Contenido
- 0.1 Un abuelo de más de 80 años: “Antes nos divertíamos con nada, hoy los jóvenes lo tienen todo pero son infelices”
- 0.2 Leer está bien, pero los expertos señalan esta actividad sin pantallas como la mejor alternativa para niños
- 0.3 Si saludas siempre al conductor cuando subes al autobús es por esto: lo dice la psicología
- 1 Cómo son los que apuntan la lista de la compra en papel
En una era dominada por las pantallas y la inmediatez, aún hay quien se aferra al bolígrafo y al papel para tareas cotidianas. Apuntar la lista de la compra a mano, lejos de ser una excentricidad o una resistencia al cambio, se ha convertido en un pequeño acto de identidad. Este gesto aparentemente simple refleja una forma concreta de estar en el mundo: más pausada, más consciente y, sobre todo, más conectada con lo tangible.
Frente a las aplicaciones que organizan el carrito digital o los recordatorios automáticos del móvil, el papel sigue teniendo un poder simbólico y emocional que muchos no están dispuestos a abandonar. Esta costumbre no solo habla de nostalgia. Según diversos estudios, escribir la lista de la compra en papel tiene beneficios cognitivos y emocionales que explican por qué algunas personas prefieren seguir utilizando papel. La Universidad de Tokio publicó en 2021 un estudio en Frontiers in Behavioral Neuroscience en el que concluyó que escribir en papel mejora la memoria y la comprensión al activar áreas del cerebro relacionadas con la concentración y el pensamiento profundo. Esto podría explicar por qué quienes hacen la lista de la compra a mano recuerdan mejor lo que necesitan y se sienten más organizados. Además, detrás de este hábito hay rasgos de personalidad concretos que revelan una manera distinta de relacionarse con el entorno y con la tecnología.
Cómo son los que apuntan la lista de la compra en papel
Las personas que optan por el papel suelen valorar los pequeños rituales del día a día. Escribir la lista se convierte en un momento de orden mental y de anticipación práctica: pensar en lo que falta en la nevera, repasar los menús de la semana o planificar gastos. Según la American Psychological Association (APA), las rutinas que engloban la escritura manual ayudan a reducir el estrés y a reforzar la sensación de control, ya que permiten “externalizar” los pensamientos y verlos reflejados de forma concreta.

En este sentido, el papel o bien escribir a mano funciona como una extensión de la mente: es un espacio donde lo abstracto —la idea de lo que se necesita— se transforma en algo físico y visible.
Además, hay un componente emocional. Muchas personas asocian este gesto con recuerdos familiares: madres o abuelos que apuntaban en un trozo de papel lo que había que comprar el sábado. Aunque es verdad que resulta raro ver a personas actualmente en el supermercado con un trozo de papel, puesto que lo anotamos todo en el móvil.
En todo caso, esa carga afectiva convierte el acto de escribir en una especie de puente entre generaciones. No es casual que incluso en casas digitales actuales se sigan encontrando pequeños papeles en la nevera o en el bolsillo del abrigo. En tiempos de mensajes instantáneos, ese trozo de papel también es un refugio frente a la hiperconectividad.
Rasgos de personalidad: la planificación y la calma
Desde el punto de vista psicológico, quienes apuntar la lista de la compra en papel suelen mostrar rasgos de organización, meticulosidad y planificación. Según la Escala de los Cinco Grandes Rasgos de la Personalidad (Big Five), tenderían a puntuar alto en “responsabilidad” y “estabilidad emocional”. Es decir, son personas que disfrutan del orden y encuentran placer en planificar, pero sin la rigidez del control excesivo. Apuntar la lista de la compra no es solo una cuestión de recordar, sino de estructurar el pensamiento y anticiparse a las necesidades cotidianas.
También se observa en estas personas una inclinación hacia la calma y la atención plena. Mientras el móvil distrae con notificaciones y tentaciones, el papel ofrece un espacio sin interrupciones. Escribir implica detenerse unos segundos y enfocar la mente en una tarea concreta, lo que se relaciona con prácticas de mindfulness o atención consciente. En cierto modo, quienes escriben su lista a mano están entrenando su capacidad de presencia.
Mejora la memoria y el aprendizaje
Varios estudios han demostrado que escribir a mano activa más áreas del cerebro que escribir en una computadora. Este proceso físico involucra la memoria motora, lo que favorece la retención de información y la comprensión profunda del contenido. Las personas que suelen usar las manos para la escritura tienden a recordar mejor lo que han escrito.
Apuntar la lista de la compra en papel: una elección estética y sostenible
Hacia la sostenibilidad
Curiosamente, el papel también se ha convertido en un símbolo estético y sostenible. Algunas personas eligen libretas recicladas o papeles reutilizables, integrando esta práctica en su estilo de vida responsable. Actualmente, gran parte de los europeos declara sentirse más comprometido con hábitos sostenibles que reduzcan el consumo de recursos digitales, incluyendo la energía derivada del uso excesivo de dispositivos electrónicos.

En ese contexto, un gesto tan cotidiano como escribir una lista de la compra en papel puede leerse también como una pequeña forma de coherencia ecológica.
Signo de personalidad
Además, la escritura manual permite un toque personal: subrayar, tachar, dibujar o usar distintos colores para destacar productos. Estos pequeños detalles aportan una sensación de control visual que las pantallas no ofrecen del mismo modo. En un mundo donde todo parece programado y homogéneo, la caligrafía sigue siendo una expresión de individualidad.
La resistencia analógica en un entorno digital
No se trata de una guerra entre el papel y la tecnología. Más bien, de una convivencia. Las personas que siguen escribiendo sus listas a mano no rechazan el progreso: simplemente eligen los espacios donde la inmediatez digital no les aporta valor.
Se trata de preservar ciertos rituales que les ayudan a pensar y sentirse en orden. En ese sentido, esta preferencia podría leerse como una “resistencia suave” frente a la automatización de la vida cotidiana.
A fin de cuentas, apuntar la lista de la compra en papel o bien escribirla a mano encierra algo más que un conjunto de productos: contiene tiempo, atención y un fragmento de la personalidad de quien la escribió. En una sociedad que tiende a simplificarlo todo en clics, ese trozo de papel sigue recordándonos que lo humano —con sus manías, sus gestos y sus rutinas— no se puede digitalizar del todo.






