El hábito de acumular objetos que no sirven para nada no siempre responde a una simple falta de orden o a un descuido en casa. En muchas ocasiones, se trata de una conducta que esconde un trastorno psicológico conocido como acumulación compulsiva o disposofobia. Según la Clínica Mayo, este problema se caracteriza por la dificultad continua para tirar o deshacerse de pertenencias porque la persona siente que necesita guardarlas. «El solo hecho de pensar en desprenderse de algún objeto puede generar un fuerte malestar, de modo que se opta por mantenerlo, aunque carezca de valor económico o práctico», mencionan los expertos.
Sin embargo, si la situación perdura genera desorden en cada habitación porque se llenan de objetos que impiden cocinar, dormir cómodamente en la cama y más. según expertos de la Clínica Mayo, no se trata de desorden ocasional, sino de una conducta persistente que puede afectar la salud física y emocional, así como las relaciones personales y el bienestar general. La acumulación compulsiva puede variar en intensidad, desde casos leves en los que la persona guarda más objetos de lo habitual hasta situaciones graves donde la vivienda queda completamente invadida por montañas de pertenencias. El Centro de Psicólogos Especialistas en Ansiedad destacan que quienes sufren este trastorno suelen sentir apego por los objetos, hasta el punto de considerarlos una parte de sí mismos. «El apego es tan fuerte que la idea de que alguien los toque o se los lleve puede generar ansiedad o conductas violentas», advierten. Además, la persona suele experimentar vergüenza por el estado de su casa, por lo que evita invitar a otros, quedando atrapada en un círculo de aislamiento social.
Qué quiere decir acumular objetos que no sirven para nada
¿Cuáles son los síntomas de la acumulación compulsiva?
Para algunos especialistas, esta compulsión puede estar vinculada a un vacío emocional: la falta de lazos afectivos se sustituye con la compra y acumulación de cosas, lo que crea una ilusión de compañía y seguridad. Sin embargo, este hábito se transforma en una carga que limita la vida cotidiana y genera sufrimiento.
Los síntomas de la disposofobia pueden manifestarse de distintas formas. Uno de los más frecuentes es la incapacidad para decidir qué sirve y qué no, lo que lleva a conservar absolutamente todo por miedo a necesitarlo en el futuro.
Para los expertos del Centro de Psicólogos Especialistas en Ansiedad, estas personas suelen comprar compulsivamente, llegando a casa con más objetos de los que realmente requieren.
«También presentan una tendencia al perfeccionismo extremo, ansiedad y una marcada dificultad para organizar sus pertenencias», comentan. Como consecuencia, la vivienda se convierte en un espacio lleno de obstáculos que entorpecen la rutina y generan una sensación constante de caos.
¿Cuáles son los factores de riesgo de acumular objetos que no sirven para nada?
La Clínica Mayo señala que la acumulación compulsiva suele comenzar en la adolescencia, alrededor de los 15 a 19 años, y empeora con la edad. Entre los factores de riesgo más comunes se encuentran ciertos rasgos de personalidad, como la dificultad para tomar decisiones, problemas de atención y mala organización.
También, sostienen que influyen los antecedentes familiares, ya que tener un pariente con este trastorno aumenta las probabilidades de desarrollarlo. «Los acontecimientos vitales estresantes, como la muerte de un ser querido, un divorcio o la pérdida de bienes en un incendio, pueden actuar como desencadenantes», agregan.
¿Qué consecuencias produce este hábito en la vida cotidiana?
Las complicaciones de este trastorno son mayor riesgo de caídas, lesiones, incendios y problemas de higiene que ponen en peligro la salud. También se generan conflictos familiares y aislamiento social porque la persona prefiere ocultar su entorno desordenado antes que recibir visitas.
«Además, el rendimiento laboral puede verse afectado por la dificultad de concentración y organización, lo que en algunos casos deriva en problemas legales, como desalojos», comentan expertos de la Clínica Mayo.
La psiquiatra María Robles explica en su web que alrededor del 6% de la población mundial acumula objetos en exceso, pero entre un 2% y un 3% cumple con los criterios de acumulación patológica, según el Colegio Internacional de Trastornos del Espectro Obsesivo Compulsivo (ICOCS).
En estos casos, los afectados experimentan fuertes emociones positivas al comprar, como alegría y placer, pero también emociones negativas intensas, como culpa o miedo, al pensar en deshacerse de algo. «No es extraño que lleguen a otorgar a los objetos un valor simbólico o sentimental, incluso creyendo que tienen recuerdos o sentimientos propios», afirma María Robles.
El tratamiento de quienes suelen acumular objetos
Uno de los problemas más frecuentes es que las personas con acumulación compulsiva tienen poca conciencia de la magnitud de su situación. En este sentido, aun cuando el desorden afecta su vida diaria, no siempre lo reconocen como un trastorno.
Sin embargo, un tratamiento psicológico intensivo es importante. «Con la ayuda de profesionales especializados es posible trabajar las creencias erróneas sobre los objetos, gestionar las emociones asociadas a la acumulación y aprender nuevas habilidades de organización y toma de decisiones», sugiere Robles.