Si te enfadas demasiado, tienes estos rasgos de personalidad, según los psicólogos

Aparece cuando percibimos una amenaza, una injusticia o una frustración

Si te enfadas demasiado, tienes estos rasgos de personalidad, según los psicólogos

La ira es una emoción que aparece cuando percibimos una amenaza, una injusticia o una frustración que no podemos controlar. Para la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), la ira es «un estado emocional cuya intensidad varía desde una leve irritación hasta una furia intensa». También mencionan que se trata de una reacción fisiológica y biológica. En este sentido, si te enfadas demasiado, la frecuencia cardíaca y presión arterial aumentan, al igual que la liberación de adrenalina y noradrenalina. Si bien forma parte de las reacciones típicas de millones de personas, algunos individuos parecen vivir al borde del enfado permanente y muestran un temperamento que se activa fácilmente ante cualquier estímulo.

La psicología explica que la ira puede originarse tanto por causas externas como una discusión, un contratiempo o una ofensa percibida, como internas, tales como el estrés, la ansiedad o recuerdos de experiencias negativas. Charles Spielberger, psicólogo especializado en el estudio de la ira citado por la APA, señala que no solo se trata de una emoción pasajera, sino de una respuesta compleja que involucra la forma en que interpretamos el mundo y nuestras propias emociones. «Hay personas más impulsivas y sensibles que otras, con un umbral de tolerancia más bajo ante las frustraciones cotidianas». A su vez, el psicólogo Jerry Deffenbacher comenta que si te enfadas demasiado. “La reacción puede no ser siempre explosiva, pero sí persistente, manifestándose en irritabilidad, mal humor o tendencia a aislarse cuando algo los altera”, asegura.

Cómo eres si te enfadas demasiado

El origen emocional del enfado

Las personas que son propensas a enfadarse mucho suelen ser emocionalmente intensas. La psicóloga Silvia Severino, a través de su cuenta de TikTok, explica que estos individuos tienen “un corazón sensible” y sienten con la misma intensidad tanto la alegría como la decepción.

«Su ira, en muchos casos, es una forma de defensa ante una percepción de vulnerabilidad. Cuando aman o se involucran emocionalmente, lo hacen por completo, lo que los lleva a frustrarse cuando no se sienten valorados o comprendidos».

Según Severino, para ellos la decepción puede transformarse en desconexión y, en ese momento, dejan de discutir y optan por el silencio o el distanciamiento como un mecanismo de autoprotección. En este sentido, la ira no siempre se manifiesta en gritos o discusiones.

También puede expresarse a través del retraimiento emocional, el sarcasmo o la frialdad aparente. «Este tipo de ira contenida puede ser igual de perjudicial, ya que se mantiene de forma crónica y termina afectando tanto la salud mental como las relaciones interpersonales», advierte la psicóloga.

Para la profesional, es importante comprender que la ira silenciosa suele pasar desapercibida, pero produce tensiones internas y puede derivar en ansiedad o somatización física, como dolores de cabeza o problemas digestivos.

Un rasgo común que tienes si te enfadas demasiado es la elevada sensibilidad ante las percepciones de falta de respeto o desconsideración. La coach Sonia Díaz Rois, especializada en gestión de la ira, describe en su página web que estas personas «tienen un radar especial para captar las faltas de respeto».

Lo que para otros podría pasar inadvertido, como un tono de voz, una mirada o una palabra mal elegida, puede resultar profundamente ofensivo para alguien con un umbral emocional más bajo.

Según la especialista, este “radar emocional” los mantiene en alerta constante, interpretando pequeños gestos como provocaciones o desaires personales. También señala que suelen ser expertos en recrear peleas imaginarias. Así, pueden pasar horas repasando mentalmente una discusión, reviviendo el enfado como si acabara de suceder.

Además, dominan el arte de ofenderse por el “tono de voz”, es decir, que no importa tanto lo que se dice, sino cómo se dice. «Su sensibilidad a los matices emocionales hace que cualquier variación en la voz del otro sea interpretada como una crítica o una agresión velada», explica Díaz Rois.

¿Cómo identificar el enfado y generar relaciones más saludables?

A veces, si te enfadas demasiado no percibes que te pasa esto. quienes lo sufren creen que simplemente son sinceras, directas o “que dicen las cosas como son”. Según Díaz Rois, suelen justificar sus estallidos emocionales como una expresión de autenticidad.

Sin embargo, detrás de esa aparente franqueza se esconde una dificultad para gestionar la emoción de la ira y expresarla de manera asertiva, clara y responsable. Por lo tanto, no diferencian entre comunicar con firmeza y hacerlo con agresividad.

Una de las consecuencias de no poder diferenciar la firmeza de la agresividad es que produce conflictos frecuentes en el entorno, ya que el otro se siente atacado o invalidado.

«Desde la perspectiva clínica, la expresión asertiva de la ira es la más saludable. Implica reconocer la emoción sin negarla, pero canalizarla de forma respetuosa y constructiva», sostienen miembros de la APA.

En ese sentido, recomiendan aprender técnicas de relajación como la respiración profunda para reducir la intensidad fisiológica del enfado. También sugieren practicar la empatía de ponerse en el lugar del otro antes de reaccionar, porque impulsa respuestas más racionales y menos impulsivas.

 

 

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