La llegada de la Navidad transforma la vida cotidiana de los niños, llenando los días de luces, expectativas, reuniones familiares y cambios en la rutina. Con estos estímulos aparecen emociones intensas como alegría, ilusión, ansiedad, frustración o tristeza, que no siempre saben expresar ni comprender. Por ello, acompañar a los niños en el reconocimiento y la gestión de sus emociones se vuelve fundamental para su bienestar emocional y su desarrollo afectivo saludable durante estas fechas especiales. Como la frase de 6 palabras que ayuda a los niños gestionar las emociones en estas fechas.
Desde la psicología, la Navidad es un periodo sensible porque activa deseos, comparaciones y recuerdos, además de aumentar la exigencia social de “estar felices”. Según el centro psicológico Diversa Bienestar Integral, “La navidad te invita a darte un momento para cerrar ciclos, dar nuevos significados, darte la oportunidad de empezar de nuevo, recordar que no estamos definidos por nuestro pasado”. En este sentido, la frase de 6 palabras que ayuda a los niños gestionar las emociones es: “Es tiempo de dar y recibir” y encierra un significado profundo desde la psicología infantil. Dar no se limita a objetos materiales, sino a tiempo, atención, afecto y reconocimiento, elementos esenciales para el apego seguro. Recibir, por su parte, implica aprender a aceptar, agradecer y tolerar la espera o la frustración cuando las expectativas no se cumplen.
Las experiencias activan valores como la generosidad, la empatía, la gratitud y la solidaridad, pero también pueden despertar celos o decepción. Comprender estas reacciones permite a los adultos guiar a los niños hacia un equilibrio emocional, favoreciendo el aprendizaje emocional y social desde el ejemplo consciente, la validación emocional y el acompañamiento respetuoso cotidiano en contextos familiares, educativos y comunitarios navideños.
«Es tiempo de dar y recibir”, según la psicología, puede interpretarse de diversas maneras que ayudan a comprender el mundo emocional infantil. Algunos de sus principales significados son:
Equilibrio entre necesidades propias y ajenas
La frase enseña a los niños que sus deseos son importantes, pero también los de los demás. El centro sanitario Psicología Montesol afirma que esta es una época de reencuentros y, más que de dar y recibir, es un tiempo para compartie.
Dar como expresión de afecto
Para los niños, dar puede significar compartir un juguete, un abrazo o su tiempo. Estas acciones fortalecen el apego y la conexión emocional.
Recibir como experiencia emocional
Recibir no solo implica obtener regalos, sino también aceptar cariño, atención y límites, lo que contribuye a la seguridad emocional.
Aprendizaje de la gratitud
Dar y recibir ayuda a desarrollar la capacidad de agradecer y valorar lo que se tiene.
Tolerancia a la frustración
No siempre se recibe lo que se espera, y esto se convierte en una oportunidad para aprender a gestionar la decepción.
Durante las fiestas navideñas, los niños pueden experimentar una amplia variedad de emociones. Entre las más frecuentes se encuentran:
- Alegría e ilusión: provocadas por la anticipación de regalos, celebraciones y tiempo en familia.
- Ansiedad: surge por la espera, los cambios de rutina o el deseo de que todo sea “perfecto”.
- Frustración: aparece cuando las expectativas no se cumplen o deben compartir atención y objetos.
- Tristeza: puede estar relacionada con la ausencia de un ser querido o conflictos familiares.
- Enfado: deriva del cansancio, la sobreestimulación o la dificultad para expresar lo que sienten.
Estas emociones emergen porque el cerebro emocional de los niños aún está en desarrollo, y necesitan del acompañamiento adulto para comprender y regular sus estados internos.
La Navidad es una etapa clave para fomentar valores esenciales en la infancia. Entre los principales valores que emergen se encuentran:
- Generosidad: aprender a compartir sin esperar algo a cambio.
- Gratitud: valorar lo que se recibe, tanto material como emocional.
- Empatía: comprender cómo se sienten los demás.
- Solidaridad: ayudar a quienes lo necesitan.
- Respeto: aceptar diferencias y normas familiares.
Estos valores no se enseñan solo con palabras, sino principalmente a través del ejemplo y las experiencias compartidas.
Para que la Navidad sea una experiencia emocionalmente saludable, es recomendable:
- Validar las emociones: escuchar y aceptar lo que sienten los niños sin minimizar ni juzgar.
- Hablar sobre emociones: ayudarles a poner nombre a lo que sienten favorece la autorregulación emocional.
- Mantener rutinas básicas: respetar horarios de sueño y alimentación reduce el estrés emocional.
- Modelar conductas: los adultos son el principal ejemplo de cómo gestionar emociones.
- Crear espacio de calma: ofrecer momentos de descanso lejos de la sobreestimulación.
- Reforzar la gratitud: invitar a agradecer lo vivido y lo compartido.
