Contenido
- 0.1 Si una persona responde con monosílabos o frases cortas, es porque no tiene habilidades sociales, según los expertos
- 0.2 5 hábitos que tienen todas las personas con un coeficiente intelectual alto, según los psicólogos
- 0.3 Todos los periodistas tienen este rasgo en común, según una encuesta psicológica
- 1 ¿Cuál es el rasgo psicoemocional que comparten los profesores?
- 2 ¿Estos rasgos se aplican por igual en todos los niveles educativos?
- 3 La importancia del desarrollo psicoemocional en la docencia
La labor de los profesores fue objeto de múltiples estudios que buscan entender qué es lo que realmente define a un buen docente. Tradicionalmente, la atención ha estado puesta en los conocimientos técnicos y las metodologías de enseñanza. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que estos factores, aunque importantes, no bastan para explicar por qué algunos profesores logran dejar una huella duradera en sus alumnos.
En el caso concreto de la educación media superior y universitaria, se ha identificado que el componente emocional y relacional del profesorado cumple un papel clave. Las interacciones cotidianas en el aula no solo se centran en el contenido académico, sino también en los modos de relación que los docentes establecen con sus estudiantes. Esto llevó a expertos a examinar con mayor profundidad qué rasgos personales y psicológicos caracterizan al profesorado más valorado.
¿Cuál es el rasgo psicoemocional que comparten los profesores?
La psicología educativa estableció que hay un conjunto de cualidades que tienden a repetirse entre aquellos profesores que logran establecer una conexión profunda con sus estudiantes. A partir de diversos estudios, se han identificado patrones en sus comportamientos y en su modo de ejercer la docencia.
Dos características destacan por encima del resto:
- Poseer una elevada empatía.
- Tener una fuerte orientación al propósito.
Estos elementos, cuando se manifiestan en conjunto, además de permitir una enseñanza más efectiva, también fortalecen el desarrollo emocional de los estudiantes.
Por una parte, la empatía ha sido ampliamente estudiada en el campo de la neuroeducación. Las llamadas neuronas espejo, implicadas en la comprensión emocional de los otros, permiten a los profesores reconocer estados anímicos, identificar bloqueos y reaccionar ante necesidades afectivas del alumnado.
Esta capacidad no se limita a «ser amable», sino que se traduce en acciones concretas: saber cuándo intervenir, cuándo escuchar, cuándo modificar una dinámica o incluso cambiar el enfoque de una clase. La empatía permite generar entornos de aprendizaje en los que los estudiantes se sienten comprendidos y apoyados.
En palabras de Casillas, Cabezas-González y Pinto-Llorente (2016), los estudiantes valoran que su profesor sea «comprensivo», «accesible» y «humano». Estas etiquetas se agrupan bajo lo que puede denominarse una dimensión emocional de la enseñanza.
Por otra parte, y junto con la empatía, los estudios señalan que los profesores más efectivos muestran una marcada orientación al propósito. Esta característica implica que el docente tiene una visión clara de su papel en la formación de personas, no sólo de estudiantes. No se trata únicamente de lograr objetivos curriculares, sino de influir positivamente en el desarrollo personal del alumnado.
Este sentido de propósito se refleja en comportamientos como:
- Coherencia entre lo que se enseña y lo que se hace.
- Disposición a acompañar procesos individuales más allá del aula.
- Compromiso con la mejora continua de su práctica docente.
- Escucha activa y sostenida en el tiempo.
Según Abanades (2020), esta orientación también conlleva habilidades comunicativas desarrolladas, escucha activa y relaciones interpersonales eficaces. De hecho, el autor plantea que la capacidad de acompañar emocionalmente a los estudiantes puede ser tan determinante como el dominio del contenido.
¿Estos rasgos se aplican por igual en todos los niveles educativos?
Una constante en las investigaciones es que tanto en educación media como en contextos universitarios, las valoraciones positivas hacia los docentes incluyen estos dos rasgos. En una encuesta realizada a alumnos de Prepa Ibero Puebla, al ser preguntados sobre qué características apreciaban más de sus profesores, las respuestas se agruparon en torno a:
- Empatía y comprensión del contexto emocional.
- Capacidad de motivar y orientar.
- Preparación académica y claridad al explicar.
- Apoyo constante y disponibilidad.
Los resultados coinciden con lo expresado por Alonso (2019), quien destaca que los estudiantes aprecian que su profesor sea respetuoso, comunicador, responsable y comprensivo.
Estos datos ponen de manifiesto que, si bien la competencia técnica es imprescindible, los estudiantes valoran de manera especial los aspectos relacionados con el bienestar emocional y el vínculo interpersonal.
La importancia del desarrollo psicoemocional en la docencia
El perfil del profesorado ya no puede construirse únicamente con base en criterios académicos. Las instituciones educativas comienzan a integrar programas de desarrollo psicoemocional dentro de sus estrategias de formación continua. La cura personalis, un concepto proveniente de la tradición educativa jesuita, propone precisamente este enfoque integral del acompañamiento educativo: atender a la persona en su totalidad.
Así, se considera que un profesor debe desarrollar:
- Habilidades de gestión emocional.
- Tolerancia a la frustración.
- Equilibrio entre autoridad y cercanía.
- Compromiso ético con su práctica.