Contenido
- 0.1 El motivo por el que muchas personas se sienten incómodas cuando están en grupos pequeños, según una psicóloga
- 0.2 Qué significa que una persona abra los regalos sin apenas mirar el envoltorio según la psicología
- 0.3 El sencillo hábito que comparten las personas más felices, según una médica y medallista paralímpica española
- 1 Los hábitos a aplicar con tus hijos para que sean más felices
- 1.1 El poder del silencio y el acompañamiento emocional
- 1.2 Nombrar las emociones para darles significado
- 1.3 El valor de pedir disculpas
- 1.4 No forzar la cortesía
- 1.5 Tomar en serio las pequeñas preocupaciones
- 1.6 Enseñar a pensar, no solo a resolver
- 1.7 La importancia del aburrimiento para estimular la creatividad
La educación de los hijos no es una cuestión de reglas rígidas ni de exigir comportamientos perfectos, sino de ofrecerles un entorno emocional seguro y modelos coherentes de bienestar integral a nivel físico, emocional y afectivo. En este sentido, según diferentes especialistas, los niños desarrollan autoestima, resiliencia y estabilidad emocional cuando los adultos que los acompañan comprenden lo que sienten y los ayudan a interpretarlo. Por eso, cada gesto cotidiano cuenta: desde cómo respondemos a sus frustraciones hasta el ejemplo que damos ante el error. Ahora bien hay hábitos que debes tener con tus hijos para que sean más felices.
Para la coach especializada en educación consciente, Reem Raouda, citada por CNBC, la felicidad infantil es el resultado de pequeños hábitos sostenidos en el tiempo. Muchos de estos hábitos pueden parecer simples, pero están profundamente ligados al desarrollo emocional y social de los niños. La forma en que los padres gestionan el silencio, expresan sus emociones o reaccionan ante las preocupaciones infantiles determina la calidad del vínculo que se construye en el hogar. Asimismo, especialistas en educación señalan que la felicidad no se enseña únicamente con palabras, sino mediante experiencias que ayudan a los niños a conocerse, confiar en sí mismos y relacionarse sanamente con los demás. La maestra especialista en educación infantil y primaria Lorena Rodríguez señala que las relaciones, el optimismo, la autodisciplina y el juego son pilares decisivos.
Los hábitos a aplicar con tus hijos para que sean más felices
El poder del silencio y el acompañamiento emocional
Según Reem Raouda, uno de los hábitos más destacados que desarrollan los padres que crían hijos felices es comprender el poder del silencio. «No se trata de ignorar al niño, sino de respetar su tiempo emocional y permitirle conectar con lo que siente sin presionarlo para hablar», aconseja.
La forma de hacerlo, por ejemplo, es sentándose a su lado en silencio y estar presentes sin juzgar. Son gestos que fortalecen su capacidad de autorregulación y le enseñan que no todas las emociones requieren una solución inmediata.
Nombrar las emociones para darles significado
Otro hábito esencial consiste en nombrar las emociones con frecuencia, especialmente las propias. Cuando un adulto expresa frases como “Estoy cansado”, “Estoy contento” o “Estoy frustrado”, le ofrece al niño un vocabulario emocional que le permite comprenderse mejor. De esta manera, es una práctica que normaliza hablar de lo que sentimos y elimina la idea de que las emociones deben reprimirse.
El valor de pedir disculpas
Raouda también destaca la importancia de pedir disculpas a los hijos. Reconocer un error no debilita la autoridad; por el contrario, la fortalece al mostrar humanidad y respeto.
En ese sentido, Reem Raouda asegura que cuando los niños observan a sus padres disculparse, aprenden empatía, responsabilidad afectiva y la idea de que reparar aquellas relaciones perdidas es posible.
No forzar la cortesía
Otro hábito debes tener con tus hijos para que sean más felices es aprender a decir “por favor”, “gracias” o “lo siento”. La coach afirma que estas expresiones se aprenden mejor cuando son observadas y no impuestas. Al modelar la gratitud o la amabilidad, los niños las incorporan de manera natural, no por temor a quedar mal, sino por comprensión emocional.
Tomar en serio las pequeñas preocupaciones
Validar los sentimientos del niño, incluso cuando sus preocupaciones parecen insignificantes, es clave para su autoestima. Para él, un juguete perdido o un comentario de un amigo puede ser motivo de angustia real. Al darle importancia a su experiencia, los adultos transmiten respeto y seguridad emocional.
Enseñar a pensar, no solo a resolver
Otra actitud clave para la felicidad de los hijos es no ofrecer siempre soluciones. Como opción, se le puede preguntar «¿Qué crees que deberíamos hacer?». El interrogante invita al niño a reflexionar, tomar decisiones y confiar en sus capacidades. De esa manera, se fomenta el pensamiento crítico y mayor autonomía.
La importancia del aburrimiento para estimular la creatividad
Raouda plantea que el aburrimiento no solo es natural, sino necesario. Cuando los niños no tienen estímulos constantes, aprenden a tolerar la quietud y a explorar su imaginación.
Según la especialista, la creatividad, la autorregulación y la capacidad de disfrutar de momentos simples florecen cuando no todo está planificado o mediado por pantallas. Y entonces se establecen conexiones con tus hijos para que sean más felices.
Construir relaciones sanas y empáticas
La educadora Lorena Rodríguez recomienda que, para criar hijos felices, es fundamental enseñarles a relacionarse de manera respetuosa. No basta con decirles “pórtate bien con tus amigos”; necesitan ver y practicar empatía, gratitud y actos de bondad. Así, el apoyo en la construcción de amistades sólidas contribuye directamente a su bienestar emocional.
Cultivar el optimismo desde la infancia
Rodríguez sostiene que el optimismo es uno de los predictores más fuertes de felicidad. De esa manera, enseñar a ver el lado positivo de las situaciones, sin negar las dificultades, ayuda a los niños a enfrentar la adversidad sin caer en la queja constante.
Valorar el esfuerzo por encima del resultado
El énfasis permanente en el logro genera ansiedad y miedo al fracaso. En cambio, reconocer el esfuerzo, la constancia y el proceso fomenta en los niños una autoestima más estable y una relación más saludable con los desafíos, y acaban siendo más felices.
Fomentar la autodisciplina
La autodisciplina se desarrolla enseñando a los niños a identificar distracciones y evitarlas. Un entorno ordenado y hábitos claros facilitan que aprendan a gestionar su atención y sus impulsos.
El juego como pilar de la felicidad
Para Lorena Rodríguez, jugar no es un premio, sino una necesidad. «A través del juego, los niños experimentan, fallan, prueban ideas, fortalecen vínculos y comprenden el mundo. Dar tiempo para el juego libre potencia su autonomía y bienestar», concluye la profesional.
Compartir tiempo de calidad
El tiempo compartido es un pilar fundamental en cualquier relación familiar. Padres e hijos que disfrutan de actividades juntos, como juegos, caminatas o cocinar en casa, construyen recuerdos significativos que refuerzan su conexión emocional.
Según un informe de UNICEF sobre el bienestar infantil, el tiempo de calidad no solo mejora las relaciones familiares, sino que también tiene un impacto positivo en el desarrollo emocional y cognitivo de los niños.








