra avería muy frecuente en verano causada de nuevo por las altas temperaturas. En este caso el problema surge cuando tenemos que realizar un uso excesivo del pedal de freno al, por ejemplo, bajar un puerto o en una situación similar. Si a esto le sumamos que el vehículo va cargado el esfuerzo que debe soportar el sistema de frenado es mucho mayor. Si todos los elementos están «ok» puede que no ocurra nada, pero si por ejemplo tenemos un líquido de frenos con más tiempo del recomendado (recuerda cambiarlo cada dos años), podemos encontrarnos con una clara pérdida de eficacia en la frenada.

Riesgo de quedarnos sin aire acondicionado en verano

Está claro que no nos haría ninguna gracia tener que prescindir del aire acondicionado con las temperaturas actuales. El problema más frecuente con el que solemos encontrarnos en esta situación es que al iniciar el viaje nos damos cuenta de que no enfría. La causa más habitual es no haber conectado el aire acondicionado desde el verano pasado, lo que puede provocar una avería en las tuberías del sistema de ventilación.

El famoso gas refrigerante es otro fallo bastante habitual. Si el aire no enfría a la temperatura deseada necesitaremos recargarlo, operación que deberán realizar en un taller especializado.

Problemas con el turbo

Habitual ya prácticamente en todos los modelos nuevos del mercado, el turbo es un elemento delicado y muy costoso de un motor. Para evitar una avería de este componente en verano lo peor que puedes hacer es apagar el motor de tu coche nada más llegar a tu destino o parar en una gasolinera. Déjalo reposar un par de minutos para que se enfríe y evitar que el aceite que lo lubrica se carbonice.

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