Contenido
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- 0.2 La psicología lo confirma: las personas más felices siempre evitan esta rutina por la mañana
- 0.3 Los sudokus están bien, pero hay un pasatiempo mejor para que los mayores de 60 años estén activos y coordinados
- 1 Así eres si te tocas las manos al hablar
El lenguaje corporal es fundamental para comunicativos. Más allá de las palabras que conforman la base de nuestros discursos, deben analizarse los gestos, posturas y movimientos del cuerpo que aportan información complementaria. De esa manera, es posible reconocer cómo son las personas que se tocan las manos cuando hablan, quienes muchas veces transmiten con mayor profundidad sus emociones y pensamientos. Se trata de un comportamiento que puede parecer rutinario y poco relevante, pero ofrece material de estudio a psicólogos y expertos en comunicación no verbal. En la acción de tocarse las manos al hablar es posible identificar un trasfondo emocional y fisiológico significativo.
En concreto, tales personas pueden revelar nerviosismo, inseguridad o incluso una necesidad inconsciente de autorregularse. Según el doctor Jack Wilson, investigador en lingüística y director del programa de Lengua Inglesa en la Universidad de Salford, los gestos como tocarse las manos no son meros acompañamientos del habla, sino componentes esenciales del proceso comunicativo. El especialista argumenta que privar a una persona de sus gestos naturales puede entorpecer la fluidez y el ritmo del discurso, así como también la selección adecuada de las palabras. «Esto se acentúa especialmente en contextos de alta exigencia emocional, como entrevistas, presentaciones o interacciones con figuras de autoridad», dice Wilson. Por lo tanto, tocarse las manos es un gesto cargado de significados que nos recuerda que la comunicación humana siempre ocurre en múltiples niveles: el verbal, el corporal y el emocional.
Así eres si te tocas las manos al hablar
El cuerpo como canal de comunicación
En su cuenta de Instagram, la psicóloga Nikole Glattke explica que pequeños gestos como frotarse las manos aportan pistas claras sobre el estado emocional de quien los realiza. “Es muy común que nos encontremos con personas que se tocan y soban las manos en una conversación. Este acto indica que la persona está bastante nerviosa e incómoda”.
Para validar su afirmación, Glattke cita investigaciones de ex agentes del FBI, quienes sostienen que el gesto funciona como un mecanismo de auto calma, en el cual se reduce la activación del sistema nervioso simpático.
Además, la psicóloga destaca que existe una relación directa entre este gesto y el sistema nervioso autónomo. «Cuando una persona atraviesa una situación estresante, el cuerpo incrementa la liberación de cortisol, lo que genera sudoración en las palmas de las manos», afirma.
También asegura que el acto de frotarse las manos puede surgir como una forma de controlar así ese exceso de energía o ansiedad. La psicóloga sugiere que, si se detecta este comportamiento en otra persona, se puede responder con movimientos sutiles de la cabeza para transmitir comprensión y generar un ambiente de mayor confianza.
¿Cuál es la importancia del lenguaje no verbal?
Según el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), el lenguaje no verbal representa hasta el 65% del mensaje que se transmite en una conversación. Esto significa que, aunque las palabras sean claras, los gestos pueden modificar o reforzar su significado.
«Tocarse las manos puede ser una expresión de incomodidad, pero también una estrategia inconsciente para autorregular las emociones», según expertos de esta institución. Además, lo consideran un “auto consuelo” físico que resulta comparable con otros gestos como cruzarse de brazos, morderse los labios o jugar con el cabello.
No basta con identificar un gesto aislado, sino que hay que analizarlo dentro del marco de la conversación, el entorno y la personalidad de quien lo realiza. «Un gesto de auto toque puede implicar diferentes emociones dependiendo de su ritmo, intensidad y duración», explican referentes de IEPP.
El Centro de Estudios de Psicología de España señala que los gestos de tocarse son frecuentes en personas con alta sensibilidad emocional o empatía desarrollada.
«Las personas que practican este gesto suelen experimentar las emociones de forma más profunda, por lo que sus gestos de autorregulación aparecen con mayor frecuencia», explican. Además, este tipo de lenguaje corporal se asocia también con individuos introspectivos y con tendencia al pensamiento reflexivo.
Otra interpretación es en el ámbito social, en donde tocarse las manos puede funcionar como una estrategia para modular el lenguaje verbal y el gesto resulta una especie de “ancla” corporal. “También puede cumplir una función de contención, evitando gesticulaciones excesivas en situaciones emocionales o sensibles”, afirman desde la institución.
El componente cultural y la educación emocional
La cultura y los contextos son esenciales para una interpretación de los gestos que no dependa solamente de la psicología individual. Según el Instituto Europeo de Psicología Positiva, la manera en que se enseña a gestionar las emociones desde la infancia influye notablemente en cómo las personas se expresan físicamente durante la edad adulta.
Esto significa que alguien que fue educado en un entorno donde las emociones se verbalizaban poco y se reprimían, podría desarrollar gestos de auto consuelo más marcados al interactuar en público.
«En cambio, una persona con alta inteligencia emocional probablemente también recurra a estos gestos, pero desde un lugar más consciente y con mayor capacidad de autorregulación», aseguran autoridades del instituto.