Si eres de los que durante si sales fuera de casa, decides llevar tu propia almohada; o bien de los que necesita más de una para poder abrazarla mientras duermes, te interesa este artículo. Aunque parezca que es un hábito ilógico, cada vez más personas eligen descansar en compañía de un objeto. Cuando somos niños, se suele mencionar como “objeto de apego” a cualquier cosa que acompañe al niño en su cotidianidad, según lo describe Donald Winnicott, que sostiene que este objeto reemplaza a la madre con la que el niño pensaba que iba a estar apegado eternamente.
En cambio, en los adultos se puede traducir de distintas maneras, como por ejemplo, que es un hábito, que se trata de una cuestión de salud postural, aunque también puede tener cierto tema psicológico, al comprenderlo como objetos que representan fuerza y ayuda psicológica en la representación de sus vínculos emocionales. Es decir, puede haber cientos de explicaciones para determinados comportamientos, pero lo que debe prevalecer es qué siente la persona, y si realmente se trata de una señal para pedir ayuda a un profesional de salud mental, o simplemente, es una costumbre. Por otra parte, también la forma en que dormimos puede revelar ciertos detalles de nuestra personalidad, según el Instituto de Investigaciones del sueño español. Al respecto, señala que «dependiendo de la posición que adoptemos al dormir, podría verse afectado el funcionamiento de determinados órganos, como el corazón o el estómago», es decir, también está involucrada la salud.
Por qué hay personas que duermen abrazados a una almohada
Algunas teorías psicológicas explican que este hábito suele ser implementado por quienes necesitan de una seguridad y confianza, requiriendo de apoyo y apego, y poniendo en valor las relaciones que tienen con sus vínculos. Esto podría ser una de las explicaciones al por qué necesitan abrazar una almohada antes de dormir.
Otra forma de interpretar este hábito puede ser la necesidad de la persona que lo lleva a cabo de sentirse dependiente emocionalmente de alguien o no inseguro con respecto a determinado vínculo. Esto se traduce en que, en la almohada, encuentra la forma de completar ese vacío emocional que siente, y que necesita para poder relajarse y dormir.
Cómo influyen los objetos de apego como la almohada
Según la investigación Estilos de apego adulto y regulación emocional en población de Quito, Ecuador, «los resultados demostraron que el apego seguro se presenta en mayor porcentaje en las participantes mujeres (60 %), que no existen diferencias por sexo en los indicadores de regulación emocional y que, en la población estudiada, hay una asociación entre estilos inseguros de apego adulto y desregulación emocional».
Es decir, «se concluye que los modelos positivos de sí mismo y de los demás, así como los niveles bajos de ansiedad y evitación, presentes en el estilo de apego seguro, constituyen factores protectores que contribuyen a la regulación emocional».
La ciencia una vez más explica que aún en la edad adulta pueden aparecer estos rasgos de la infancia y que muchos de los comportamientos y actitudes que tenemos en nuestro día a día pueden ser explicadas con teorías psicológicas de esa etapa de la vida.
Cabe destacar que, si la persona es muy ansiosa, probablemente también dormir abrazado a una almohada puede ayudarle a bajar los niveles de ansiedad y así conciliar un sueño reparador, y contribuir a que su cerebro desactive todas las alarmas que se encienden cuando uno atraviesa un momento de ansiedad.
Otros beneficios de dormir abrazados a una almohada
Dependiendo de la posición de tu cuerpo, dormir abrazado a una almohada también puede contribuir a reducir los ronquidos, debido a que tienes una posición más cómoda y así no sólo te beneficias tú, porque te permite dormir más profundamente, sino también quienes duermen junto a ti porque tienen menos ruidos molestos.
Muchas personas suelen utilizar objetos que los ayuden a relajarse y conciliar el sueño, a partir de determinados olores, texturas, entre otros factores. La almohada puede representar uno de éstos, como por ejemplo, se puede perfumar con determinada fragancia; o bien, colocarle una funda con una tela rugosa, que le permita estar en contacto con esa textura.
Esto puede ayudar a que nuestro cerebro entienda que es momento de descansar y así activar el ritmo circadiano, que contribuya al inicio de procesos metabólicos nocturnos, y por ende, a relajarse y lograr conciliar un sueño profundo y reparador que permita recuperar energía para el siguiente día.
Cabe destacar que muchas veces el hábito del sueño suele estar afectado por los episodios que se viven en el día, pero fundamentalmente, por los hábitos, como por ejemplo la hidratación, el deporte y la alimentación, por lo que es clave prestar atención a estos factores si hay problemas de sueño.