Contenido
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- 0.2 10 cosas que hacen las mujeres con TDAH: del cerebro en modo de espera al sentimiento de justicia
- 0.3 La pregunta que ningún padre hace y que sirve para los niños recojan los juguetes sin sentirse regañados
- 1 Las manías de quienes tienen el coeficiente intelectual alto
A menudo se asocia la inteligencia con la capacidad de resolver problemas complejos o de destacar en el ámbito académico. Sin embargo, la realidad es mucho más matizada. Las personas con un coeficiente intelectual alto suelen compartir una serie de hábitos y comportamientos que pueden parecer, a simple vista, pequeñas manías o rarezas cotidianas. Desde rutinas muy estructuradas hasta cierta incomodidad social, estas conductas no son necesariamente negativas: muchas veces son estrategias inconscientes para gestionar un pensamiento más rápido o una sensibilidad más aguda frente al entorno.
Según diversos estudios en psicología cognitiva, las personas con un CI elevado tienden a tener un funcionamiento mental más intenso, lo que puede derivar en patrones de conducta distintos. Esto no significa que sean “mejores” o “peores”, sino que procesan la información de forma diferente. Comprender estas particularidades ayuda no solo a desmitificar la inteligencia, sino también a fomentar el bienestar emocional. Reconocer que detrás de ciertas manías hay una lógica neuropsicológica es fundamental para promover una convivencia más empática y saludable, tanto en el ámbito laboral como personal.
Las manías de quienes tienen el coeficiente intelectual alto
Una de las características más comunes entre las personas con alto CI es la tendencia a pensar de forma continua. Su mente rara vez se detiene, saltando de una idea a otra con facilidad. Esto puede manifestarse como insomnio, dificultad para desconectar o incluso cierta ansiedad cuando no tienen un desafío intelectual a mano. Según informes del National Institutes of Health (NIH) quienes tienen un coeficiente intelectual alto presentan una mayor activación en la corteza prefrontal, zona relacionada con la planificación y la toma de decisiones. Este nivel de actividad cerebral puede explicar por qué necesitan mantenerse ocupados mentalmente, ya sea leyendo, resolviendo problemas o explorando nuevos intereses.
La contrapartida de esta hiperactividad mental es que pueden aburrirse con facilidad ante tareas repetitivas o conversaciones superficiales. En consecuencia, suelen desarrollar “rituales” o pequeñas rutinas que les permiten canalizar su energía cognitiva, como anotar ideas constantemente, escuchar música para concentrarse o preferir el trabajo nocturno, cuando el entorno está más tranquilo.
La búsqueda del orden como refugio
Otra manía frecuente es la necesidad de orden y control. Esto no siempre responde a una obsesión, sino a una forma de equilibrar la sobreestimulación interna. Un entorno ordenado les ayuda a sentir claridad mental. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en un informe sobre salud mental y funcionamiento cognitivo (2023), subraya que las personas con alta capacidad intelectual muestran una mayor sensibilidad al caos ambiental, lo que puede generar incomodidad o estrés. Por ello, mantener rutinas precisas, organizar el espacio de trabajo o planificar con antelación son mecanismos de autorregulación emocional.
Curiosamente, este rasgo no está reñido con la creatividad. De hecho, muchos individuos brillantes combinan un pensamiento flexible con una estructura interna muy marcada. Einstein, por ejemplo, mantenía una rutina diaria casi invariable, convencido de que la estabilidad liberaba su mente para centrarse en lo realmente importante.
Introversión y necesidad de soledad: manías de los que tienen el coeficiente intelectual alto
Si bien no todas las personas con alto CI son introvertidas, muchas experimentan una fuerte necesidad de espacios de soledad. Este tiempo a solas les resulta esencial para procesar la gran cantidad de información que manejan y reflexionar sobre sus ideas. En contextos sociales prolongados, pueden sentirse agotadas o sobreestimuladas, lo que las lleva a buscar momentos de aislamiento voluntario.
Este comportamiento no debe confundirse con timidez o desinterés. Diversos estudios del Raising Lifelong Learners demuestran que las personas con alto CI valoran las interacciones significativas, pero suelen evitar aquellas que perciben como triviales. Prefieren conversaciones profundas, donde puedan explorar temas filosóficos, científicos o artísticos, antes que los intercambios cotidianos superficiales.
Humor, creatividad y pensamiento divergente: personas con el coeficiente intelectual alto
Lejos de ser únicamente racionales, las personas con un coeficiente intelectual alto suelen tener un sentido del humor agudo y poco convencional. Les atraen los juegos de palabras, la ironía y las conexiones insólitas entre conceptos. Este tipo de humor está ligado al pensamiento divergente, una habilidad que permite generar ideas originales a partir de estímulos cotidianos.
La creatividad y la inteligencia emocional también forman parte de este conjunto de manías. Muchos genios históricos —desde Leonardo da Vinci hasta Marie Curie— compartían rasgos como la curiosidad insaciable, la distracción aparente o el hábito de hablar solos mientras pensaban. En realidad, esas conductas eran expresiones de una mente constantemente activa.
Entender para aceptar
Las manías de las personas con un coeficiente intelectual alto no son defectos, sino adaptaciones naturales de una mente que funciona a otro ritmo. Reconocerlas y comprender su origen permite mejorar la convivencia y reducir el estigma que suele acompañar a la diferencia intelectual.
Aceptar estas particularidades es un paso hacia una sociedad más empática, donde la diversidad cognitiva no se perciba como rareza, sino como una forma más de riqueza humana.






